domingo, 28 de octubre de 2018

Drácula

"...puede, sin limitaciones, aparecer y desaparecer a voluntad cuando y donde lo desee y en cualquiera de las formas que le son propias; puede, dentro de sus límites, dirigir a los elementos: la tormenta, la niebla, los truenos; puede dar órdenes a los animales dañinos, a las ratas, los búhos y los murciélagos... A las polillas, a los zorros y a los lobos; puede crecer y disminuir de tamaño; y puede a veces hacerse invisible.”
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El conde Drácula, un ser aterrador originario de Transilvania, una de las regiones más agrestes de Europa en el siglo XIX, intenta conquistar un nuevo terreno para extender su dominio.
El cine, la televisión, y la misma literatura se han encargado de reescribir y de ampliar la historia que publicó Bram Stoker en 1897 sin poder superarla. Muchos episodios se han contado de Drácula, de sus seguidores o de sus víctimas y aun así la imagen del conde permanece fiel a los rasgos con los que la dotó el autor: su sed inagotable, su capacidad corruptora, su poder limitado a las sombras y en oposición a él unos hombres y mujeres decididos a aniquilarlo. Una lucha silenciosa adelantada por un grupo que, como los caballeros de la Edad Media busca un objetivo que parece inalcanzable: extirpar el mal, pero sobre todo mantener un círculo de protección en torno a dos mujeres cuya pureza el conde ha pervertido momentáneamente. Guiados por el científico Abraham Van Helsing y sus fuertes convicciones religiosas, se enfrentarán a él con armas que las creencias centenarias han puesto a su disposición.
Leer la obra de Bram Stoker es encontrarse con una historia tan bien contada que ni siquiera las múltiples adaptaciones han logrado despojarla del suspenso que la acompañó en su aparición y que sigue produciendo en cada lector el mismo desasosiego. La novela que se cuenta con base en los diarios de los personajes y su correspondencia silencia la voz del autor permitiendo la simultaneidad en el tiempo de la narración imprescindible para que el ritmo de la historia nunca disminuya.
Además de haber escrito una obra maestra de suspenso y terror, Stoker incorporó al imaginario colectivo el concepto de vampiro que si bien está presente en muchas culturas, es en su obra donde se materializa como paradigma del miedo que seduce y fascina.

viernes, 19 de octubre de 2018

Una dama en apuros

En términos psicológicos, podría decirse que el señor Glodstone tenía un problema crónico de identidad que resolvía mediante la sustitución literaria.”
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Una enrevesada y disparatada historia es el centro de Una dama en apuros la novela de Tom Sharpe publicada en 1982, cuyos protagonistas principales, un profesor y un estudiante de un mediocre colegio inglés, se embarcan en lo que consideran será una aventura similar a aquellas en las que se involucran los héroes de sus libros preferidos.
Regis Glodstone, un profesor con una estrecha idea del mundo entresacada de las novelas de espías y aventureros que lee se lanza a rescatar a una condesa (la madre de uno de sus alumnos) que le ha escrito pidiendo ayuda. Lo que no sabe es que las cartas son falsas producto de la imaginación desquiciada de un enemigo suyo. De camino hacia el rescate se lleva consigo a Peregrine Clyde-Browne uno de sus estudiantes cuya capacidad de deducción es prácticamente nula: todo lo entiende al pie de la letra.
La historia que avanza dando giros inesperados, se complica a cada paso por la incompetencia de Glodstone; por las medidas que toma el verdadero redactor de las cartas que se ha arrepentido de haberlas escrito, pero sobre todo por los extremos a los que llegan las acciones de Peregrine, con consecuencias tan catastróficas que alcanzan a poner en peligro las relaciones y alianzas internacionales de Inglaterra.
Tom Sharpe combina con maestría en Una dama en apuros el funcionamiento de la diplomacia mundial y del sistema educativo inglés para contar una hilarante historia sin recurrir al humorismo hueco de los lugares comunes.

viernes, 12 de octubre de 2018

Ragtime


“El siglo XX acababa de arrancar, y Estados Unidos era una nación de excavadoras a vapor, locomotoras, aviones, motores de combustión, teléfonos y edificios de veinticinco plantas.”

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Una familia de clase media que se ve envuelta en la lucha que por el respeto emprende el músico Coalhouse Walker Jr. es el eje de la narración en “Ragtime” la novela de E. L. Doctorow publicada en 1975.
Anarquismo, feminismo y la realidad como espectáculo forman parte del panorama de fondo donde se desarrolla la historia principal: las acciones reivindicativas de Coalhouse quien es humillado a causa de su color.
Una familia donde casi todos sus integrantes están libres de prejuicios es afectada directamente por las drásticas medidas que adopta un hombre a quien apenas conocen, para exigir que sus derechos sean respetados en una época que, a pesar de las leyes, considera a muchos ciudadanos personas de segunda categoría.
La familia se desintegra lentamente mientras los periódicos se encargan de magnificar, o tal vez de expresar en su justa medida, los actos de Coalhouse Walker Jr. convirtiéndolos en otro fenómeno del momento, en otro asunto que no difiere de los asesinatos pasionales, las espectaculares desapariciones de Houdini, el escapista, o los eventos deportivos.
Esta novela con nombre de movimiento musical recrea el drama de un hombre enmarcado en una sociedad que da cobijo al variopinto conglomerado humano que a comienzos del siglo XX era un hervidero étnico donde gente de todas las condiciones se mezclaba con los integrantes de ese fenómeno inmigratorio europeo a los Estados Unidos que tuvo su puerta de entrada en Ellis Island, un islote frente a la ciudad de Nueva York, y que transformaría definitivamente todo el país.

viernes, 5 de octubre de 2018

La vorágine

“…el alma es como el tronco del árbol, que no guarda memoria de las floraciones pasadas sino de las heridas que le abrieron en la corteza.”
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En La vorágine de José Eustasio Rivera publicada en 1924, el lector se encuentra con una de las frases más contundentes al inicio de una novela: “…jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”.
Un supuesto manuscrito que le llega al cónsul de Colombia en Manaos donde se relatan las desgracias que les ocurrieron a Arturo Cova, Alicia, Clemente Silva y a otras víctimas de la fiebre del caucho es la base de esta obra.
Arturo Cova y Alicia huyen de las presiones sociales que los acosan en Bogotá, adentrándose en los llanos colombianos y la selva amazónica, un territorio donde hombres y mujeres se rigen por normas muy distintas a las conocidas. Allí la ambición y la crueldad son el denominador común y el espíritu de Arturo, alimentado por la poesía, es incapaz de sobreponerse al horror con que se encuentra. Inexorablemente se verá envuelto en la misma dinámica de violencia que encadena a los demás aunque él y quienes lo acompañan se hayan trazado otros objetivos, tan terribles y fatales como la codicia.
La desmesura caracteriza las regiones descritas por Arturo Cova en la relación de hechos que hace. Las enfermedades, las alucinaciones, las ciénagas, los ríos, las plagas que lo devoran todo a su paso son a su vez metáforas de las pasiones que se agitan en un mundo de esclavos y esclavistas.
En esta novela la tensión nunca disminuye. Cada momento expresa sin agotarla la barbarie que domina a víctimas y a victimarios, enredados todos en la misma telaraña de intrigas y traiciones que tiene como escenario principal un lugar tan sombrío como sus actos.

viernes, 28 de septiembre de 2018

La piel de zapa

El hombre se consume a causa de dos actos instintivamente realizados, que agotan las fuentes de su existencia. Dos verbos expresan todas las formas que toman estas dos causas de muerte: «Querer y Poder». Entre estos dos términos y la acción humana, existe otra fórmula de la cual se apoderan los sabios y a la qué yo debo la suerte de mi longevidad. «Querer» nos abrasa y «Poder» nos destruye; pero «Saber» constituye a nuestro débil organismo en un perpetuo estado de calma. Así, el deseo, o el querer, ha fenecido en mí, muerto por el pensamiento; el movimiento, o el poder, se ha resuelto por el funcionamiento natural de mis órganos. En dos palabras: he situado mi vida, no en el corazón, que se quebranta, ni en los sentidos, que se embotan, sino en el cerebro, que no se desgasta y que sobrevive a todo.”
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En 1831 aparece La piel de zapa una de las piezas más importantes de la literatura fantástica en la que uno de los temas recurrentes ha sido la satisfacción del deseo mediante un objeto prodigioso o gracias a sortilegios y conjuros de todas las clases. En esta obra el protagonista verá cumplidas sus apetencias aunque cada una de ellas, por nimia que sea, acortará su vida.
Rafael Valentín, un joven escritor a quien la penuria y la incapacidad de realizar sus metas llevan al extremo de quererse suicidar se encuentra, el mismo día en que toma esa fatal decisión, con un anciano anticuario que cuestiona su manera de ver el mundo y lo reta para que acepte un pedazo de piel que cumplirá todos sus deseos pero con una condición inaceptable para cualquiera que esté en sus cabales; sin embargo Rafael acepta el desafío.
Los personajes que rodean a Valentín antes y después de adquirir la piel, representan como él las pasiones, actitudes y convicciones con respecto a la realidad y al mundo de las ideas en esas primeras décadas del siglo XIX. Descripciones minuciosas de paisajes, situaciones y caracteres componen en esta novela un panorama detallado, como toda la obra de Honoré de Balzac enmarcada en su Comedia Humana, que permite captar el espíritu de la época donde se empezó a consagrar a la ciencia como elemento esencial para explicar el universo.
Con La piel de zapa Balzac cimentará su reputación de escritor de imprescindible lectura que durante casi doscientos años ha acompañado su nombre.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Grotesco


“Una mujer que no se conoce a sí misma no tiene otra elección más que vivir con las valoraciones de las demás personas. Pero nadie puede adaptarse perfectamente a la opinión de los demás, y ahí es donde está la fuente de su destrucción.”
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La novela Grotesco de Natsuo Kirino, publicada en 2003, gira en torno a dos asesinatos, enfocándose en descubrir las razones y circunstancias de los personajes involucrados más que en el crimen en sí mismo.
Cuatro mujeres que asisten a una prestigiosa escuela de Tokio asumen de manera distinta un sistema de enseñanza altamente competitivo, donde las características de las personas se utilizan para clasificarlas en la carrera por el éxito.
Yuriko, una de las mujeres asesinadas, no tiene que esforzar en esa carrera pues muchas puertas se le abren gracias a su belleza que “impresionaba a cuantos la veían”. La otra víctima, Kazue, una mujer de inteligencia media, debe luchar denodadamente para conseguir el objetivo para el que ha sido entrenada. Aparentemente exitosas, la una por su aspecto y la otra por sus logros, eligen sin embargo el sexo para ejercer control sobre su mundo hasta llegar al extremo de prostituirse en la calle.
De otro lado la narradora principal que es hermana de Yuriko y que ha vivido a la sombra de su belleza y Mitzuro una mujer cuyo carácter reúne aspectos de las otras tres resolverán sus vidas de un modo más convencional, aunque no logren zafarse por completo de la violencia y discriminación a las que son sometidas con la anuencia tácita de todos.
Contada desde diferentes puntos de vista, incluido el del asesino, esta novela rechaza uno de los tantos tópicos que hay en occidente con respecto a la sociedad japonesa: la sumisión femenina como una faceta inocua de la idiosincrasia del país.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Austerlitz

“…nunca he tenido reloj, ni un péndulo, ni un despertador, ni un reloj de bolsillo, ni, mucho menos, un reloj de pulsera. Un reloj me ha parecido siempre algo ridículo, algo esencialmente falaz, quizá porque, por un impulso interior que nunca he comprendido, me he opuesto siempre al poder del tiempo…”
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Que la literatura puede ser tan compleja como la vida lo demuestra el escritor alemán W. G. Sebald en su novela Austerlitz, publicada en 2001. Un relato que empieza en la principal estación ferroviaria de Amberes se extiende durante décadas exponiendo los saberes, datos y memorias de un investigador de la arquitectura y la civilización que está consagrado a una labor arqueológica enfocada en el origen de su propia existencia.
El narrador, casi invisible para el lector, presta su voz a Austerlitz, el protagonista, quien a su vez cede la palabra continuamente a múltiples personajes que con sus historias trascendentales o sencillas, pero sin duda peculiares, contribuyen a armar el complejo andamiaje de la vida de un hombre al que en la adolescencia se le revela de manera abrupta su verdadero nombre.
Descubre, en principio, que fue uno de esos niños judíos enviados a Inglaterra desde Europa del este, en los años inmediatamente anteriores a la Segunda guerra mundial, con el fin de ponerlos a salvo de las invasiones nazis. En trenes expresos atravesaron el continente para llegar al país donde fueron acogidos por familias de diversas condiciones. Muchos no volvieron a ver a sus padres. Austerlitz fue uno de ellos.
Sus indagaciones lo llevan a visitar parajes y ciudades, a internarse por construcciones laberínticas de arquitectura desmedida que están vinculados directa o indirectamente con su propia vida: museos, bibliotecas, edificios gubernamentales, fortalezas dedicadas a conmemorar el Holocausto o guerras ya olvidadas. Fotografías, libros, documentos, recuerdos fragmentados forman parte del material usado en esa tarea reconstructiva que llega a amenazar por momentos su estabilidad mental. En este extenso inventario se compendia todas las informaciones recogidas antes y después del momento en que Austerlitz comienza la búsqueda de su familia y de una identidad que siempre sintió imprecisa aun desde los años en que creyó ser otro.
Una novela que dibuja un impresionante fresco de erudición basado en un complicado diseño de conocimientos, eso es Austerlitz.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Frankenstein o el moderno Prometeo

“¡Cómo me horroricé al verme reflejado en el estanque transparente! En un principio salté hacia atrás aterrado, incapaz de creer que era mi propia imagen la que aquel espejo me devolvía. Cuando logré convencerme de que realmente era el monstruo que soy, me embargó la más profunda amargura y mortificación. ¡Ay!, desconocía entonces las fatales consecuencias de esta deformación.”
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Hace doscientos años Mary Shelley publicó Frankenstein o el moderno Prometeo donde se cuenta, en el común estilo epistolar de la época, la historia de un joven científico que derriba en el siglo XVIII uno de los mayores obstáculos con que se ha tropezado la ciencia.
En las cartas que escribe Robert Walton, un explorador inglés, le describe a su hermana los hechos relacionados con su viaje al polo norte y los acontecimientos que marcan sus jornadas. Entre ellos el más sorprendente: en la soledad de las masas de nieve y hielo él y su tripulación encuentran un hombre casi moribundo. Después del rescate y de una leve mejoría Walton escucha una confesión que se convertirá en un relato sobrecogedor basado en las vicisitudes de ese hombre, su familia y por supuesto de una criatura extraordinaria cuya voz escucharemos cuando justifique sus actos.
Victor Frankenstein que durante su estancia en la universidad se entrega de lleno a su pasión por la química logra insuflar vida en su laboratorio a un ser que él mismo ha armado, pero al conseguirlo se horroriza del resultado sin prever las consecuencias funestas que tendrá su rechazo y él de sus congéneres.
En los albores de la ciencia moderna Mary Shelley cuestiona la moralidad de las acciones de Frankenstein aludiendo vagamente al método utilizado para la creación del ser que rechazado por su aspecto se convertirá en su némesis.
Son muchos los puntos de vista desde los cuales se puede analizar esta novela: moral, científico, literario, estético o naturalista sin llegar a agotar su contenido. Lamentablemente el cine ha explotado principalmente los aspectos pavorosos de la obra; aunque hay que reconocer que sin lugar a dudas ha contribuido a fijar uno de los paradigmas del terror en nuestra imaginación.

viernes, 31 de agosto de 2018

Una gata sobre un tejado de zinc caliente (Cat on a Hot Tin Roof)

“Cuando algo se enquista en el recuerdo o en la imaginación, la ley del silencio no funciona, es como cerrar con llave la puerta de una casa que está ardiendo con la esperanza de olvidar que está ardiendo. Pero no hacer frente al fuego no sirve para apagarlo. El silencio sobre una cosa sólo sirve para magnificarla. Crece y se encona con el silencio, se convierte en algo maligno…”
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Tennessee Williams ganó su segundo premio Pulitzer con la obra teatral “Una gata sobre un tejado de zinc caliente” en 1955, el mismo año de su estreno en Nueva York bajo la dirección de Elia Kazan. La obra, que se desarrolla en tres actos tiene lugar al final de la tarde en una extensa plantación del delta del Mississippi en medio de una crisis familiar desatada en una fiesta de cumpleaños.
En una sola habitación seis personajes exponen sus temores y deseos más íntimos. Maggie, por ejemplo, se esfuerza por entender las razones para la afición a la bebida de Brick, su esposo, mientras que los demás miembros de la familia se empeñan en resolver o aprovecharse de un problema peor: la grave enfermedad del paterfamilias que desconoce su estado.
La indolencia de Brick con respecto a todo lo que pasa a su alrededor impulsa a Maggie a actuar decididamente para defender su posición, en la estructura familiar, que se ve amenazada. Su fuerte carácter se impone a Brick y a sus cuñados que pretenden dejarla de lado.
Pero no sólo se ventilan los problemas de Brick y Maggie, durante el tiempo que dura la representación saldrán a la luz los conflictos que los hostigan a todos en ese momento: miedos, deseos ocultos, codicia, rivalidades explícitas o estrategias soterradas son expuestos con crudeza en este drama que desnuda las tramas e intrigas que se desarrollan al interior de una familia que es como cualquier otra.

viernes, 24 de agosto de 2018

El viento en los sauces


“Nosotros, los que desde hace tiempo hemos perdido los sentidos físicos más sutiles, no tenemos el vocabulario adecuado para expresar la comunicación de un animal con el mundo que lo rodea.”
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En 1908 Kenneth Grahame publica un clásico de la literatura infantil: “El viento en los sauces” con ilustraciones de Paul Bransom; desde entonces las aventuras de Topo, Rata de agua, Tejón y Sapo han acompañado a lectores de todas las edades.
Todo comienza un día de primavera cuando Topo influenciado por el espíritu de la tierra que renace decide explorar el mundo exterior. Cuando sale a la superficie su amplitud lo sorprende. Con quien primero hace amistad es con Rata de Agua (navegante y poeta) quien lo invita a quedarse en su casa a la orilla del río. Desde allí, Topo continuará después conociendo lugares como el Bosque Salvaje o la mansión de Sapo y personajes como su frívolo e irresponsable dueño o el señor Tejón que representa la mesura.
En “El viento en los sauces”, donde todos llevan una vida alterada solamente por las vicisitudes propias de cualquier comunidad, conviven seres humanos y animales en orden de igualdad mezclando sus asuntos como sucede en las malhadadas aventuras de Sapo, que no conoce restricciones, o las aventuras de Rata y Topo relacionadas con las características de cada estación.
Tanto en la tradición popular como en la literatura universal se encuentran bastantes ejemplos de cuentos y fábulas con animales humanizados; desde Esopo hasta nuestros días muchos autores han dedicado su talento a escribir historias de animales cuyas vidas como las de los humanos están marcadas por el carácter de cada individuo.