“Experimentamos la vida como un continuo y
sólo una vez que declina, una vez que se vuelve pasado, vemos las
discontinuidades. El pasado, si existe, es sobre todo espacio vacío, grandes
extensiones de nada en las cuales flotan personas y acontecimientos significativos.”
*************************
En New York, la ciudad cosmopolita
por antonomasia vive Julius, el protagonista de Ciudad abierta, la novela de
Teju Cole publicada en 2011. El narrador, un hombre llegado de Nigeria a los Estados
Unidos en su temprana juventud, se identifica tanto con la cultura occidental que
durante buena parte del tiempo el lector se olvida de que es un hombre africano
el que habla.
Julius recorre la ciudad observando y
fijando en su memoria calles, parques y situaciones donde la gente que aparece
expresa sus ideas marcadas por experiencias que en algunos casos han llegado a
ser extremas. Como muchas obras, ésta se va abriendo a espacios inesperados; las
descripciones que hace el protagonista de lugares, personajes y emociones, así
como las contextualizaciones históricas, avasallan el texto convirtiéndolo por
momentos en una suma de reflexiones más que en un trabajo de ficción.
Los temas actuales que preocupan a los
estadounidenses especialmente, aparte de sus condiciones particulares, son
representados en los personajes de la historia, revelando diferentes maneras de
pensar y actuar que evidencian algo sabido: la vida de un ser humano tiene múltiples
raíces que se extienden en incontables direcciones, máxime si se trata de un
inmigrante como Julius, cuyas vivencias personales se complementan con las de
sus antepasados y las de muchas otras personas provenientes de distintas
ciudades y países.
Aunque al final queda una
sensación de insatisfacción vale la pena leer una obra que lleva al lector por
una variedad de asuntos que, si bien no conforman una novela como suele
pensarse, dan cuenta de los vastos conocimientos del autor sobre temas tan
variados como las aves, la música, la historia y por supuesto New York.