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viernes, 1 de febrero de 2019

La Oficina de Estanques y Jardines

“Miyuki era feliz por haber sido feliz, aunque, a decir verdad, no sabía qué había detrás de la palabra felicidad (...). Habría sido incapaz de dar una definición, salvo para diferenciarla de sus incontables contrarios (aflicción, sufrimiento, herida, tormento, malestar, vergüenza, asco, repulsión, decepción, cansancio extremado, agotamiento, debilidad, extenuación, desvalimiento, desesperación, llaga, contrariedad), que eran el pan de cada día de las criaturas sensibles.”
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La paradójica sociedad japonesa del periodo Heian es el escenario de La Oficina de Estanques y Jardines, la novela del francés Didier Decoin escrita entre 2004 y 2016 y publicada en 2017, que conjuga dos formas de percibir el mundo representadas por Amakusa Miyuki, una mujer que ha desarrollado una profunda e intensa conexión con la naturaleza, y Nagusa Watanabe, a quien su larga vida en la corte ha refinado de tal manera que es capaz de experimentar sensaciones que no alcanzan a entender los demás.
Después de la muerte de Katsuro, el pescador que proveía de los más espléndidos peces a los estanques de los principales templos de Heian-kyō (la actual Kioto), Miyuki, su viuda, debe emprender el camino hacia la capital para satisfacer un pedido regular de la Oficina de Estanques y Jardines. A pesar de los previsibles obstáculos que encuentra logra llegar a la capital, entrevistarse con Nagusa el director de dicha oficina y entregar los peces. De ese encuentro surgirán nuevas experiencias que estarán especialmente ligadas a la participación del funcionario en el “takimono awase” (competición de perfumes), hecho que podría cambiarles la vida: tal vez Miyuki consiga a su manera simple preservar el recuerdo de Katsuro y el alto funcionario logre perpetuar su propio legado.
Decoin evoca en su novela un tiempo completamente regulado por las creencias, las tradiciones y los rituales que intentaban controlar una naturaleza llena de misterios. Una época que recurría a la poesía de los sentidos para apresar los instantes de un universo que es incierto e ilusorio según las enseñanzas del budismo.
Al leer esta obra es imposible no recordar La novela de Genji, la inmortal novela de Murasaki Shikibu escrita en el siglo XI o el Libro de la almohada de Sei Shōnagon del siglo X.