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lunes, 26 de agosto de 2024

Para leer a tiempo

 

Desde época muy remota autores de distinta condición y calidad han hecho de sus escritos de ficción (teatro, cuento, novela) un vehículo para cuestionar la realidad. Baste recordar a Aristófanes el comediógrafo griego (446 a.C. -386 a.C.) quien en sus comedias reflejaba las pugnas ideológicas de su tiempo o a H.G. Wells (1866-1946) y sus obras de crítica social.

Desde Aristófanes (y es posible que desde antes) hasta la actualidad la literatura ha debatido, con mayor o menor acierto, las acciones, los gobiernos, las instituciones de determinada sociedad y en general todo lo que atañe a la condición humana.

Mucho se ha teorizado, pero sobre todo especulado, sobre la función del arte y específicamente de la literatura. Sin embargo, aparte de las polémicas que se suscitan en torno a la funcionalidad de ésta, no se puede negar que algunos autores y muchas obras literarias han ejercido gran influencia en las sociedades en las que se han producido, independientemente de su intencionalidad, manifiesta o no, cuyo alcance va más allá del terreno de la crítica social o política.

También es cierto que muchos creadores han sido objeto de presiones por parte de gobiernos y movimientos políticos para que sus obras tengan un sentido propagandístico e incluso se encuentran aquellos que han puesto su pluma al servicio de determinada corriente. De hecho, son muchas las obras que han resultado de esa militancia o presión institucional y social, cuyo interés literario deja mucho que desear pues solo alcanzan el dudoso honor de pertenecer al ámbito del panfleto.

En el vasto universo de la literatura de ficción el número de obras de contenido sociopolítico es considerable. Es el caso, por ejemplo, del subgénero del Dictador, donde el tema principal son las acciones, y sus consecuencias, de un hombre (respaldado por una camarilla de adláteres que aprovechan para su beneficio el nebuloso carisma del líder) convertido en Estado.

En América Latina se han producido quizá las mejores novelas de este subgénero tal vez porque desde la independencia de los países de esta región, siempre ha habido dictadores.

Aparte de si el autor tuvo la intención de cuestionar su mundo o de si este cuestionamiento fue una consecuencia obligada del tema, es innegable que vale la pena, hoy más que nunca, no solo echarles una ojeada a algunas de ellas sino, en la medida de lo posible, hacer una lectura concienzuda de las obras más representativas de este subgénero, producidas casi todas en Latinoamérica. Ellas son, en orden cronológico de publicación:

-1851 Amalia, José Mármol (Argentina)

-1926 Tirano Banderas, Ramón del Valle Inclán (España)

-1929 La sombra del caudillo, Martín Luis Guzmán Franco (México)

-1946 El señor presidente, Miguel Ángel Asturias (Guatemala)

-1952 El gran Burundún-Burundá ha muerto, Jorge Salamea (Colombia)

-1974 El recurso del método, Alejo Carpentier (Cuba)

-1974 Yo, el supremo, Augusto Roa Bastos (Paraguay)

-1976 Oficio de difuntos, Arturo Uslar Pietri (Venezuela)

-1990 Agosto, Rubem Fonseca (Brasil)

-2000 El chivo, Mario Vargas Llosa (Perú)


sábado, 14 de agosto de 2021

Muy caribe está

"…después, ya caduco, he aprendido que, como ser joven, se es feliz sin entenderlo. Que felicidad y juventud solamente se entienden cuando se han perdido. Que ambas, más que un estar, son un ir".

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Leer Muy Caribe está de Mario Escobar Velásquez, publicada por primera vez en 1999, puede ser, al comienzo, un quebradero de cabeza mientras uno se acostumbra a los giros desusados, a las palabras inventadas o anacrónicas, raras por decir lo menos, aunque algunas de ellas sean tan sonoras que se siente la necesidad de pronunciarlas en voz alta; pero son tantas que se hace evidente el esfuerzo del autor por crear constantemente imágenes literarias.

Luego de encontrar el hilo que lo lleve a uno por ese laberinto de frondosas palabras, la lectura se facilita pero no por mucho tiempo pues luego viene la dificultad, que para algunos podría llegar a ser excesiva, de digerir los pasajes de violencia, venganza y todo tipo de trapacerías que aparecen a cada giro de página como le pasa a los protagonistas que, a cada momento, deben enfrentarse con la furia de los elementos o con la que llevan en sus mentes y corazones españoles e indios, como se les llamaría a los habitantes originales de esta tierra, que todavía en la época de la novela no había dejado de ser una avanzada de la India.

Para recontar un retazo de la historia de lo que hoy se conoce como Urabá, Mario Escobar apela a un recurso literario conocido: un anciano que rememora parte de su vida a manera de testamento o de inventario de acciones.

Un renegado español que intentó convertirse en indio, y cree haberlo logrado, escribe muchísimos años después sobre su llegada a una tierra desconocida para él y acerca de su fascinación con las costumbres aborígenes, pero sobre todo con las mujeres, que no dejan de ser personajes secundarios a pesar de los intentos del autor por convertirlas en protagonistas. Paradójicamente este recuento no se hace en el lugar donde ocurrieron los hechos, se hace en algún punto de Europa, en un convento que aprovechadamente el cronista utiliza para pasar sus últimos años en una paz que no es la suya, que le sustrae al claustro donde viven otros que tal vez sí crean, al contrario del narrador que se declara incrédulo.

Muy Caribe está puede leerse como una reflexión sobre el tiempo y la muerte o como otra novela donde se anatematiza y condena la conquista española, volviendo presente un hecho de hace medio milenio; una herida infligida por gente desaparecida a gente igualmente desaparecida que increíblemente se mantiene abierta. Otra obra, diatriba y panegírico a la vez, que se suma a las que periódicamente aparecen en contra o a favor de esos muertos, por parte de los descendientes directos tanto de las víctimas como de los victimarios. Aunque en este caso hay que resaltar, además de sus aciertos literarios, el conocimiento de la región de la que se habla y la profunda investigación hecha por el autor sobre ese periodo de la conquista que tuvo como centro el golfo de Urabá en Colombia.

sábado, 11 de enero de 2020

Mil grullas

"Naomi Watanabe y Toshiro Ueda creían que el mundo era nuevo. Como todos los chicos."
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En una antología de cuentos de diversos autores aparece en 2011 Mil grullas de Elsa Bornemann. En este relato, basado en una creencia japonesa, dos niños, Toshiro Ueda y Naomi Watanabe, protagonizan una historia que aparentemente es interrumpida por el suceso más catastrófico del siglo XX, pero que permanece en el tiempo gracias al recuerdo que perpetua un Toshiro adulto.
La autora convierte un hecho pavoroso en un ejemplo de la capacidad que tienen los seres humanos para sobreponerse al horror apoyándose en la esperanza, ese estado de ánimo que permite paliar el dolor en ocasiones. No en vano en la antigua Roma se la consideraba una divinidad hermana del sueño que da tregua a las penas y de la muerte que las termina.
Mil grullas es un cuento que lleva a reflexionar sobre la inconsciencia con la que diariamente se llevan a cabo tantas acciones que tal vez sean las últimas de nuestra vida, sobre todo en una época tan convulsionada como ésta, donde la estabilidad es tan frágil como un pájaro de papel. Es cierto que cada acto que ejecutamos siempre es el último y sin embargo es el primer paso para el siguiente. Esta es quizá una de las tantas lecturas que permite una historia simple pero llena de significados.
Aunque se basa en una de las tantas creencias populares que muy seguramente no tienen ningún asidero en la realidad, Mil grullas apela a esa atávica necesidad humana de encontrar una razón para la desgracia, así tenga que recurrir a las quimeras que en muchos casos convierten el sufrimiento en poesía; comprobando una vez más que las pequeñas cosas pueden redimir en algo los actos terribles que se infligen unos a otros los seres humanos.

domingo, 3 de noviembre de 2019

El enfermo Molière


“…espero que se recuerde siempre a Molière. Las personas mueren realmente cuando aquellos que las amaban las olvidan. Contemplo con frecuencia el retrato de Molière que tengo en casa, pintado por Mignard. No quiero olvidar a mi amigo. Quiero mantenerlo vivo en mi corazón y en mi mente mientras yo exista.”

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En su lecho de muerte Molière le manifiesta a un amigo que ha sido envenenado y éste por razones muy personales decide investigar él solo la veracidad de tal hecho. Bajo tal premisa se desarrolla “El enfermo Molière” (2000) donde el narrador, aunque duda de semejante declaración, repasa las obras del comediante para encontrar pistas que lo ayuden a encontrar al culpable.
Que un hombre afirmara tal cosa no era muy descabellado en la segunda mitad del siglo XVII en Francia, donde los venenos se vendían casi libremente y en París estaban a la orden del día los homicidios por envenenamiento cometidos por nobles o plebeyos. Tan grave se volvió el problema que el rey Luis XIV tuvo que nombrar una división especial de la policía para investigar y castigar a los culpables. Por esos años fue que la sociedad francesa se vio conmovida por los asesinatos atribuidos a la marquesa de Brinvilliers, juzgada y condenada a muerte.
En una época tan convulsa cualquiera podía haber envenenado a este dramaturgo, actor y poeta que, mediante su corrosiva pluma, denunciaba y hacía mofa de médicos, sacerdotes, escritores o miembros de la nobleza y quien a causa de ello padeció los vaivenes del favor real, las intrigas palaciegas, la persecución religiosa y las habladurías de los salones donde se hacían y deshacían reputaciones.
En esta versión novelada del trabajo y las circunstancias de un hombre de la talla de Molière, uno de los más grandes escritores de la literatura universal, Rubem Fonseca se permite algunas licencias al revivir un periodo de la historia donde coinciden los grandes autores que pulieron y le dieron forma definitiva al francés, un idioma que se impondría en todo el mundo occidental durante más de dos siglos.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Las batallas en el desierto

"Por alto esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo."
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En 1980 se publicó en el suplemento de un periódico mexicano Las batallas en el desierto; novela corta de José Emilio Pacheco donde se narra la incongruente historia de Carlitos, un niño de unos diez años que se enamora de Mariana, la mamá de Jim su compañero de colegio, así como las consecuencias desastrosas que este suceso tiene en los involucrados y los giros que da su vida personal cuando quedan al descubierto sus sentimientos.
Aunque éste es el centro del relato lo más importante de la obra se encuentra en el tiempo y en el aspecto social de la historia, que se roban todo el protagonismo: un momento del siglo XX en México (entre 1946 y 1952) recuperado por la memoria del escritor y puesto en la mente de un personaje que “recuerda”, demasiado vívidamente, un acontecimiento de su infancia.
Predominan sobre todo las características sociales de un país en el que la clase media, apegada a prejuicios y creencias heredadas, intenta esquivar las penurias que aquejan a la mayoría de la población y cuyo referente de progreso comienza a ser la sociedad estadounidense.
A pesar de las licencias literarias que se permite el autor, es de resaltar la habilidad con la que entremezcla en el relato algunos iconos de la cultura popular mexicana y enfatiza su influencia en la vida diaria de la gente que, haciendo las salvedades locales, podría ser la de cualquier país latinoamericano en una época marcada por el cine, la radio, las revistas y la música.
Después de su lectura esta obra deja ese sabor a nostalgia que se percibe en mucha de la literatura de América Latina en la segunda mitad del siglo veinte; aunque no deje de sentirse una persistente y ácida crítica al pasado.

sábado, 3 de agosto de 2019

Dos veces junio

“…para que las cosas permanezcan y no cambien, también es indispensable que pase el tiempo.”

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La novela “Dos veces junio”, publicada en 2002, transcurre durante un momento de la dictadura militar en Argentina. En ella se mezclan, con la narración principal, datos y hechos que dan cuenta de los actos de un Estado represivo y del ambiente aparentemente normal que vive la nación.
Un soldado raso detalla las tareas que realiza y la actitud de sumisión programada frente a quienes dominan y manipula la realidad en su país. Un ejemplo evidente es la expectativa que reina en la ciudad durante un partido de fútbol mientras él busca con determinación un doctor para que dilucide un problema de carácter fundamental: desde que edad se puede torturar a un niño.
Con una estructura narrativa poco convencional “Dos veces junio” presenta un panorama que en pequeños párrafos deja entrever la historia de unos seres sin rostro, que son sin embargo una presencia constante, como la mujer sin nombre a quien se le roba su hijo nacido en la cárcel; así como las actividades del médico que se encarga de avalar los métodos de tortura o las de la sociedad a la que éste representa.
La indiferencia del soldado refleja un tiempo donde la moral se hundía por perder un partido y algunas personas veían como normal el robo de niños, esgrimiendo para ello argumentos insostenibles.
Con gran capacidad de síntesis el autor denuncia un hecho histórico de manera contundente sin tener que recurrir a un elaborado andamiaje teórico, como respaldo, o echar mano de los clichés usados en la llamada literatura comprometida.


viernes, 5 de abril de 2019

Boquitas pintadas

«FALLECIMIENTO LAMENTADO. La desaparición del señor Juan Carlos Etchepare, acaecida el 18 de abril último, a la temprana edad de 29 años, tras soportar las alternativas de una larga enfermedad, ha producido en esta población, de la que el extinto era querido hijo, general sentimiento de apesadumbrada sorpresa, no obstante conocer muchos allegados la seria afección que padecía.»


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En 1969 Manuel Puig publicó la novela “Boquitas pintadas” donde narra la vida de unas mujeres que ha sido marcada directa o indirectamente por Juan Carlos, un muchacho seductor que muere a los 29 años dejándoles en la memoria una imagen eternamente joven mientras que para ellas el tiempo sigue su curso sin llegar a satisfacer sus expectativas.
Para contarnos la historia de Nené, Mabel o Celina el autor se vale de expresiones de la cultura popular (en el cine, la radio, la música, la moda, las revistas), pero sobre todo de la correspondencia que mantienen los protagonistas, para armar una trama que se desarrolla durante décadas. Utiliza el género epistolar para definir el perfil social y psicológico de sus personajes. Convencionalismos y costumbres afloran en las cartas para dar cuenta de las ideas que determinan el patrón de vida de hombres y mujeres en la época en la que suceden los hechos (entre 1935 y 1968).
Es esta una novela de lo cotidiano donde cartas, álbumes de fotografías familiares, agendas o documentos oficiales son los elementos que combina Puig para levantar el plano de una vida en el que las relaciones entre la gente están determinadas por especulaciones, ideales y prejuicios; donde la exaltación de las emociones que expresan las canciones (tangos y boleros), la radio en las novelas o el cine y las revistas reducen la realidad a una copia insuficiente.

viernes, 14 de diciembre de 2018

Los que aman, odian

“…nuestra adhesión a la vida se mide por la intensidad de nuestras pasiones.”
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En la novela policiaca Los que aman, odian, publicada por los autores argentinos Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares en 1946, la literatura es uno de los elementos a tener en cuenta en la investigación de un crimen pues entre las pistas principales aparecen referencias a libros y a fragmentos de obras literarias, aunque es posible que sean tan equívocas como las relacionadas con las motivaciones del asesino.
El escritor Humberto Huberman, médico homeópata, busca una total tranquilidad para escribir un guion cinematográfico basado en una obra clásica (El satiricón de Petronio) y encuentra el que cree es el lugar ideal para hacerlo: un hotel a la orilla del mar. Pero el sosiego que necesita se ve alterado desde el momento en que debe anunciar la causa de la muerte inesperada de uno de los huéspedes. Como consecuencia de esta afirmación se sigue la ineludible pesquisa policial dificultada por una tormenta de arena que mantiene aislado el balneario y a sus ocupantes, entre los que se encuentra el culpable. Las intensas pasiones de los personajes interfieren en la indagación de la policía y determinan los argumentos y las explicaciones que plantean el comisario Aubry, el doctor Huberman y Manning otro de los huéspedes.
Utilizando todas las estrategias del género los autores exponen con habilidad las emociones de los sospechosos para guiar al lector y conducirlo hasta un final que como siempre, es sorpresivo.

viernes, 5 de octubre de 2018

La vorágine

“…el alma es como el tronco del árbol, que no guarda memoria de las floraciones pasadas sino de las heridas que le abrieron en la corteza.”
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En La vorágine de José Eustasio Rivera publicada en 1924, el lector se encuentra con una de las frases más contundentes al inicio de una novela: “…jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”.
Un supuesto manuscrito que le llega al cónsul de Colombia en Manaos donde se relatan las desgracias que les ocurrieron a Arturo Cova, Alicia, Clemente Silva y a otras víctimas de la fiebre del caucho es la base de esta obra.
Arturo Cova y Alicia huyen de las presiones sociales que los acosan en Bogotá, adentrándose en los llanos colombianos y la selva amazónica, un territorio donde hombres y mujeres se rigen por normas muy distintas a las conocidas. Allí la ambición y la crueldad son el denominador común y el espíritu de Arturo, alimentado por la poesía, es incapaz de sobreponerse al horror con que se encuentra. Inexorablemente se verá envuelto en la misma dinámica de violencia que encadena a los demás aunque él y quienes lo acompañan se hayan trazado otros objetivos, tan terribles y fatales como la codicia.
La desmesura caracteriza las regiones descritas por Arturo Cova en la relación de hechos que hace. Las enfermedades, las alucinaciones, las ciénagas, los ríos, las plagas que lo devoran todo a su paso son a su vez metáforas de las pasiones que se agitan en un mundo de esclavos y esclavistas.
En esta novela la tensión nunca disminuye. Cada momento expresa sin agotarla la barbarie que domina a víctimas y a victimarios, enredados todos en la misma telaraña de intrigas y traiciones que tiene como escenario principal un lugar tan sombrío como sus actos.

lunes, 16 de julio de 2018

Los piratas en Cartagena

“…la luna, muy nueva todavía, arrojó una amortiguada y melancólica luz sobre la mar, que aullaba con ronquísima voz entre las rocas de la ribera, sobre los dormidos arenales y los tembladores juncos; plateó levemente las copas de los manglares, se deslizó con suavidad por las orillas de los muros de las fortalezas, iluminó tenuemente la cúspide de las olas, y en seguida fue a morir hundiéndose en el horizonte.”
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Entre 1544 y 1741 Cartagena de indias, una de las joyas de la Corona española en América, sufrió los mayores embates de filibusteros, piratas y ejércitos organizados con el único fin de capturarla o destruirla. En su vida colonial se mezclaron los ataques, los asedios, las traiciones y las negligencias con romances e historias de personajes que el tiempo se ha encargado de envolver en el mito.
Soledad Acosta de Samper publicó en 1886 “Los piratas en Cartagena” basándose en sus concienzudas investigaciones mezcladas hábilmente con la ficción. Una obra que revive la azarosa historia de una de las ciudades más emblemáticas de Colombia y de América no sólo por los lugares que aún se conservan -plazas, castillos, iglesias y casas particulares que contemplaron el paso de tantos personajes históricos: piratas admirados y respaldados por sus países de origen, religiosos, virreyes y militares de carrera- sino por la tradición que la consagra como Heroica por cuenta de las vicisitudes que afrontó.
Pero este libro no sólo es significativo por la ciudad en torno a la cual se entretejen las historias que se narran, lo es también por ser la obra de una prolífica autora nacida en Colombia que escribió cuentos, novelas, reportajes y estudios sociológicos además de fundar y dirigir periódicos y hacer traducciones de importancia.
Esta es una de esas lecturas obligadas por el tema, por la época en la que fue escrita y evidentemente por la importancia que para la literatura tiene su autora.

domingo, 1 de julio de 2018

Casa de campo

“…debían engañarse a sí mismos hasta creerse voceros de una ética inmaculada para justificar la violencia, en vez de mirarla cara a cara y verla como era, la consecuencia del odio, del rencor, del miedo, de la rapiña, de la innata brutalidad. No, ellos no se atrevían a asumir su odio. Ni su codicia, ni su prepotencia, ni su cobardía. Para subsistir necesitaban conservar una imagen estilizada de sí mismos, estática, ideal…
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Desde el principio de Casa de campo, novela publicada en 1978, José Donoso anuncia su carácter ficticio interpelando al lector directamente para declarar su intención de contar una historia nacida de la imaginación.
Una familia numerosa que incluye a más de treinta hijos entre los cinco y los diecisiete años llega a su casa de campo, como todos los veranos, seguida por una descomunal corte de sirvientes. Allí pasarán tres meses. Aunque en esta ocasión una nueva actividad alterará la organización familiar; cambiará su realidad variando todos los rituales.
Los adultos de la familia Ventura se van de paseo y dejan a sus hijos a cargo de Juvenal, el mayor de ellos. Pero la salida se prolongará tanto que todas las estructuras de orden, poder y conocimiento se derrumban.
Asediados por temores ancestrales tanto los niños que permanecen en la casa a la espera del regreso de los adultos, como estos, cuyo tiempo no transcurre, son presa de las limitaciones que han marcado sus vidas desde siempre. Los mitos que rodean la casa, que es un universo en sí misma, y las pasiones que mueven a los que se fueron y a los que se quedaron, se combinan con la voluntad de quienes soterradamente socavan el statu quo que es tan rígido y antiguo como el ideario que da cohesión a la familia. La casa y la llanura inconmensurable que la rodea son tan protagonistas como los Ventura o sus sirvientes o las figuras que se mueven en los cuadros, en los murales, en los subterráneos.
Que los personajes de esta obra son el producto de la imaginación del autor se hace evidente, sobre todo, en el comportamiento de los niños cuyas ideas, deseos y actitudes en la mayoría de los casos son tan complejas como las de los adultos.
Son muchos los lugares y momentos que se entrecruzan en esta obra donde las metáforas parecen adquirir la consistencia de la realidad por medio de una trama que, compuesta de verdades y leyendas, está inmersa en un tiempo que transcurre a ritmos distintos y en un espacio que se deshace y reconstruye sin cesar.

viernes, 8 de junio de 2018

Por encima del mundo

“—Nosotros no somos turistas —dijo la señora Slade—. Vamos a donde queremos cuando queremos. Es la única forma de viajar. Viajar en grupo es degradante. Lo que importa es ser libre. No tener que hacer planes por adelantado.”
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En la última novela que escribió Paul Bowles, Por encima del mundo (1966), el doctor Taylor Slade y su esposa Day, una pareja de viajeros estadounidenses, llegan a un indeterminado país latinoamericano donde tienen la oportunidad de experimentar muy de cerca el color y la atmósfera locales.
El día posterior a su llegada a la capital (una ciudad de la que nunca se llega a conocer el nombre), Day conoce por casualidad al joven Grove Soto, hijo de un acaudalado hombre suramericano, quien la lleva a conocer su apartamento y la invita para que lo vuelva a visitar con su esposo. En esa visita que se prolongará debido a circunstancias imprevistas la pareja se ve involucrada de manera tangencial con otros personajes como Luchita, una joven de 17 años adicta a la marihuana, o Thorny el canadiense, secuaz de Grove.
A partir de ahí los acontecimientos se desenvuelven como en una pesadilla: una súbita enfermedad que a pesar de estar separados los ataca a los dos de manera simultánea les causa una pérdida de memoria que se mezcla con recuerdos y experiencias en pueblos y parajes extraños, desestabilizando su concepto de la realidad. Los Slade acaban de caer en una telaraña tejida con precisión milimétrica.
Personajes clásicos de la literatura como los trotamundos que recorren países que consideran exóticos en busca de sensaciones nuevas o como el viajero entrometido que se conoce en algún momento del viaje, se mueven en un paisaje tropical magistralmente recreado.
En ésta obra, como en El cielo protector, Bowles resalta ese perfil inasible que caracteriza los lugares en los que se desarrollan sus historias.

viernes, 23 de febrero de 2018

El lugar sin límites

La novela de José Donoso El lugar sin límites, que hurga en el oscuro mundo del deseo, la protagoniza Manuel González Astica, más conocido como la Manuela.
El eje de la historia está ubicado en el prostíbulo de la Estación el Olivo; un pueblo moribundo. Manejado por la Japonesa es el centro de reunión de los hombres de la localidad. Allí fue donde se celebró una noche el triunfo en las elecciones de don Alejo, un terrateniente, con mujeres traídas de otro pueblo, con cantantes y además con la Manuela, que traía consigo sus ínfulas de bailaora y su bata colorada, de manola. Pero las cosas se le complican a éste cuando don Alejo y la Japonesa deciden, en plena fiesta, acorralarlo. Como resultado de semejante acción nace la Japonesita quien se encargará de regentar el lugar a la muerte de su madre y de intentar controlar a la Manuela, su padre, que en sus arrebatos de gran artista sufre incontables tormentos a manos de los hombres que en secreto desean algo que quizá ninguna mujer podrá darles y que, tal vez, él sí.
Sin embargo puede más el rechazo a la persona en la que se ha convertido Manuel González. Un rechazo que personifica Pancho Vega quien oculta, tras la violencia, que su deseo también se fija en un hombre, aunque éste funja de mujer; aunque esté acabado por los maltratos y el desasosiego que sus propios apetitos e ilusiones le han deparado; confinándolo en un infierno, ese lugar que, según Christopher Marlowe, no tiene límites.
Esta obra, publicada en 1966, plantea el eterno conflicto entre el deseo y los estereotipos, tan vigente ayer como hoy, a pesar de los supuestos cambios hacia la aceptación de todo tipo de diferencias.

viernes, 27 de octubre de 2017

Aire de tango

La leyenda, mosaico de Blanca Luz Restrepo Posada 
Con la muerte de Carlos Gardel o con el nacimiento de Jairo, según se mire, empieza Aire de Tango de Manuel Mejía Vallejo. Ernesto Arango, uno de los personajes, habla de su pasado y de su presente como si lo entrevistaran o como si le contara una historia a un desconocido que nunca se hace visible. Habla de una vida que gira en torno a los bares y a la violencia pautada por las letras de los boleros, los tangos y las milongas en su mayor parte.
Él es el narrador pero los protagonistas son otros: Carlos Gardel que se volvió leyenda desde el mismo momento de su muerte en el aeropuerto de Medellín una tarde de junio de 1935 y Jairo, el “guapo”, el matón que lo idealizó coleccionando discos y cuanta referencia pudiera encontrar, sin importar su veracidad.
Entre Medellín, una ciudad que deja de ser pueblo a lo largo del siglo XX y Balandú, que representa a todos los lugares de donde era la gente de Antioquia que llegaba a la ciudad, se mueven los personajes de esta novela afincados en Guayaquil, un sector que se desarrolló en torno a una estación de trenes donde las canciones reflejaban la vida o la vida se acomodaba a las canciones. Acompañados tangencialmente en su trasegar por intelectuales y poetas, tan encandilados como ellos con el ambiente de la noche, habitaron un lugar donde no sólo había gritos y puñaladas, era también el sitio del licor, de las mujeres y del juego donde el amor o el sexo se buscaban con determinación.
Este es un largo monólogo desesperanzado donde cabe toda la ciudad de Medellín o al menos la que importaba para todos esos que hicieron del barrio Guayaquil su mundo.
Para entender la realidad de la ciudad actual no basta con leer libros de historia, hay que leer esta novela que le dio carta de ciudadanía, por así decirlo, a un pueblo grande. Publicada en 1973 y escrita de manera coloquial recoge formas de decir y de pensar que se mantienen aún en el habla y en la vida de muchos de los habitantes de esta ciudad.

viernes, 15 de septiembre de 2017

Bufo & Spallanzani

Bufo & Spallanzani
Bufo & Spallanzani de Rubem Fonseca, publicada en 1985, es una historia contada a la mejor manera de Agatha Christie o de los maestros del genero del suspenso.
Gustavo Flavio, el protagonista, relata los acontecimientos que giran en torno al asesinato de una mujer cuya investigación está a cargo del inspector Guedes, uno de los pocos policías honestos en el universo literario de este autor brasilero.
La historia personal de Flavio y sus forcejeos con las palabras, en el intento de escribir una novela que este a la altura de las que ya ha publicado, se entrelaza con el desarrollo de la investigación con tanta habilidad que el lector llega a aceptar una realidad donde la moral no tiene mucho peso. El libro tiene su propia moralidad, así como todo relato bien escrito tiene su propio mundo y obedece a sus propias leyes.
Pero esta novela no trata solamente de pesquisas policiacas. En ella se describen en detalle aspectos como el poderoso influjo que los caracteres femeninos ejercen sobre el narrador. Delfina, Minolta o Roma, por ejemplo, representan su paradigma de la atracción y la sensualidad.
Varios elementos resaltan en esta obra: la corrupción que es uno de los temas recurrentes de Fonseca, la infidelidad, el erotismo, la gastronomía y sobre todo el pensamiento de un escritor exitoso que expresa sus teorías sobre la escritura y algunos de los obstáculos con los que se encuentra a la hora de escribir; un escritor con rasgos de sibarita que se inclina hacia el goce como único estilo de vida posible.

viernes, 2 de junio de 2017

Gabriela, clavo y canela


Más que una historia sobre los amores de Nacib y una muchacha seductora que huele a especias, la novela Gabriela, clavo y canela escrita por Jorge Amado, es un retrato de la sociedad brasilera de los años veinte.
Ambientada en una ciudad que crece con rapidez, como consecuencia de las ganancias que les reporta a sus habitantes el cultivo del cacao, describe las emociones que producen las intrigas en torno a la política, el amor, el juego o la comida.
En esta obra las mujeres forman parte de esas intrigas en las que intervienen continuamente “coroneles”, doctores, políticos y notables de toda laya; sin embargo, con alguna excepción, ellas no toman decisiones de importancia ni siquiera en relación con el destino que se les tiene reservado a todas: ser esposas o amantes sin voluntad.
En el café de Nacib, donde se hacen y deshacen las reputaciones se da a conocer Gabriela, gracias a su belleza y a su habilidad para la cocina, convirtiéndose en objeto de deseo. Muchos querrán apoderarse de una mujer que “parecía hecha de canto y danza, de sol y luna…”. Intentarán seducirla de la única manera que se conoce: con regalos y dinero; pero ella sólo quiere libertad.
Es innegable la habilidad del autor para analizar la condición humana reflejada en la vida parroquial de Ilhéus el lugar donde se desarrolla la historia. Manifiesta una gran sensibilidad con respecto a los sentimientos de las mujeres y sin alterar las condiciones históricas muestra con crudeza su situación en esa época, evidenciando la doble moral que determinaba la relación entre los sexos. Publicada en 1958 esta novela muestra la capacidad del autor para plasmar la idiosincrasia de un pueblo que se ha caracterizado siempre por su vitalismo y emotividad.

viernes, 26 de mayo de 2017

El siglo de las luces

El escritor cubano Alejo Carpentier se apropia de los acontecimientos de la Revolución Francesa (donde se conjugaron lo más sublime y lo más vil del ser humano) para tejer, desde una perspectiva americana, la trama de su obra histórica El siglo de las luces, publicada en 1962.
Escrita en un estilo neo barroco la novela deslumbra por su vitalidad y maestría en el arte de combinar un conocimiento enciclopédico.
La historia empieza en La Habana donde las noticias del exterior apenas repercuten en la vida de tres adolescentes: Carlos, Sofía y Esteban; hasta que las circunstancias, junto con la llegada de Víctor Hughes -un extranjero-, los envuelven en el fárrago de los cambios radicales que se operaron en Europa y América a finales del siglo XVIII e inicios del XIX.
Esteban se involucra directamente en la revolución y el Terror que ésta desata, tanto en Francia como en las Antillas. Especialmente en la isla de Guadalupe trabaja a la sombra de Víctor Hughes (un personaje histórico poco conocido y tan contradictorio como todos los que participaron en el suceso de mayor importancia de la época), quien es designado, por las distintas facciones que se suceden en el poder, para imponer las leyes dictadas en París que cambian con el vaivén de los intereses personales o económicos, como es el caso del Decreto del 16 Pluvioso del año II, sobre la manumisión de los esclavos, que será abolido más adelante.
A los pocos años, después de haber trabajado en su consolidación, Esteban, desencantado, regresa a La Habana y advierte a Sofía y a quienes todavía creen en las bondades del Nuevo Régimen: "Cuidémonos de las palabras hermosas; de los Mundos Mejores creados por las palabras. Nuestra época sucumbe por un exceso de palabras. No hay más Tierra Prometida que la que el hombre puede encontrar en sí mismo.”

viernes, 17 de marzo de 2017

El poder y la gloria

A los pocos años de las cruentas luchas de la llamada “Revolución cristera” en México, el escritor inglés Graham Greene publica en 1940 El poder y la gloria, una novela donde un hombre huye sumido en dudas y vacilaciones mientras es acosado por representar unos dogmas que él mismo cree haber traicionado.
Sus convicciones lo impulsan a realizar la labor para la que fue investido mientras se debate en la incertidumbre sobre su propio valor como sacerdote. Conoce sus debilidades y faltas. Descree de su idoneidad para administrar sacramentos mientras se desplaza sin cesar por pueblos y aldeas con la intención de ofrecer una especie de consuelo a una comunidad que, abruptamente, se ve privada de unas costumbres que buenas o malas están muy arraigadas. Convencido del valor de los ritos que lleva a cabo no cree ser el hombre indicado para administrarlos, aunque todavía logre cierto respeto de la gente que acude a él.
Su finalidad última es sobrevivir pero se verá obligado, por unos votos que él mismo cuestiona, a arriesgar la vida.
Ésta es una obra centrada en la introspección del protagonista, matizada por las descripciones sumarias de hombres y mujeres que encuentra en su huida.
En “El poder y la gloria” la ambivalencia de los personajes demuestra el hecho de que en esta historia pocos son tan inocentes como las dos niñas que en lados opuestos del espectro moral se relacionan con el cura. Sin tomar partido el autor nos lleva a vivir desde el interior los conflictos de un personaje atormentado por la incapacidad de identificarse con lo que se espera de él.

viernes, 10 de marzo de 2017

Tres tristes tigres

En medio de uno de los fenómenos culturales más importantes de América Latina, aparece en 1965 Tres tristes tigres, una novela que presenta múltiples facetas como sucede con todas las obras del llamado “boom latinoamericano” que hizo conocer nuestra literatura en todo el mundo.
1958 fue el año escogido por Guillermo Cabrera Infante para retratar una ciudad latinoamericana caracterizada por tener una atmósfera que la hizo única entre las capitales de este continente.
Se plantean varias historias que tienen como hilo conductor el hincapié que se hace en la manera de hablar de sus protagonistas: desde las comadres que se escriben cartas o que hablan por teléfono hasta los diálogos (con base en juegos de palabras) entre un actor y un periodista que hacen gala de sus amplios conocimientos. Es tarea del lector ubicar en el universo de la novela estas historias y los personajes que contribuyen a recrear el clima de una ciudad que parece hecha para el placer.
Se percibe en la lectura de la novela la música de Cuba y las noches vibrantes de la ciudad donde el aspecto más evidente es el entorno de La Habana de Batista, el dictador, con sus cabarets y locales nocturnos cuya vida agitada habla por boca de personajes como La Estrella o los dos turistas estadounidenses, mientras que en el recorrido por sus calles se dan a conocer mujeres de todas las condiciones.
Después de terminarla se me ocurre que esta novela debería ser leída en voz alta por un cubano, para apreciar con propiedad un texto rico en coloquialismos, juegos de palabras y giros idiomáticos.

viernes, 24 de febrero de 2017

El beso de la mujer araña

Con El beso de la mujer araña Manuel Puig demuestra, una vez más, que el relato puede ser otra fórmula para seducir. Molina, acusado por un delito sexual, le cuenta a su compañero de celda una serie de películas, exponiendo simultáneamente su manera de pensar con respecto a la vida. El receptor de las historias es Valentín, un preso político que tratará, sin lograrlo, de ideologizar las narraciones. Sin embargo la necesidad de escuchar, o de pasar el tiempo, lo llevará a respetar al fin la voz del relator, limitándose a preguntar sin hacer juicios críticos.
Entre estos dos personajes, tan disímiles, se teje una compleja relación que tiene como consecuencia cambios radicales: Valentín ve como el enfoque inicial, frente a las ideas y al comportamiento de Molina, se modifica a medida que conoce su historia personal. Molina, que está más interesado en salir de la prisión que en los meandros ideológicos de Valentín, se ve al final involucrado en los asuntos políticos de éste.
En 1976, cuando apareció la obra, el conocimiento sobre la homosexualidad masculina se reducía, en la mayoría de los casos, a prejuicios centenarios. La novela incluye vastas notas de pie de página que intentan realizar una labor pedagógica relacionada con la orientación sexual de “Molinita”, pero los propósitos educativos del autor ralentizan la dinámica de la novela que, por otro lado, acierta en la mezcla de realidad y fantasía: las horas opresivas de la cárcel se diluyen en los intensos momentos de las películas donde mujeres seductoras se ven envueltas en todo tipo de aventuras.