viernes, 23 de marzo de 2018

El año de la muerte de Ricardo Reis

“…la soledad no es vivir solo, la soledad es no ser capaz de hacer compañía a alguien o a algo que está en nosotros, la soledad no es un árbol en medio de una llanura donde sólo está él, es la distancia entre la savia profunda y la corteza, entre la hoja y la raíz.”
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En El año de la muerte de Ricardo Reis, novela publicada en 1984, José Saramago reviste a su personaje principal, uno de los heterónimos del poeta portugués Fernando Pessoa, de una existencia tangible. Nos presenta una parte de su historia y hace algunas referencias a otros seres que comparten su misma naturaleza, esos otros en los que habitó el poeta, o lo habitaron, para asumir su soledad, o para eludirla.
Fernando Pessoa acaba de morir y este acontecimiento le sirve de justificación a Ricardo Reis, un médico-poeta, para regresar de Brasil y establecerse de nuevo en su patria.
Con las noticias relevantes e intrascendentes que publican los periódicos en 1935-1936 Saramago reconstruye el entorno donde ubica a su personaje, que aparece como amigo de Fernando Pessoa con quien establece contacto y le sirve de interlocutor a pesar de ya estar muerto.
Siguiendo sus solitarios recorridos por Lisboa, en un momento de bastante inestabilidad política en Europa, conocemos tipos característicos, maneras de pensar, supersticiones y costumbres que sirven de telón de fondo a las intrigas amorosas de Ricardo Reis y a sus intentos de acomodarse a un país que mira desde la distancia del recién llegado. Una tarea que se le vuelve cada vez más difícil a medida que se evidencia su incapacidad de identificar su mentalidad clasicista con el mundo prosaico que se le presenta cada día.
Mezcla de historia, poesía y creación literaria esta obra es una lectura obligada para aquellos que admiren la complejidad de la obra de Fernando Pessoa.

viernes, 16 de marzo de 2018

El corazón es un cazador solitario

“En el pueblo había dos mudos, y siempre estaban juntos. Cada mañana, temprano, salían de la casa en que vivían y caminaban tomados del brazo por la calle en dirección al trabajo. Ambos amigos eran muy diferentes. El que encabezaba la marcha era un griego obeso y soñador. Durante el verano lucía camiseta de polo amarilla o verde, colgando suelta por atrás, y por delante metida de cualquier manera en los pantalones. Cuando el tiempo era más fresco se echaba encima un deformado jersey gris. Tenía un rostro redondo y grasiento, con párpados semicerrados, y sus labios esbozaban una sonrisa leve y estúpida. El otro mudo era de elevada estatura. En sus ojos había una expresión vivaz e inteligente. Vestía siempre de manera pulcra y muy sobria.”
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Así comienza la novela El corazón es un cazador solitario, publicada por Carson McCullers en 1940, donde son varios los personajes que se toman el escenario para protagonizar su historia en diferentes momentos.
Soñadores de todas las condiciones desfilan por esta obra que profundiza con lucidez en las emociones de sus personajes: desde una niña de catorce años hasta un viejo médico marxista que se identifica, aunque no completamente, con un activista que recorre los pueblos del Sur llevando a los trabajadores lo que él considera es la buena nueva. Desde un mudo que alberga un amor desmedido hasta una serie de personas en cuyas vidas los hechos cotidianos adquieren dimensiones catastróficas.
Todo esto sucede en un pueblo donde el tiempo pasa a un ritmo diferente. Donde las acciones de la gente están determinadas por acontecimientos que en otro lugar se manifestarían de distinta forma.
Con su maestría para contar historias Carson McCullers nos seduce con palabras que son capaces de describir una sinfonía de Beethoven escuchada por una niña o lo que pasa por la mente de un hombre que no puede hablar pero que es capaz de comunicarse con todos los que se le acercan menos con la única persona que le importa. McCullers no se apiada de nadie y mucho menos del lector que asiste al desmoronamiento de muchos sueños incipientes y a finales sorpresivos que se perfilan ya desde el comienzo de la novela.
En esta obra, que conmueve desde el título hasta la última frase, se plantean temas bastante delicados para la mentalidad de la época que consideraba las reivindicaciones sociales de todo tipo como asuntos en los que se comprometía la seguridad del Estado. Ejemplo de ello es la relación entre Singer y su amigo Antonapoulos que nadie en el lugar parece encontrar extraña o el trato inhumano e injusto que se le da a una población sin derechos casi dos décadas antes del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos. O la posesión de armas de fuego por la gente del común.
Sin apelar a la sensiblería, sin tomar partido, la autora pone sobre la mesa asuntos que mueven la conciencia del lector poniéndolo frente a frente con sus creencias, prejuicios y convicciones.

viernes, 9 de marzo de 2018

El maestro de almas

“La vida no lo había preparado para rebelarse, sino para la obstinación, para la paciencia, para el esfuerzo, constantemente defraudado y vuelto a renovar, para la aparente resignación, que aumenta y concentra las fuerzas del alma.”
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En 1939 se publica en París la novela El maestro de almas de Irène Némirovsky (una escritora de origen judío nacida en Ucrania). Una obra que gira en torno a un tema tan actual hoy como en esa época: la xenofobia.
Dario Asfar llega a Francia con la esperanza de ejercer como médico. Marcado por una infancia de privaciones siente que el dinero es su necesidad primordial y su maldición pues nunca será suficiente para satisfacer las ansias que lo marcaron desde su nacimiento en un lugar desconocido de Crimea.
Tratará de integrarse en la sociedad que había idealizado. Pero esa sociedad no está abierta a los extranjeros a quienes delata su aspecto: el color de la piel, o la mirada ávida de quien padece los desgarrones que produce la miseria en el cuerpo y en el espíritu.
La necesidad lo lleva a convertirse en Maestro de almas; utiliza un tratamiento de su invención que él llama la “sublimación del yo”, inspirado en el psicoanálisis, para medrar por fin entre la gente que él admira pero que lo desprecia, que lo ve como un farsante al que se acude como último recurso.
Irène Némirovsky se arriesga en esta novela, como en otras de sus obras, a ser tildada de antisemita, al retratar unos personajes que se parecen al estereotipo del judío, tan utilizado en la literatura europea, pero que en realidad exponen crudamente el otro lado: el de la xenofobia que en cada época y en diferentes países adopta, según las circunstancias, nuevos enemigos.

viernes, 2 de marzo de 2018

La biblia de neón

“…todo el mundo se parecía tanto, en la manera de hablar y actuar, en sus gustos y sus odios. Si alguien detestaba algo, y era una persona como tenía que ser, todo el mundo debía detestar lo mismo. Si no lo hacías así, la gente te odiaba. En la escuela nos decían que debíamos pensar por nuestra cuenta, pero eso era imposible en el pueblo. Tenías que pensar como tu padre había pensado durante toda su vida, y eso era lo que todo el mundo pensaba”.
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En La biblia de neón, escrita por John Kennedy Toole a los 16 años y publicada póstumamente en 1989 (20 años después de su muerte), David, el personaje principal, recuerda los años que pasó en un pueblo pequeño y opresivo del sur de los Estados Unidos.
Mientras se aleja en tren de ese lugar, rememora su vida marcada sobre todo por la tía Mae, una mujer que llega del mundo exterior y altera para siempre, con su aspecto, sus vestidos y su exagerada coquetería, la vida aparentemente sencilla de la familia. Recuerda las circunstancias por las que pasaron: la pérdida de la casa; el abandono de la iglesia por falta de dinero con qué pagar la membresía; la guerra; sus años de colegio; la muerte de su padre; la aparente locura de su madre.
Nada es sencillo en ese lugar que además está marcado por los forcejeos entre las autoridades y el predicador o entre éste y las personas que contrarían sus rígidas normas de conducta.
Y cuando la situación para David y su familia se vuelve intolerable, la tía Mae anuncia que se irá y que él y su madre deberán seguirla más tarde. Un plan que falla cuando dos terribles sucesos obligan a David a dejar la población precipitadamente y a perder el contacto, quizá para siempre, con su tía.
Esta novela que desnuda la realidad, aparentemente tranquila de un pueblo, evidencia, entre otras cosas, como la ciega opinión pública es manipulada y conducida (en este caso por un predicador) para rechazar todo lo distinto, lo foráneo o lo extraño.