Tom Sharpe, con un afilado sentido
del humor y una gran habilidad para la ironía cuenta en su novela Wilt,
publicada en 1976, los acontecimientos en los que se ve envuelto un profesor que
dicta clases de literatura en una escuela de artes y oficios.
Henry Wilt tiene que lidiar con el
fuerte carácter de su esposa, con la incompetencia administrativa del lugar donde
trabaja y con la resistencia que oponen sus estudiantes a los conocimientos que
pretende impartirles. Por otro lado Eva Wilt, su esposa, intenta suplir sus
insatisfacciones y la indiferencia de él dedicándose con brío y absoluto
compromiso a la limpieza compulsiva y a actividades tan disímiles como la
cerámica o el yoga.
Es un mundo que se desenvuelve
monótonamente, hasta que empieza a desmoronarse cuando Henry Wilt decide poner
en práctica el plan que ha acariciado durante algún tiempo: asesinar a Eva. Pero
las cosas se complican cuando ella se involucra con una pareja norteamericana
que profesa las ideas progresistas que hacían carrera en la academia
norteamericana de los setenta.
La desaparición de Eva y la
creencia de que ésta ha sido asesinada, permite que entre en escena un
inspector de policía que con su tendencia a sacar conclusiones obvias de la
realidad inicia una investigación de la que se conoce el resultado de antemano.
En esta novela el absurdo y la
lógica se mezclan indistintamente, no sólo para explicar una serie de sucesos
que rodean unas supuestas muertes, sino también para diseccionar, con agudeza, la
sociedad de la época en que se desarrolla la historia; no muy diferente de la
actual.