viernes, 27 de abril de 2018

Santuario

La estrecha escalera giraba sobre sí misma en una sucesión de tramos mezquinos. La luz, que en cada piso se filtraba por delante a través de una puerta con una pesada cortina y por detrás a través de una ventana con la persiana bajada, creaba en todos ellos una sensación de fatiga. Era una luz exhausta, fúnebre, completamente agotada, con la prolongada fatiga de un agua estancada a la que no llegan ni la luz del sol ni los ruidos llenos de vida que la acompañan. Había también un olor insidioso de comida atrasada, con resabios de whiskey, e incluso Temple, a pesar de su ignorancia, se sintió sumergida en fantasmal promiscuidad con la ropa interior, con los discretos susurros de los cuerpos ajados, tan inexpugnables como frecuentemente sitiados, que ocultaban las puertas silenciosas que iba dejando a sus espaldas.
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En 1931 William Faulkner escribió Santuario una novela que, en los últimos años de la Prohibición en Estados Unidos, relata una compleja historia que incluye entre otras cosas una violación y unos asesinatos.
Todo comienza con la llegada de la estudiante de secundaria Temple Drake y Gowan Stevens, su acompañante, al lugar donde Lee Goodwin, un ex soldado, destila licor clandestinamente.
El acoso y la violencia, de los que la adolescente será objeto, no los podrán evitar ni Ruby Lamar, la compañera del destilador, ni Tommy el único hombre que intenta ayudarla.
Popeye, el gánster que distribuye el licor que allí se produce, es el más agresivo, a pesar de su tamaño, y será quien la secuestre confinándola en el prostíbulo de miss Reba en Menphis; pero allí las cosas se acaban de complicar por cuenta del peculiar comportamiento de Popeye y la actitud errática de Temple.
Simultáneamente a la llegada de Popeye y la muchacha a Menphis, Lee Goodwin es detenido y acusado de asesinato y en el pueblo adonde es llevado, Horace Beenbow, el abogado que se ofreció a defenderlo, tiene que enfrentarse con la oposición y el rechazo encabezado por las mujeres por su ayuda al acusado y a la esposa de éste a quien tildan de prostituta.
El licor, la sexualidad reprimida, la opresión de las mujeres o la influencia nefasta que pueden tener éstas cuando ponen en juego el poder de sus prejuicios son algunos de los elementos que utiliza Faulkner para armar esta novela.
Pero más importante que la violencia inmersa en la obra y de las patologías sociales que se describen es la manera como se cuentan los hechos. Faulkner no es un escritor generoso, entrega, poco a poco, los medios para que se reconstruya la historia mediante una profusión de metáforas, giros idiomáticos y un sabio manejo del tiempo que impulsan al lector a convertirse en un participante activo del relato.
Leer a Faulkner no es sencillo, pero cuando se lee una de sus obras se tiene la seguridad de estar frente al trabajo de uno de los grandes autores del siglo XX.

viernes, 20 de abril de 2018

Estupor y temblores

"A menudo, las actitudes más incomprensibles de una vida tienen su origen en un deslumbramiento de juventud: de pequeña, la belleza de mi universo japonés me había impactado tanto que todavía me alimentaba con aquella reserva afectiva. Ahora tenía ante mí la evidencia del despreciable horror de un sistema que negaba todo lo que tanto había amado y, no obstante, seguía siendo fiel a sus valores, en los que ya no creía."
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En Estupor y temblores la novela de Amélie Nothomb la brecha cultural entre occidente y el extremo oriente se evidencia desde el principio cuando Amélie, una mujer belga, entra a trabajar en Yumimoto, una enorme compañía japonesa radicada en Tokio, donde su formación le impide interpretar adecuadamente la conducta de sus compañeros. Aunque tenga a su favor el conocimiento del idioma y la fascinación por ese país es incapaz de entender qué se espera de ella, como mujer y como occidental. A consecuencia de sus múltiples “errores” se verá degradada cada vez más a trabajos que no se corresponden con su capacidad y conocimientos. Claramente se ve que no hablan el mismo lenguaje: el de la sutileza de las actitudes y de las acciones.
Frente a Amélie se encuentra Fubuki, su jefe inmediato, una mujer que encarnará para Amélie las dos caras del Japón: la belleza y la fealdad de su estructura social, donde según todos los indicios no hay un lugar definido para una mujer europea.
En esta obra de 1991 se nos presenta una imagen que contribuye a consolidar la idea que se tiene de un país cuya escala de valores se ha desarrollado paralelamente a la civilización occidental.
La profunda estratificación de esta sociedad se refleja en los niveles que conforman la empresa Yumimoto donde el conducto regular se eleva a la categoría de dogma y cualquiera que intente subvertirlo será visto como peligroso o lo que es peor como anormal y donde el rechazo a la iniciativa individual alcanza una dimensión casi patológica.
Con esta novela se comprueba una vez más el gran peso que tiene la cultura sobre nuestro comportamiento. El análisis que hace la autora nos da un ejemplo de la magnitud de las diferencias que nos separan de otras maneras de pensar y de vivir, que pueden llegar a ser irreconciliables.

viernes, 13 de abril de 2018

American Psycho

Yo tenía todas las características de los seres humanos —carne, sangre, piel, pelo— pero mi despersonalización era tan intensa, se había hecho tan profunda, que la capacidad habitual para sentir compasión había quedado erradicada, víctima de un lento y decidido borrado. Me limitaba a imitar la realidad, tenía un tosco parecido con un ser humano y sólo me funcionaba un oscuro rincón del cerebro. Estaba pasando algo horrible y sin embargo no conseguía imaginar por qué —no lo podía determinar con claridad—. Lo único que me tranquilizaba era el sonido del hielo al echarlo en un vaso de J&B.”
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La década de los años ochenta se caracterizó por un florecimiento de la música pop y por la presencia mediática de un grupo humano característico en la escena financiera del mundo: el yuppie, cuyo perfil es fácilmente definible y al que Bret Easton Ellis retrata con crudeza en American Psycho, novela publicada en 1991.
Patrick Bateman, un joven adinerado de 26 años (admirador incondicional de Donald Trump), quien además trabaja en Wall Street, cuenta sus andanzas por los lugares más exclusivos y excluyentes de la ciudad de New York. Su mundo gira en torno a clubes y restaurantes de moda; sus intereses se centran en los costosos atuendos y los objetos que usan él y la gente que lo rodea. Todas sus descripciones están mediadas por las marcas que incluyen la música y el arte que consumen.
Bateman odia a casi todo el mundo y a pesar de su dinero y de tener un empleo bastante bien remunerado padece de una inseguridad patológica que lo acosa; reflejada en el cuidado excesivo de su apariencia, en su dependencia de las drogas y en su actividad secreta.
Que se puede hacer crítica social sin apelar al cliché de la lucha de clases lo demuestra Ellis con una narración novedosa que describe sin sutilezas la violencia que, imaginaria o real, lleva consigo el protagonista, ejemplo de todo un conglomerado que puede haber cambiado de nombre y hasta de métodos pero que sigue como siempre haciendo del dinero y el status su único objetivo.

viernes, 6 de abril de 2018

La "tournée" de Dios

“Todo el mundo se aborrece y murmura y calumnia, y cada individuo se atrinchera en sí mismo para poder descargar su odio sobre los demás. El bueno, es tonto; el malo, un monstruo; el que oculta la verdad, un hipócrita; el que la hace ostensible, un cínico. Frecuentar el trato de mujeres sin honor, es para la sociedad libertinaje; pero ir siempre del brazo de una sola mujer honrada significa ser un desgraciado sin atractivos. Si a un hombre se le ve en compañía de su hija nadie dejará de pensar que es su querida; pero si se hace acompañar de su querida siempre afirmará alguien que ella es su madre. Un hombre que vive solo es un egoísta, pero al que sostiene una familia dilatada se le tacha de pobre diablo. Si no tienes hijos te llamarán impotente; pero ten hijos, y asegurarán que son de un amigo, salvo cuando hablen de ese amigo, en cuyo caso dirán que son tuyos para reventar al otro. Al que triunfa se le considera como un bandido o un farsante y al que fracasa, como un miserable o un incapaz. El que ultraja es un canalla, pero el que se deja ultrajar es un cobarde. Si estás de acuerdo con los demás dirán que eres un tonto; si les compadeces te llamarán fatuo y engreído; si les discutes te odiarán, pero si te burlas de ellos con sarcasmos y risas afirmarán que eres un amargado. Rico, te despreciarán por burgués; pobre, te despreciarán por inútil. Si tratas bien a las mujeres eres un ingenuo; si las tratas mal eres un chulo. Si te separas de la mujer con quien vives jurarán que ella se ha ido con otro; si no te separas dirán que “el otro” entra en tu casa. Para la Humanidad, en fin, el hombre, cuando va con una mujer es un cornudo; cuando va con otro hombre es un pederasta y cuando va solo es un onanista.
“Todo es odio, rivalidad, furia, bilis y ácido clorhídrico.”
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Dios ha decidido volver a la tierra y se aparecerá en España. Después de hablar con el papa y de que la noticia haya dado la vuelta al mundo; después de las incredulidades y polémicas sobre la veracidad de tal noticia, Dios da inicio al acontecimiento más importante en la historia de la humanidad.
Pero las cosas no resultan como se esperaba: las multitudes desbordan toda previsión; las autoridades y personajes más relevantes no reciben un trato particularmente especial por parte de Dios, lo que tampoco sucede con la mayoría de la gente que lo aclama por donde pasa. Sin contar con que la actitud del aclamado empieza a ser como mínimo censurable con respecto a su sensibilidad para con los problemas de la humanidad.
Sus declaraciones sobre los dogmas y las cuestiones humanas también causan revuelo y al parecer Dios se quedará solo y quizá tendrá que admitir que su mayor error fue la creación del ser humano.
Que el humor es algo bastante serio lo demuestra Enrique Jardiel Poncela con La "tournée" de Dios, publicada en 1932, donde además de las situaciones absurdas en las que ubica a sus otros personajes: un periodista, un escritor, una actriz, un doctor mitómano, expone sus tesis sobre la política, la vida y la religión entre otras; pero este libro que es quizá el más serio de su obra no es un libro cuestionador ni proselitista según afirma el autor… como Dios, es neutral.