“…la soledad no es vivir solo, la soledad es no
ser capaz de hacer compañía a alguien o a algo que está en nosotros, la soledad
no es un árbol en medio de una llanura donde sólo está él, es la distancia
entre la savia profunda y la corteza, entre la hoja y la raíz.”
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En El año de la muerte de
Ricardo Reis, novela publicada en 1984, José Saramago reviste a su personaje
principal, uno de los heterónimos del poeta portugués Fernando Pessoa, de una
existencia tangible. Nos presenta una parte de su historia y hace algunas
referencias a otros seres que comparten su misma naturaleza, esos otros en los
que habitó el poeta, o lo habitaron, para asumir su soledad, o para eludirla.
Fernando Pessoa acaba de morir y
este acontecimiento le sirve de justificación a Ricardo Reis, un médico-poeta,
para regresar de Brasil y establecerse de nuevo en su patria.
Con las noticias relevantes e
intrascendentes que publican los periódicos en 1935-1936 Saramago reconstruye
el entorno donde ubica a su personaje, que aparece como amigo de Fernando
Pessoa con quien establece contacto y le sirve de interlocutor a pesar de ya
estar muerto.
Siguiendo sus solitarios
recorridos por Lisboa, en un momento de bastante inestabilidad política en
Europa, conocemos tipos característicos, maneras de pensar, supersticiones y
costumbres que sirven de telón de fondo a las intrigas amorosas de Ricardo Reis
y a sus intentos de acomodarse a un país que mira desde la distancia del recién
llegado. Una tarea que se le vuelve cada vez más difícil a medida que se
evidencia su incapacidad de identificar su mentalidad clasicista con el mundo prosaico
que se le presenta cada día.
Mezcla de historia, poesía y
creación literaria esta obra es una lectura obligada para aquellos que admiren
la complejidad de la obra de Fernando Pessoa.
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