viernes, 3 de febrero de 2017

Jazz

En 1992 Toni Morrison publicó Jazz, una novela de imágenes, de escenas cinematográficas y de sonidos lentos o exaltados, donde pinta con destreza la vida de una minoría durante las primeras décadas del siglo XX en la gran Ciudad: Nueva York. Sus protagonistas son inmigrantes del campo estadounidense, descendientes de hombres y mujeres recién liberados de la esclavitud.
Ellos, entre otros, contribuyen a darle a esta urbe las características que la convertirán en la metrópoli por antonomasia del siglo veinte. Pertenecen a una población que dibuja su propia geografía con una idiosincrasia bastante definida. En la novela se mezclan dos ámbitos: la ciudad que se recompone constantemente con cada nueva ola de recién llegados y el campo donde se hunden las raíces de los personajes que la protagonizan.
A consecuencia de una muerte se empiezan a perfilar algunos ambientes del lugar donde ya en 1926 podría perderse el alma con mucha facilidad. Las vidas de Violet y Joe Trace estarán marcadas por acontecimientos triviales que se vuelven tan memorables como la acción que se describe en el primer párrafo, donde se decide el tono de la obra. Pequeños acontecimientos que, sin embargo, adquieren dimensiones de gran drama. Como el destino de Dorcas, una joven mulata envuelta en el amasijo de emociones que constituyen la realidad de Joe y de su esposa Violet.
Si se lee la primera página será imposible dejar inconcluso este libro. Aunque su manera de narrar recuerde a Faulkner, Toni Morrison nos cuenta con voz particular la historia de unos amores poco convencionales.