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viernes, 6 de septiembre de 2019

Los amigos


“La luz siempre está ahí, pero los colores se esconden. Debe haber millones de cosas así en el mundo. Existen, pero ocultas, y no podemos verlas. Algunas se muestran tras un pequeño cambio; otras sólo tras la larga y difícil búsqueda de científicos o exploradores. Me pregunto si habrá algo escondido esperando a que yo lo descubra.”

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La novela Los amigos (1992) de Kazumi Yumoto inicia con el proceso de una indagación trascendental: ¿qué pasa en el preciso momento de la muerte de una persona? Un tema que preocupa a Kiyama, Kawabe y Yamashita, tres chicos que están a punto de abandonar la infancia. Afortunadamente, para ellos, se enteran de que hay en el vecindario un hombre viejo y huraño cuyo aspecto y el de su casa presagian un inminente desenlace.
Deciden acecharlo para esperar su muerte y ver cómo sucede este misterio. Lo observan estrechamente y nada los interrumpe, ni la curiosidad de sus compañeros, ni las exigencias del colegio o de sus familias. Sin embargo, la vigilancia se prolonga e inevitablemente se dan contactos que terminan por producir un acercamiento entre el anciano y los niños cuando sobrepasan la lógica desconfianza mutua. La acechanza se transforma en amistad.
Los niños descubren en la historia del hombre sucesos que quizá expliquen su hosco comportamiento y el anciano recibe nuevos bríos con la energía que le insuflan estos chicos para los que todo en el mundo es nuevo.
En esta novela de formación, o de aprendizaje, el lector se encuentra con dos temas siempre actuales: la muerte y la relación entre generaciones; aunque durante el transcurso del relato el foco de interés inicial pierde fuerza y ya no es el fallecimiento de una persona lo importante, es la amistad y sus lazos que nacen y pueden tejerse de múltiples maneras.

viernes, 3 de febrero de 2017

Jazz

En 1992 Toni Morrison publicó Jazz, una novela de imágenes, de escenas cinematográficas y de sonidos lentos o exaltados, donde pinta con destreza la vida de una minoría durante las primeras décadas del siglo XX en la gran Ciudad: Nueva York. Sus protagonistas son inmigrantes del campo estadounidense, descendientes de hombres y mujeres recién liberados de la esclavitud.
Ellos, entre otros, contribuyen a darle a esta urbe las características que la convertirán en la metrópoli por antonomasia del siglo veinte. Pertenecen a una población que dibuja su propia geografía con una idiosincrasia bastante definida. En la novela se mezclan dos ámbitos: la ciudad que se recompone constantemente con cada nueva ola de recién llegados y el campo donde se hunden las raíces de los personajes que la protagonizan.
A consecuencia de una muerte se empiezan a perfilar algunos ambientes del lugar donde ya en 1926 podría perderse el alma con mucha facilidad. Las vidas de Violet y Joe Trace estarán marcadas por acontecimientos triviales que se vuelven tan memorables como la acción que se describe en el primer párrafo, donde se decide el tono de la obra. Pequeños acontecimientos que, sin embargo, adquieren dimensiones de gran drama. Como el destino de Dorcas, una joven mulata envuelta en el amasijo de emociones que constituyen la realidad de Joe y de su esposa Violet.
Si se lee la primera página será imposible dejar inconcluso este libro. Aunque su manera de narrar recuerde a Faulkner, Toni Morrison nos cuenta con voz particular la historia de unos amores poco convencionales.

jueves, 19 de enero de 2017

Esperando a los bárbaros

"...anocheció y los bárbaros no llegaron.
Y unos vinieron desde las fronteras
y dijeron que bárbaros ya no existen.
Y ahora qué será de nosotros sin los bárbaros."
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Esperando a los bárbaros, escrito en 1904, forma parte de los 154 poemas canónicos de Constantino Cavafis y es quizá uno de los más conocidos de este autor; sobre todo después de que el premio Nobel le fuera concedido en 2003 a J. M. Coetzee, quien entre otras obras había publicado una novela con el mismo nombre en 1980.
Cavafis, el poeta de Alejandría, describe un suceso ambientado en las postrimerías de un imperio indefinido. Evoca el esplendor de una vieja civilización, manifiesta sus aprensiones y esperanzas de entregar la responsabilidad a quienes no se sabe si existen. Sin embargo, Cavafis no menciona el temor a lo desconocido ni cuestiona las pasadas acciones del imperio.
Los bárbaros allí, son una entidad imprecisa como en la novela de Coetzee, donde se ha querido ver únicamente un cuestionamiento a la violencia de Sudáfrica, cuando es también la mirada que dirige a su interior un hombre de mediana edad a quien la vida no le ha permitido encontrar respuesta a sus preguntas. Funcionario de un pueblo fronterizo, asiste impotente a los esfuerzos del imperio por justificar su dominación y su violencia.
Una situación analizada en otro libro homónimo, publicado en 1992 por el editor y periodista francés Guy Sorman donde se exponen las leyes y las políticas de diferentes lugares del mundo contemporáneo con respecto a los bárbaros de hoy: los inmigrantes y los drogadictos. Un problema que se extiende por toda la historia del siglo XX y que ha alcanzado unas dimensiones al parecer inmanejables en estos comienzos del siglo XXI.