Kenzaburo Oé, premio nobel 1994, recurre a la crónica en gran parte de La bella Annabel Lee para contar una historia ligada, aparentemente, al conocido poema de Edgar Allan Poe cuyas traducciones al japonés parecen prestarse a diversas interpretaciones. Pero las referencias literarias no se reducen sólo a este poema, se extienden a Michael Kohlhaas el relato histórico del escritor romántico Heinrich von Kleist que narra una rebelión en uno de los estados alemanes de la época de Lutero.
Una parte de la novela se desarrolla en el pasado cuando tres personajes relacionados con el cine y la literatura se unen para hacer una película: Asakura una actriz que ha triunfado en el exterior del Japón, cuya vida personal está marcada por un episodio de su niñez cuando interpretó a Annabel Lee para una película en 8 mm filmada por su tutor, un norteamericano de las fuerzas de ocupación en el Japón de posguerra. Komori, un exitoso productor cinematográfico que intenta identificar la obra de Kleist con las protestas campesinas del siglo XIX en el periodo Meiji. Y el mismo Kenzaburo Oé, que cuenta los hechos y participa en los proyectos de filmación como guionista.
La otra parte , que sucede en el presente se centra en la realización de una película que tiene muy poco que ver con la que se intentó filmar treinta años atrás; en ella la voluntad de Sakura se impone dando como resultado un film que le da prioridad a un evento sucedido en el pueblo de Kenzaburo donde una mujer adquiere gran relevancia.
Las lúcidas y sutiles reflexiones del narrador, un hombre viejo que vive con su esposa y su hijo quien tiene una discapacidad no especificada, acompañan las dos historias simultáneamente: de un lado la descripción de los forcejeos de una mujer por desvelar un oscuro pasaje de su infancia y del otro el paralelo entre dos sucesos históricos de países diferentes.
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