Mostrando las entradas con la etiqueta 1924. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta 1924. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de octubre de 2018

La vorágine

“…el alma es como el tronco del árbol, que no guarda memoria de las floraciones pasadas sino de las heridas que le abrieron en la corteza.”
*************************
En La vorágine de José Eustasio Rivera publicada en 1924, el lector se encuentra con una de las frases más contundentes al inicio de una novela: “…jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”.
Un supuesto manuscrito que le llega al cónsul de Colombia en Manaos donde se relatan las desgracias que les ocurrieron a Arturo Cova, Alicia, Clemente Silva y a otras víctimas de la fiebre del caucho es la base de esta obra.
Arturo Cova y Alicia huyen de las presiones sociales que los acosan en Bogotá, adentrándose en los llanos colombianos y la selva amazónica, un territorio donde hombres y mujeres se rigen por normas muy distintas a las conocidas. Allí la ambición y la crueldad son el denominador común y el espíritu de Arturo, alimentado por la poesía, es incapaz de sobreponerse al horror con que se encuentra. Inexorablemente se verá envuelto en la misma dinámica de violencia que encadena a los demás aunque él y quienes lo acompañan se hayan trazado otros objetivos, tan terribles y fatales como la codicia.
La desmesura caracteriza las regiones descritas por Arturo Cova en la relación de hechos que hace. Las enfermedades, las alucinaciones, las ciénagas, los ríos, las plagas que lo devoran todo a su paso son a su vez metáforas de las pasiones que se agitan en un mundo de esclavos y esclavistas.
En esta novela la tensión nunca disminuye. Cada momento expresa sin agotarla la barbarie que domina a víctimas y a victimarios, enredados todos en la misma telaraña de intrigas y traiciones que tiene como escenario principal un lugar tan sombrío como sus actos.

viernes, 29 de septiembre de 2017

Pasaje a la India

Pasaje a la India
En 1924, el año en el que fue publicada Pasaje a la India, el Imperio británico conservaba la mayor parte de su territorio, aunque ya soplaban vientos de cambio. En la India, la llamada joya de la Corona inglesa, su dominación se veía cada vez más cuestionada.
E. M. Forster, quien vivió unos cuantos años en ese subcontinente, supo calibrar este fenómeno de manera certera. Con gran valentía, si se tiene en cuenta su lugar de origen, cuestionó en su novela tanto la mirada reduccionista de sus compatriotas como la posición ambivalente y contradictoria de los indios de las dos confesiones dominantes: hinduismo e islamismo. Denunció el talante despectivo de los ingleses con respecto al carácter de mahometanos e hindúes así como la indolencia y la supuesta corrupción de estos. Pero sobre todo censuró la incapacidad de los colonizadores de identificar ese comportamiento como una percepción intuitiva de la realidad frente al cristianismo pragmático con que los occidentales regían sus vidas en aquel lugar.
En medio de esta lucha sorda, entre dominadores y dominados, Forster ubica como eje central de la novela un incidente que une momentáneamente a hindúes y musulmanes en una causa común frente a los invasores.
En una ciudad secundaria el doctor Aziz, un musulmán, se ve envuelto en una situación que le puede costar la cárcel y hasta la vida como consecuencia de las afirmaciones de Adela, una joven recién llegada de Inglaterra, quien es respaldada radicalmente por todos sus compatriotas. Sin embargo Fielding el director del instituto, un librepensador que se rige por otra escala de valores, no tiene la misma perspectiva de las cosas y decide apoyar al doctor Aziz ganándose la animadversión de la colonia inglesa local.
Pero no sólo vemos aquí el forcejeo entre cosmovisiones que se desprecian y niegan mutuamente. También se plantea la posibilidad de que nazca la amistad entre personas de procedencias y pensamientos distintos y se analiza desde diversos puntos de vista el concepto de nación, una idea tan polémica hace casi cien años como lo es hoy en día.

sábado, 18 de febrero de 2017

Josefina la cantora o El pueblo de los ratones

La historia de Josefina es una historia singular en la vida de un pueblo singular cuya actividad principal es trabajar y escapar de sus enemigos. Sin embargo Josefina, que trabaja como todos, ha desarrollado una habilidad que no es común a los demás. Canta. Pero su canto no resiste el análisis. Cuando se intentan entender las razones por las que todos la oyen con reverencia no se encuentran motivos para tal fenómeno. Quizá sólo se deba a las condiciones tan particulares en que viven: el hacinamiento y la zozobra constante.
Se ha analizado desde varios ángulos la autoridad y evidente dominación que ejerce Josefina en su papel de cantora y no se ha llegado a una conclusión satisfactoria.
Paradójicamente como individuo aislado no tiene ninguna influencia. Sus demandas para ser tratada como un ser especial, no se escuchan. A pesar de las presiones que ejerce, todos permanecen sordos a sus exigencias.
Tal vez decida desaparecer aunque está segura de que si no vuelve a cantar, a ensimismar a su pueblo, desaparecerá del recuerdo así como han desaparecido tantos hechos de una comunidad a la que no le interesa ni la historia ni la música.
No es difícil encontrar interpretaciones para Josefina la cantora o el pueblo de los ratones (, el último cuento escrito por Franz Kafka. Es una metáfora que cada lector explicará desde su particular manera de ver el mundo. O puede, simplemente, identificarse con Josefina, que es de hecho uno de los personajes más conmovedores de la literatura cuyo único deseo verdadero es ser reconocida por los demás… Como cualquier artista.