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viernes, 6 de septiembre de 2019

Los amigos


“La luz siempre está ahí, pero los colores se esconden. Debe haber millones de cosas así en el mundo. Existen, pero ocultas, y no podemos verlas. Algunas se muestran tras un pequeño cambio; otras sólo tras la larga y difícil búsqueda de científicos o exploradores. Me pregunto si habrá algo escondido esperando a que yo lo descubra.”

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La novela Los amigos (1992) de Kazumi Yumoto inicia con el proceso de una indagación trascendental: ¿qué pasa en el preciso momento de la muerte de una persona? Un tema que preocupa a Kiyama, Kawabe y Yamashita, tres chicos que están a punto de abandonar la infancia. Afortunadamente, para ellos, se enteran de que hay en el vecindario un hombre viejo y huraño cuyo aspecto y el de su casa presagian un inminente desenlace.
Deciden acecharlo para esperar su muerte y ver cómo sucede este misterio. Lo observan estrechamente y nada los interrumpe, ni la curiosidad de sus compañeros, ni las exigencias del colegio o de sus familias. Sin embargo, la vigilancia se prolonga e inevitablemente se dan contactos que terminan por producir un acercamiento entre el anciano y los niños cuando sobrepasan la lógica desconfianza mutua. La acechanza se transforma en amistad.
Los niños descubren en la historia del hombre sucesos que quizá expliquen su hosco comportamiento y el anciano recibe nuevos bríos con la energía que le insuflan estos chicos para los que todo en el mundo es nuevo.
En esta novela de formación, o de aprendizaje, el lector se encuentra con dos temas siempre actuales: la muerte y la relación entre generaciones; aunque durante el transcurso del relato el foco de interés inicial pierde fuerza y ya no es el fallecimiento de una persona lo importante, es la amistad y sus lazos que nacen y pueden tejerse de múltiples maneras.

viernes, 31 de mayo de 2019

El último amigo


“…el valor de nuestra amistad eran nuestras diferencias, nuestras divergencias, pero nunca nuestra oposición. Nos complementábamos, estábamos profundamente orgullosos de la fuerza que cimentaba nuestro vínculo.”
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Sobre los altibajos y tropiezos que tiene un fenómeno tan complejo como la amistad, hay en la historia de la literatura múltiples ejemplos. Basten como referencia tres obras relativamente cercanas en el tiempo: Narciso y Goldmundo de Hermann Hesse, Kokoro de Natsume Sōseki y por supuesto El último encuentro de Sándor Márai.
En El último amigo, la novela del escritor marroquí Tahar Ben Jelloun publicada en 2004, se plantea un acercamiento desde un enfoque bastante original proporcionando una perspectiva nueva y fresca a un tema siempre actual.
La historia comienza con el encuentro, en el bachillerato, del tangerino Mamed y Alí, un muchacho recién llegado de Fez, una ciudad de provincias menospreciada por los habitantes de Tánger, el famoso puerto del Mediterráneo.
La simpatía inicial les permite superar las diferencias de temperamento, así como armonizar sus distintas posiciones frente a la religión y la política, dos cuestiones harto espinosas en un país como Marruecos en la segunda mitad del siglo pasado.
Después de treinta años de mantener una amistad que causa escozor en algunas personas por su intensidad, de sortear dificultades y verse afectados directamente por los problemas de su país, surge entre ellos algo que podría acabar abrupta y definitivamente con una relación que se ha mantenido en el tiempo gracias a una comunicación constante.
En esta novela son los protagonistas quienes narran los acontecimientos, dibujando al mismo tiempo sus personalidades sin ocultar las propias motivaciones, lo que los convierte en unos personajes absolutamente verosímiles.
Al final se conocerá la causa de la ruptura, un motivo que para algunos no será válido mientras que para otros estará completamente justificado.

viernes, 21 de julio de 2017

El último encuentro

En El último encuentro, la novela de Sandor Márai publicada en 1942, se reconstruyen las dramáticas circunstancias que marcaron toda una amistad. Una carta esperada durante muchos años da paso a los recuerdos de un general retirado, quien hace un recuento de su vida.
A los diez años Henrik el hijo de un militar austríaco y una dama francesa conoce, en un colegio de la Viena imperial, a Konrád el hijo de un noble empobrecido. Al cabo de los años Konrád desaparece intempestivamente y después de cuatro décadas cuando anuncia su regreso, Henrik vuelve a rememorar cómo vivió la desaparición de su amigo y como este hecho marcó su vida posterior. Analiza, con una precisión quirúrgica, los momentos cruciales en los que se fraguó la traición de la que se considera víctima y los años posteriores en los que pasó por todos los estadios de quien quiere vengarse.
Ya en la vejez Henrik sólo tiene dos preguntas, que acaso queden sin respuesta. Pero antes de hacerlas expone su profundo sentido de la amistad, por el que se guió siempre, y cómo ésta pudo superar las grandes diferencias de carácter y las graves heridas que causa la perfidia.
Konrád no lo contradice. Sus intervenciones en este encuentro se limitan a algo más que una escueta relación de su vida en el Oriente. Escucha en silencio como un hombre, que pasó años intentando comprender las razones para ser traicionado, llega a la conclusión de que después de todo tiene derecho a la venganza.
En una prosa magistral Márai describe un personaje enmarcado en una rígida escala de valores, en oposición a la naturaleza de su amigo, más acorde con los grandes cambios que ha sufrido el mundo en esas cuatro décadas en las que estuvieron separados.
Esta novela cuya intensidad aumenta con cada argumento, con cada explicación, nos remite a otras obras, filosóficas o literarias, donde también se analiza, pero desde otros ángulos, esa íntima relación de los contrarios, como por ejemplo El nacimiento de la tragedia de Friedrich Nietzsche o Narciso y Goldmundo de Hermann Hesse.

viernes, 23 de junio de 2017

Kokoro

kokoro
En 1914 aparece por entregas, en el diario de Tokio Asahi Shimbun, Kokoro de Natsume Sōseki, una novela que relata la amistad que nace entre un estudiante y un hombre mayor.
En un viaje de verano un muchacho decide acercarse a un hombre intrigado por su aspecto y su actitud, aunque al principio éste, a quien el joven llamará Sensei, no demuestra mucho interés en convertirse en su amigo. Sin embargo debido a la insistencia del joven forjaran una amistad y con el tiempo el hombre llegará a ser su guía y consejero. Pero a medida que esta relación se vuelve más estrecha se refuerzan los interrogantes con respecto a esa actitud, siempre distante de Sensei, con él y con la gente en general.
Hasta que, en determinado momento, Sensei decide explicar qué lo llevó a aislarse de la gente y a sentir desprecio por la humanidad, al contar sus experiencias y acciones del pasado.
El autor nos presenta con veracidad unos personajes que se debaten entre las dudas, la culpa y las necesidades y obligaciones que se imponen a sí mismos frente a una sociedad que cambia con rapidez. Mediante una prosa clara revela las intimidades de dos hombres que se respetan y valoran sus diferencias con total honestidad, independientemente de las convicciones o las creencias personales.
Esta novela, que pertenece al canon japonés de lecturas, podría leerse también como una metáfora de la desaparición del Japón medieval al dar paso a un país que tiene la intención de fortalecerse con respecto a Occidente; o como una obra donde se reflejan los conflictos éticos y morales que se presentan en una época de transición para una sociedad profundamente tradicionalista.