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viernes, 24 de agosto de 2018

El viento en los sauces


“Nosotros, los que desde hace tiempo hemos perdido los sentidos físicos más sutiles, no tenemos el vocabulario adecuado para expresar la comunicación de un animal con el mundo que lo rodea.”
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En 1908 Kenneth Grahame publica un clásico de la literatura infantil: “El viento en los sauces” con ilustraciones de Paul Bransom; desde entonces las aventuras de Topo, Rata de agua, Tejón y Sapo han acompañado a lectores de todas las edades.
Todo comienza un día de primavera cuando Topo influenciado por el espíritu de la tierra que renace decide explorar el mundo exterior. Cuando sale a la superficie su amplitud lo sorprende. Con quien primero hace amistad es con Rata de Agua (navegante y poeta) quien lo invita a quedarse en su casa a la orilla del río. Desde allí, Topo continuará después conociendo lugares como el Bosque Salvaje o la mansión de Sapo y personajes como su frívolo e irresponsable dueño o el señor Tejón que representa la mesura.
En “El viento en los sauces”, donde todos llevan una vida alterada solamente por las vicisitudes propias de cualquier comunidad, conviven seres humanos y animales en orden de igualdad mezclando sus asuntos como sucede en las malhadadas aventuras de Sapo, que no conoce restricciones, o las aventuras de Rata y Topo relacionadas con las características de cada estación.
Tanto en la tradición popular como en la literatura universal se encuentran bastantes ejemplos de cuentos y fábulas con animales humanizados; desde Esopo hasta nuestros días muchos autores han dedicado su talento a escribir historias de animales cuyas vidas como las de los humanos están marcadas por el carácter de cada individuo.

sábado, 18 de noviembre de 2017

La otra parte

En una región de China, Claus Patera un multimillonario alemán creó un país donde todo es antiguo o solamente viejo, en todo caso anterior a 1860, pues este hombre quien es heredero de una fortuna fabulosa abomina del progreso.
Rodeado por un enorme muro este lugar llamado El Reino de los sueños se rige por leyes misteriosas donde las cosas tienen la apariencia que tendrían en un sueño o en una pesadilla indistintamente y donde los hechos están signados por un aura determinista como si una mente con un poder inusitado dominara los acontecimientos.
Aunque no es solo esa apariencia la que mantiene la realidad de este lugar en un manifiesto desasosiego, es también la sospecha de que nada de lo que pasa allí es permanente como si la inminencia de un desastre acechara cada día.
Los personajes de La otra parte están marcados por las obsesiones, las neurosis, la histeria: caracteres que se encuentran en cualquier novela pero cuyo comportamiento es bastante perturbador cuando se reúnen en un mismo lugar. Quizá sea esa la razón para haber sido invitados por el misterioso Patera quien aparece pocas veces sin saberse si es él en verdad o un sosia que lo suplanta.
Pero este pequeño mundo que tiene un contacto limitado con el exterior se verá amenazado por la llegada a Perla, la capital, de Hércules Bell, un pragmático norteamericano que intentará aplicar los últimos avances de la civilización, lo que precipitará un enfrentamiento de consecuencias imprevisibles.
Esta novela fantástica, con visos apocalípticos, publicada en 1908 e ilustrada por el mismo Alfred Kubin, su autor, impresionó a un amplio círculo de artistas y escritores como Franz Kafka o Herman Hesse quien expresó su admiración con palabras bastantes elogiosas.
Aunque nunca tuvo mucha difusión, su lectura vale la pena. Pero recuerde todo está en clave onírica o de pesadilla como usted lo prefiera.