viernes, 2 de noviembre de 2018

La huella de un beso

“Cuando se está enamorado, no se le cuentan al otro historias graciosas, sino historias que les ofrezcan a ambos la oportunidad de vivir el enamoramiento sin tener que estar callados.”
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Daniel Glattauer publicó en el año 2000 la novela “La huella de un beso” donde cuenta la historia de Max y Katrin. Max es un hombre de 34 años que arrastra un terrible trauma desde la infancia, mientras que Katrin es una mujer de casi treinta cuya vida amorosa es prácticamente inexistente.
La novela que se desarrolla en diciembre, inicia con los planes de Max de hacer un viaje de vacaciones a un lugar cálido. Para poder hacerlo tendrá que encontrarle un hogar temporal a Kurt su perro, un braco alemán de pelo duro, cuyo único interés en la vida es dormir debajo de un sillón. Max pone un aviso en el periódico y será Katrin la persona aparentemente más idónea para cuidar de Kurt durante ese tiempo.
La relación entre Katrin y Max que en un comienzo es estrictamente comercial poco a poco se vuelve más íntima. El problema está en el trauma que arrastra Max y que no se atreve a mencionar pues las veces que lo ha hecho las consecuencias han sido catastróficas. Katrin que no sabe nada y que a su vez arrastra con otro trauma, la presión obsesiva de sus padres para que se case, malinterpreta el comportamiento errático de Max.
Kurt por otro lado tomará  parte activa (paradójicamente) en los derroteros que tome la relación entre estos dos adultos que se dejarán llevar por la atracción mutua, aunque ya estén acostumbrados a los fracasos sentimentales.
Esta novela de corte humorístico se interna por los desencuentros que se dan en las relaciones que establecen las personas y pone el énfasis en esas circunstancias que marcan la vida de los demás y que si se conocieran permitirían entenderlos más fácilmente.

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