lunes, 25 de junio de 2018

Última salida para Brooklyn

“Su cuerpo se estremeció leve, involuntariamente. Nada desgarraba, ni siquiera ligeramente, la oscuridad; tenía los ojos cerrados y su cabeza estaba encerrada en un mundo de tinieblas del que no veía ni sentía los límites. Harry mismo era inexistente. No había más que oscuridad.”
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Los aspectos más sombríos de la naturaleza humana constituyen la trama de Última salida para Brooklyn, una novela de Hubert Selby Jr. En ella, personajes acorralados por la insatisfacción y las carencias llenan su vida con drogas, sexo compulsivo, vandalismo o ataques indiscriminados a la gente común.
En esta obra sujetos tan patéticos y conmovedores como Georgette y su círculo de “amigas” o tan abiertamente agresivos y peligrosos como Tralala intentan dar significado a una existencia que no les ofrece salidas. En las estampas finales del libro la violencia cotidiana, que se escuda detrás de la ignorancia y la pobreza, es quizá más terrible que la que ejercen los gamberros como Vinnie o los sindicalistas corruptos como Harry que oculta su frustración tras una masculinidad exacerbada.
Utilizando un lenguaje duro y explícito el autor recrea un aspecto de la sociedad estadounidense que en 1964 no era tan conocido: la cara oscura del “baby boom”; Selby Jr. aprovecha todos los medios que ofrece el lenguaje para elaborar sabiamente una estructura narrativa que revive en cada página la violencia que afecta directamente a los personajes de la novela.
Su lectura desvirtúa esa imagen que los Estados Unidos quisieron vender al mundo mediante una profusión de sitcoms que llegaron a todos los rincones de la tierra: la de una sociedad bien avenida (especialmente de clase media) que resolvía con facilidad los conflictos entre las personas y donde las acciones dignas de castigo no tenían consecuencias profundas.
Una novela que fue llevada a los tribunales en Inglaterra, acusada de obscenidad, y que tuvo entre los testigos de la defensa nada más y nada menos que a Anthony Burgess merece ser tenida en cuenta, no sólo como una de esas obras que cuestionan la imagen de una sociedad específica sino también como un documento que contribuye al análisis, desde diversos puntos de vista, de la capacidad que tiene la humanidad para hacerse daño a sí misma.