domingo, 28 de julio de 2019

Cevdet Bey e hijos

"“¡Estamos en Turquía! (...). No nos enfrentamos a la realidad, sino a una mala imitación.”
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En Cevdet Bey e hijos la primera novela de Orhan Pamuk, publicada en 1982, se cuenta la vida de una familia turca durante la mayor parte del siglo XX.

La historia que se centra en tres personajes (Cedvet Bey, su hijo Refik y su nieto Ahmet) comienza con los esfuerzos de un comerciante musulmán por consolidar sus negocios, formar una familia y lograr la estabilidad económica sin inquietarse demasiado por las incidencias que puedan tener los coletazos finales del imperio otomano. Continua con Refik y su angustia existencial que lo lleva a interesarse por acabar las desigualdades en su país para justificar su vida, aplicando teorías de pensadores europeos principalmente, aunque son poco los que se toman en serio sus esfuerzos, empezando por él mismo. Por último, nos encontramos con el hijo de Refik, Ahmet, un artista que a comienzos de los años 70 se dedica a pintar preocupándose porque su obra no sólo refleje, sino que además cambie la realidad. A pesar de las diferencias de carácter los tres se identifican en su interés por hallarle sentido a la vida y por la necesidad de hacer notar su paso por el mundo.
A su alrededor quienes comparten en mayor o menor medida sus inquietudes y las de la época que les ha tocado vivir luchan por afirmar sus ideales o simplemente se acomodan al signo de los tiempos.
Aparte de las crisis que alteran la cotidianidad de cualquier ser humano, relacionadas con el inevitable paso del tiempo, transcurre en segundo plano y sin sucesos catastróficos la existencia de la familia.
En su novela Pamuk retrata magistralmente unos personajes que sólo podrían aparecer en una sociedad que vacila, como ellos, entre el nacionalismo, exacerbado a veces, y el deseo de ser como cualquier otro país europeo.

viernes, 19 de julio de 2019

El huérfano

“…el mañana, ciudadanos, es asunto del Estado. El mañana es cosa de vuestros líderes, debéis dejar el porvenir en sus manos.”
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A la sombra del Querido Líder Kim Jong-il se desarrolla la vida en la República Popular Democrática de Corea recreada por Adam Johnson en la novela El huérfano, publicada en 2012.
Su protagonista, Jun Do (un nombre que se parece a John Doe, la palabra que se usa en inglés para denominar a una persona de la que se desconoce su identidad) crece en un orfanato donde los niños son reclutados para llevar a cabo labores extremas. Entrenado en los más crueles métodos de combate y supervivencia termina siendo parte de un comando que secuestra personas en la costa japonesa.
Como consecuencia de esta actividad pasa a ser un espía que viaja en un barco pesquero a la escucha de las transmisiones de países extranjeros, donde la deserción de uno de los tripulantes lo involucra en una serie de imposturas que lo llevan a viajar a los Estados Unidos en una misión diplomática, a ser encarcelado y a suplantar después la identidad del comandante Ga, uno de los héroes del Estado, cuya esposa es la sinigual actriz Sun Moon, de quien se enamora y por quien se embarca en la que puede ser su última aventura.
Esta novela que combina la realidad de los personajes con la propaganda estatal, utilizando elementos del thriller psicológico y el folletín, nos presenta una historia cuyos elementos principales son el miedo y el absoluto compromiso político exigido a todos los habitantes de un Estado de corte carcelario y paranoico que mantiene un mundo ficticio para controlarlos fácilmente.
Corea del norte es quizá uno de los países más herméticos del planeta y Adam Johnson, ganador del premio Pulitzer en 2013, nos propone una mirada desde la ficción que tal vez arroje luces sobre su realidad.

domingo, 14 de julio de 2019

¡Vivir!

“—El buey ara el campo, el perro vigila la casa, el monje mendiga, el gallo anuncia la mañana, y la mujer teje, ¿dónde se ha visto un buey que no are? Así ha sido desde la antigüedad. ¡Vamos! ¡Muévete!
(…) al oír las voces del anciano, el viejo buey cansado levantó la cabeza y avanzó tirando del arado. Vi que la espalda del anciano y el lomo del buey eran igual de oscuros; dos existencias que entraban en el crepúsculo, surcando el duro suelo de ese campo, alzando terrones como olas en la superficie del agua.”
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Yu Hua, narra en ¡Vivir! (publicada en 2010) la historia de Fugui, un heredero que dilapida su fortuna en los burdeles y en las mesas de juego. Cuando la tierra que pertenecía a su familia pasa a manos de un tahúr, todos deben irse a vivir a una choza. Allí lo acompañan sus padres y después de un tiempo Jiazhen, su esposa, quien había sido reclamada por su padre en vista de los reveses económicos.
La historia empieza cuando un hombre que recorre los campos chinos en busca de canciones populares se encuentra con un anciano que trabaja en los arrozales con un buey tan viejo y tan solo como él. El anciano le cuenta toda su vida. Con un sentido fatalista cuenta lo que le ocurrió desde que era joven hasta el presente: cómo fue testigo del derrumbe del sistema feudal que imperaba en China, aún en los comienzos del siglo XX; la instauración del comunismo y las consecuencias económicas para su pueblo y la ciudad cercana que en última instancia son el reflejo de lo que sucedió en todas partes. La “Gran marcha” o la “Revolución cultural” definen un nuevo país mientras la realidad de Fugui transcurre entre las exigencias productivas marcadas por el Estado y las muertes que diezman a su familia.
A China se le conoce en occidente por acontecimientos que evidentemente tienen la dimensión de catástrofes o hitos históricos según se mire; pero pocas veces se tiene la oportunidad de leer un relato donde se muestre el rostro sencillo de un país al que casi siempre se menciona en esta época por su milagro económico o sus intervenciones en política internacional.

sábado, 6 de julio de 2019

Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado

"Oh, poetas negros conocidos y desconocidos, ¿con qué frecuencia nos han sostenido vuestros sufrimientos vendidos en pública subasta? ¿Quién calculará las noches en que vuestras canciones nos hicieron sentir menos solos o vuestros cuentos hicieron parecer menos trágicas las ollas vacías?
Si fuéramos un pueblo muy dado a revelar secretos, podríamos alzar monumentos y celebrar sacrificios a la memoria de nuestros poetas, pero la esclavitud nos curó de esa debilidad. Sin embargo, baste con decir que sobrevivimos en relación exacta con la dedicación de nuestros poetas (incluidos predicadores, músicos y cantantes de blues)."
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En el primer volumen de su autobiografía, “Yo sé porque canta el pájaro enjaulado”, que se publica en 1969, Maya Angelou relata la infancia y adolescencia de una chica negra en los Estados Unidos durante los años treinta y cuarenta.
Junto con su hermano Bailey, Marguerite Johnson pasa la infancia al lado de su abuela en un pueblo de Arkansas, donde la segregación se ejerce de manera implacable. Pero ellos no tienen que lidiar solamente con la dominación explícita o soterrada por parte de los blancos, deben luchar también, y quizás con mayor empeño, con la ortodoxia religiosa y la sumisión donde la comunidad a la que pertenecen encuentra refugio y respaldo.
En semejante entorno Marguerite y Bailey descubren el espíritu liberador de la lectura y la educación que se fortalece después en el ambiente despreocupado que respiran cuando se van a vivir con sus padres en S.t Louis y San Francisco; aunque allí deberán también pasar por dificultades que, al fin y al cabo, contribuirán a la formación del carácter de una mujer que desde pequeña aprendió a mirar con ojo crítico la realidad y a ver en la formación intelectual un instrumento para liberarse de la opresión racial y social. De todas las adversidades por las que tiene que pasar, Marguerite sale endurecida para enfrentar un mundo que sólo tiene para ofrecerle humillación y servidumbre.
Entre la rigidez moral de la abuela y la despreocupación de sus padres se consolida la fuerte personalidad de esta autora conocida en todo el mundo por la trascendencia social de su escritura.