"...puede, sin limitaciones,
aparecer y desaparecer a voluntad cuando y donde lo desee y en cualquiera de
las formas que le son propias; puede, dentro de sus límites, dirigir a los
elementos: la tormenta, la niebla, los truenos; puede dar órdenes a los
animales dañinos, a las ratas, los búhos y los murciélagos... A las polillas, a
los zorros y a los lobos; puede crecer y disminuir de tamaño; y puede a veces
hacerse invisible.”
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El conde Drácula, un ser
aterrador originario de Transilvania, una de las regiones más agrestes de
Europa en el siglo XIX, intenta conquistar un nuevo terreno para extender su
dominio.
El cine, la televisión, y la
misma literatura se han encargado de reescribir y de ampliar la historia que
publicó Bram Stoker en 1897 sin poder superarla. Muchos episodios se han
contado de Drácula, de sus seguidores o de sus víctimas y aun así la imagen del
conde permanece fiel a los rasgos con los que la dotó el autor: su sed
inagotable, su capacidad corruptora, su poder limitado a las sombras y en
oposición a él unos hombres y mujeres decididos a aniquilarlo. Una lucha silenciosa
adelantada por un grupo que, como los caballeros de la Edad Media busca un
objetivo que parece inalcanzable: extirpar el mal, pero sobre todo mantener un
círculo de protección en torno a dos mujeres cuya pureza el conde ha pervertido
momentáneamente. Guiados por el científico Abraham Van Helsing y sus fuertes convicciones
religiosas, se enfrentarán a él con armas que las creencias centenarias han
puesto a su disposición.
Leer la obra de Bram Stoker es
encontrarse con una historia tan bien contada que ni siquiera las múltiples adaptaciones
han logrado despojarla del suspenso que la acompañó en su aparición y que sigue
produciendo en cada lector el mismo desasosiego. La novela que se cuenta con
base en los diarios de los personajes y su correspondencia silencia la voz del
autor permitiendo la simultaneidad en el tiempo de la narración imprescindible para
que el ritmo de la historia nunca disminuya.
Además de haber escrito una obra maestra de suspenso y terror, Stoker incorporó al imaginario colectivo el concepto de vampiro que si bien está presente en muchas culturas, es en su obra donde se materializa como paradigma del miedo que seduce y fascina.