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viernes, 8 de marzo de 2019

Miramar

“El ascenso evoca el descenso, la fuerza rememora la debilidad, la inocencia alude a la corrupción y la esperanza, a la desilusión.”
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En una pensión de la ciudad de Alejandría confluyen, representados por los personajes que allí viven, los aspectos más relevantes de la sociedad egipcia alrededor de 1965, fecha en la cual fue publicada la novela “Miramar” escrita por Naguib Mahfuz; una sociedad liderada por Abdel Násser el dirigente que desde 1954 intentaba arrancar a su país del adormecimiento de siglos en los que fue dominado por extranjeros.
Cuatro voces relatan los mismos sucesos que tuvieron como epicentro esa pensión (agregando, cada uno de ellos, datos desconocidos por los otros y relevantes para componer toda la historia): un anciano periodista retirado, antiguo luchador por la independencia de Egipto; un joven terrateniente que trata de aprovecharse de la nueva situación política y social; un joven e inseguro locutor de radio y un activista campesino que quiere medrar socialmente. Junto a ellos encontramos a dos personajes que se ubican en los extremos del espectro social: Marina la propietaria, una mujer venida a menos de origen griego que representa la nostalgia y la belleza que pudo tener el pasado y Sohra Salama una bella campesina fuerte y decidida que ha escapado de su aldea y del dominio de su familia; un hecho que para todos es reprobable pero que las nuevas condiciones sociales del país hacen posible.
Los días pasan, entre las intrigas cotidianas y las presiones para adaptarse al nuevo aire de los tiempos, en el lugar donde Marina y Sohra encarnan la realidad de una nación que recuerda un pasado al que los años han limado las aristas y que mira con esperanza hacia un brillante futuro que tal vez llegue a cumplirse.

viernes, 10 de marzo de 2017

Tres tristes tigres

En medio de uno de los fenómenos culturales más importantes de América Latina, aparece en 1965 Tres tristes tigres, una novela que presenta múltiples facetas como sucede con todas las obras del llamado “boom latinoamericano” que hizo conocer nuestra literatura en todo el mundo.
1958 fue el año escogido por Guillermo Cabrera Infante para retratar una ciudad latinoamericana caracterizada por tener una atmósfera que la hizo única entre las capitales de este continente.
Se plantean varias historias que tienen como hilo conductor el hincapié que se hace en la manera de hablar de sus protagonistas: desde las comadres que se escriben cartas o que hablan por teléfono hasta los diálogos (con base en juegos de palabras) entre un actor y un periodista que hacen gala de sus amplios conocimientos. Es tarea del lector ubicar en el universo de la novela estas historias y los personajes que contribuyen a recrear el clima de una ciudad que parece hecha para el placer.
Se percibe en la lectura de la novela la música de Cuba y las noches vibrantes de la ciudad donde el aspecto más evidente es el entorno de La Habana de Batista, el dictador, con sus cabarets y locales nocturnos cuya vida agitada habla por boca de personajes como La Estrella o los dos turistas estadounidenses, mientras que en el recorrido por sus calles se dan a conocer mujeres de todas las condiciones.
Después de terminarla se me ocurre que esta novela debería ser leída en voz alta por un cubano, para apreciar con propiedad un texto rico en coloquialismos, juegos de palabras y giros idiomáticos.