martes, 24 de diciembre de 2019

Una Navidad

Muchas cosas ocurrieron que me tuvieron despierto toda la noche. Primero, las pisadas, el ruido de mi padre subiendo y bajando las escaleras, respirando con dificultad. Tenía que ver qué hacía. Me escondí en el balcón, entre la buganvilla. Desde allí tenía una visión completa del salón, del árbol de Navidad y de la chimenea…”
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En Una Navidad (1982) Truman Capote retoma unos personajes ya aparecidos en otra estampa navideña (Recuerdo navideño, 1956). En esta ocasión Buddy debe abandonar a Queene su perrita, a sus primos y a su amiga de sesenta y tantos, quien al parecer es más inocente que él, para pasar la Navidad con un padre al que casi nunca ve.
Buddy viaja a Nueva Orleans donde conocerá la amplia y variopinta corte de las amistades de su padre. Como un trofeo es paseado y presentado, pero no se siente feliz; a pesar de ser agasajado por todos no deja de echar de menos la sencillez de la vida en Alabama. Ni siquiera ve la nieve, el único fenómeno que hubiera compensado este viaje. Lo único que lo sorprende y lo seduce es un juguete que ve en una vitrina.
Pasa la noche de Navidad en vela esperando ser testigo de la mayor revelación para cualquier niño cristiano en cualquier momento de la historia. Sin embargo la decepción aparece, pero es mitigada cuando su padre le compra aquel juguete del que nadie logra separarlo en su viaje de regreso. Cuando vuelve, su amiga le revela la verdadera naturaleza de aquello en lo que creía fervorosamente y que el incidente de Nueva Orleans puso en entredicho.
La creciente banalidad de una época que ha olvidado el sentido de unas creencias que, ciertas o no, han hecho parte del imaginario de cientos de generaciones se materializa en esta experiencia de Buddy que, dejando de lado la anécdota personal, podría ser la de millones de niños en todo el mundo.
Con Una Navidad terminan las publicaciones de Truman Capote y se consagra la maestría de un autor que como pocos supo consignar mediante la literatura su propia historia y reflejar en ella la de muchas otras personas.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Dune

"La razón es la primera víctima de las emociones fuertes."
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En un lapso de 20 años (1965-1985) Frank Herbert publicó los seis volúmenes que componen una de las piezas maestras de la ciencia ficción. Incorporando elementos de la ecología, las religiones y la sociología, entre otros, esta obra que empieza con Dune y termina con Casa capitular Dune no ha logrado ser superada hasta ahora. El autor recurre a múltiples textos, que sólo existen en este universo creado por él, para encabezar como epígrafes los capítulos de cada una de las seis novelas e iluminar u oscurecer los acontecimientos narrados, utilizando profusamente el recurso de la intertextualidad.
En un futuro lejanísimo, un imperio que se extiende por muchos planetas ha florecido después de cruentas guerras, pero la frágil paz que ha alcanzado se verá alterada cuando la realidad de Arrakis… Dune… el planeta-desierto donde viven los fremen (una comunidad semi nómada) cambie drásticamente.
Una nueva Casa ha llegado al planeta para administrar la explotación de la sustancia más costosa del universo conocido: la melange, un producto residual del organismo de los gigantescos gusanos que sólo viven en sus arenas; esta “droga de la salud”, además de potenciar la mente, es la clave del poder. Tanto la Bene Geserit, una comunidad femenina cuyos miembros tienen la capacidad de dominar cualquier función corporal, como las grandes Casas que conforman la intricada red de poderes del Imperio, la CHOAM (corporación que controla los viajes espaciales gracias a sus navegantes que pueden plegar el espacio), así como los planetas especializados en la elaboración de aparatos o en la reproducción ad infinitum de copias genéticas, dependen de la melange.
Con la llegada a Arrakis de Paul el heredero de la Casa Atreides, originaria del planeta Caladan, empezará la cadena de sucesos que tendrán repercusiones universales durante los milenios venideros, donde se demostrará una y otra vez que el ser humano puede dominar casi todo menos las pasiones que alcanzarán niveles inimaginables.