domingo, 1 de julio de 2018

Casa de campo

“…debían engañarse a sí mismos hasta creerse voceros de una ética inmaculada para justificar la violencia, en vez de mirarla cara a cara y verla como era, la consecuencia del odio, del rencor, del miedo, de la rapiña, de la innata brutalidad. No, ellos no se atrevían a asumir su odio. Ni su codicia, ni su prepotencia, ni su cobardía. Para subsistir necesitaban conservar una imagen estilizada de sí mismos, estática, ideal…
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Desde el principio de Casa de campo, novela publicada en 1978, José Donoso anuncia su carácter ficticio interpelando al lector directamente para declarar su intención de contar una historia nacida de la imaginación.
Una familia numerosa que incluye a más de treinta hijos entre los cinco y los diecisiete años llega a su casa de campo, como todos los veranos, seguida por una descomunal corte de sirvientes. Allí pasarán tres meses. Aunque en esta ocasión una nueva actividad alterará la organización familiar; cambiará su realidad variando todos los rituales.
Los adultos de la familia Ventura se van de paseo y dejan a sus hijos a cargo de Juvenal, el mayor de ellos. Pero la salida se prolongará tanto que todas las estructuras de orden, poder y conocimiento se derrumban.
Asediados por temores ancestrales tanto los niños que permanecen en la casa a la espera del regreso de los adultos, como estos, cuyo tiempo no transcurre, son presa de las limitaciones que han marcado sus vidas desde siempre. Los mitos que rodean la casa, que es un universo en sí misma, y las pasiones que mueven a los que se fueron y a los que se quedaron, se combinan con la voluntad de quienes soterradamente socavan el statu quo que es tan rígido y antiguo como el ideario que da cohesión a la familia. La casa y la llanura inconmensurable que la rodea son tan protagonistas como los Ventura o sus sirvientes o las figuras que se mueven en los cuadros, en los murales, en los subterráneos.
Que los personajes de esta obra son el producto de la imaginación del autor se hace evidente, sobre todo, en el comportamiento de los niños cuyas ideas, deseos y actitudes en la mayoría de los casos son tan complejas como las de los adultos.
Son muchos los lugares y momentos que se entrecruzan en esta obra donde las metáforas parecen adquirir la consistencia de la realidad por medio de una trama que, compuesta de verdades y leyendas, está inmersa en un tiempo que transcurre a ritmos distintos y en un espacio que se deshace y reconstruye sin cesar.

lunes, 25 de junio de 2018

Última salida para Brooklyn

“Su cuerpo se estremeció leve, involuntariamente. Nada desgarraba, ni siquiera ligeramente, la oscuridad; tenía los ojos cerrados y su cabeza estaba encerrada en un mundo de tinieblas del que no veía ni sentía los límites. Harry mismo era inexistente. No había más que oscuridad.”
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Los aspectos más sombríos de la naturaleza humana constituyen la trama de Última salida para Brooklyn, una novela de Hubert Selby Jr. En ella, personajes acorralados por la insatisfacción y las carencias llenan su vida con drogas, sexo compulsivo, vandalismo o ataques indiscriminados a la gente común.
En esta obra sujetos tan patéticos y conmovedores como Georgette y su círculo de “amigas” o tan abiertamente agresivos y peligrosos como Tralala intentan dar significado a una existencia que no les ofrece salidas. En las estampas finales del libro la violencia cotidiana, que se escuda detrás de la ignorancia y la pobreza, es quizá más terrible que la que ejercen los gamberros como Vinnie o los sindicalistas corruptos como Harry que oculta su frustración tras una masculinidad exacerbada.
Utilizando un lenguaje duro y explícito el autor recrea un aspecto de la sociedad estadounidense que en 1964 no era tan conocido: la cara oscura del “baby boom”; Selby Jr. aprovecha todos los medios que ofrece el lenguaje para elaborar sabiamente una estructura narrativa que revive en cada página la violencia que afecta directamente a los personajes de la novela.
Su lectura desvirtúa esa imagen que los Estados Unidos quisieron vender al mundo mediante una profusión de sitcoms que llegaron a todos los rincones de la tierra: la de una sociedad bien avenida (especialmente de clase media) que resolvía con facilidad los conflictos entre las personas y donde las acciones dignas de castigo no tenían consecuencias profundas.
Una novela que fue llevada a los tribunales en Inglaterra, acusada de obscenidad, y que tuvo entre los testigos de la defensa nada más y nada menos que a Anthony Burgess merece ser tenida en cuenta, no sólo como una de esas obras que cuestionan la imagen de una sociedad específica sino también como un documento que contribuye al análisis, desde diversos puntos de vista, de la capacidad que tiene la humanidad para hacerse daño a sí misma.

viernes, 15 de junio de 2018

Dora Bruder


“Se les habían puesto estrellas amarillas a niños de nombre polaco, ruso, rumano, pero tan parisinos que se confundían con las fachadas de las casas, las aceras, los infinitos matices del gris que existen en París. Al igual que Dora Bruder, hablaban todos ellos con acento de París, empleando palabras de aquel argot cuya ternura entristecida había percibido Jean Genet.”
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Hace 77 años otra de las tantas chicas judías que vivían en Francia es atrapada por la maquinaria letal que armaron los alemanes en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Las calles y edificios del París de 1941, 1965 ó 1996 (algunos tan viejos que fueron testigos de los acontecimientos en torno a la Revolución Francesa) son el escenario de Dora Bruder, la obra de Patrick Modiano que intenta reconstruir la vida, o al menos una parte, de una joven de diecisiete años, cuya desaparición se denunció en 1941.
Parece extraña una denuncia como esa en el París de entonces, si se tiene en cuenta que esa era la constante en una ciudad ocupada que sufría la imposición de leyes cuyo incumplimiento causaba la detención inmediata y donde las autoridades francesas, dominadas por el aparato policial y burocrático alemán, eran sólo un instrumento.
Modiano sigue el rastro de Dora, recorriendo calles, visitando edificios o desenterrando documentos que le permitan revivir en parte la vida de la hija de unos inmigrantes judíos. Con un lenguaje parecido al de los informes oficiales o al de las ordenanzas pinta un cuadro dramático de la realidad de una juventud que quizá no tenía muchas esperanzas antes de la guerra pero que al menos tenía libertad.
Poetas y escritores, como Genet, aparecen también en las reminiscencias personales de Modiano inspiradas por la vida en una ciudad que en 1996 todavía presentaba las huellas que le dejaron la guerra o las convulsiones sociales, aunque muchas de esas cicatrices estuvieran disimuladas por las nuevas construcciones que desdibujan la memoria de la gente.

viernes, 8 de junio de 2018

Por encima del mundo

“—Nosotros no somos turistas —dijo la señora Slade—. Vamos a donde queremos cuando queremos. Es la única forma de viajar. Viajar en grupo es degradante. Lo que importa es ser libre. No tener que hacer planes por adelantado.”
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En la última novela que escribió Paul Bowles, Por encima del mundo (1966), el doctor Taylor Slade y su esposa Day, una pareja de viajeros estadounidenses, llegan a un indeterminado país latinoamericano donde tienen la oportunidad de experimentar muy de cerca el color y la atmósfera locales.
El día posterior a su llegada a la capital (una ciudad de la que nunca se llega a conocer el nombre), Day conoce por casualidad al joven Grove Soto, hijo de un acaudalado hombre suramericano, quien la lleva a conocer su apartamento y la invita para que lo vuelva a visitar con su esposo. En esa visita que se prolongará debido a circunstancias imprevistas la pareja se ve involucrada de manera tangencial con otros personajes como Luchita, una joven de 17 años adicta a la marihuana, o Thorny el canadiense, secuaz de Grove.
A partir de ahí los acontecimientos se desenvuelven como en una pesadilla: una súbita enfermedad que a pesar de estar separados los ataca a los dos de manera simultánea les causa una pérdida de memoria que se mezcla con recuerdos y experiencias en pueblos y parajes extraños, desestabilizando su concepto de la realidad. Los Slade acaban de caer en una telaraña tejida con precisión milimétrica.
Personajes clásicos de la literatura como los trotamundos que recorren países que consideran exóticos en busca de sensaciones nuevas o como el viajero entrometido que se conoce en algún momento del viaje, se mueven en un paisaje tropical magistralmente recreado.
En ésta obra, como en El cielo protector, Bowles resalta ese perfil inasible que caracteriza los lugares en los que se desarrollan sus historias.

viernes, 1 de junio de 2018

Kitchen


"Cada vez que nos abrazábamos, conocía palabras que no eran palabras."
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En esta obra de Banana Yoshimoto (seudónimo de la escritora japonesa Mahoko Yoshimoto) publicada en 1988 y compuesta por dos relatos cortos cuyos temas son el amor y su relación con la muerte, cuatro personajes se enfrentan a la soledad por caminos diferentes.
En Kitchen, Mikage, una chica que sólo se siente bien en la cocina y con los elementos relacionados con el arte culinario, pierde a su abuela y debido a ese hecho conoce a Yûichi, un muchacho huérfano de madre, que vive con Eriko su padre-madre. Después de pasar una temporada en la casa de ellos y de un tiempo en que la comunicación se pierde, Mikage y Yûichi vuelven a encontrarse; las circunstancias han cambiado y es posible que en esta nueva situación establezcan una relación amorosa.
Por otro lado, y basada en una leyenda china que da origen a una de las festividades japonesas (Tana-bata: Fiesta de la adoración de las estrellas), tenemos la historia de Moonlight Shadow: un accidente automovilístico causa la muerte de Hitoshi el novio de Satsuki y Yumiko la novia de Shu el hermano de Hitoshi. A pesar de que cada uno continúa con su vida, lo repentino de esas muertes les impide hallar la tranquilidad. Es un acontecimiento que sucede cada cien años según Urara (una mujer que aparece misteriosamente) el que le permitirá a Satsuki, y al parecer a Shu, cerrar esa etapa de sus vidas.
Las metáforas, sencillas y novedosas, con las que están escritas estas dos historias aparentemente simples, refuerzan ese aspecto poético que ha caracterizado siempre a la literatura japonesa.

viernes, 25 de mayo de 2018

El gran Gatsby

Eran personas descuidadas, (...) dañaban las cosas y a las personas y, entonces se refugiaban en su dinero o en su gran indiferencia, o en lo que fuera que los mantenía juntos, y dejaban que la otra gente limpiara los regueros que habían dejado...
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En el verano de 1922 Jay Gatsby, un recién llegado a la ciudad de New York, deslumbra a la alta sociedad dando grandes fiestas en su casa de la playa. Aparentemente sólo quiere divertirse, como la variopinta multitud que lo visita, pero detrás de su aire despreocupado hay una intención muy definida.
¿Quién es Jay Gatsby? ¿Acaso es otro joven adinerado o uno de los que alcanzó el sueño americano sin importar los medios a los que tuvo que recurrir para lograrlo? Para la sociedad neoyorkina no pasa de ser la atracción del momento y su casa el lugar donde se puede conseguir diversión y licor con facilidad. Las historias que corren sobre su procedencia lo hacen más atractivo aunque para la mayoría no deja de ser un advenedizo.
Nick Carraway, el narrador, se involucra en sus planes cuando éste le confiesa la razón para llevar ese tren de vida: reanudar su relación con Daisy, la chica que dejó cinco años atrás para enlistarse en el ejército y pelear en la Gran Guerra.
Pero las cosas no son tan simples. Para conseguir el dinero que le permite vivir de esa manera Gatsby ha tenido que involucrarse con personajes poco recomendables y este hecho puede influir en la decisión de Daisy al momento de escoger entre él y su esposo Tom Buchanan.
En su novela El gran Gatsby, publicada en 1925, F. Scott Fitzgerald analiza la característica doble moral de la sociedad estadounidense. Esta historia, que se desarrolla casi en la misma época en que fue escrita retrata a las personas que vivieron con despreocupación los locos años veinte en medio de la Prohibición (con total indiferencia por las personas que pudieran quedar atrapadas en su trama de intereses personales) quizá como reacción al horror de la Primera Guerra Mundial.

viernes, 18 de mayo de 2018

Lord Jim

Classics Illustrated (Estados Unidos, 1968)
“Cuando tratamos de enfrentar las necesidades íntimas de otros, percibimos cuán incomprensibles, vacilantes y nebulosos son los seres que comparten con nosotros la visión de las estrellas y el valor del sol. Es como si la soledad fuese la condición dura y absoluta de la existencia; la envoltura de carne y sangre en que se clavan nuestros ojos se licua ante nuestra mano extendida, y sólo queda el espíritu caprichoso, inconsolable y fugaz que ninguna mirada puede perseguir, ninguna mano aferrar.”
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En la novela “Lord Jim” de Joseph Conrad, publicada en 1899, el capitán Marlow relata la historia del marinero Jim basándose en los hechos que conoció de primera mano y en los testimonios que le llegaron por distintas fuentes. Se trata de un hombre a quien un rígido código moral le impide olvidar un suceso en el que no actuó de acuerdo a sus convicciones.
El Patna, un barco que naufraga en el océano Índico, es abandonado por la tripulación de la que Jim hace parte, aunque sólo él sufrirá por los señalamientos que se les harán debido a esa conducta deshonrosa.
Después de su “fracaso”, Jim se dedicará a pasar de un trabajo a otro sin detenerse mucho tiempo en ningún lugar. Como si se castigara por haber fallado en un momento en donde su autodominio fue puesto a prueba.
Más tarde, cuando parece haber encontrado un lugar en el mundo, en la selva, alejado de la civilización a la que pertenece, ésta lo alcanza para retarlo una vez más en cabeza de un seudo pirata que odia lo que él representa. La respuesta que da Jim a ese reto no satisfará a las personas con quienes ha conformado una sociedad paralela a aquella de la que se ha separado.
Muchos de los que han conocido a Jim coinciden en llamarlo ingenuo por su incapacidad de ver el mundo tal como es. Stein, su último jefe, lo tacha de romántico. Quizá sea esta la mejor definición para un hombre que está dispuesto a pagar con su vida por los errores cometidos.

viernes, 11 de mayo de 2018

Bola de sebo

Fotograma de la película soviética Pyshka (Bola de sebo) de 1934
La mujer, una de esas llamadas galantes, era célebre por su precoz gordura, que le había valido el sobrenombre de Bola de Sebo. Baja, redonda por todas partes, gorda a reventar, con dedos hinchados, estrangulados en las falanges, semejantes a rosarios de pequeñas salchichas, de piel brillante y tensa, un pecho enorme que resaltaba bajo el vestido, era todavía apetitosa y buscada, pues su frescura era agradable a la vista. Su rostro era una manzana roja, un pimpollo de peonía pronto a brotar; y en todo eso se abrían, arriba, dos ojos negros. magníficos, sombreados por grandes pestañas espesas que ponían una sombra dentro de ellos. Abajo, una boca encantadora, angosta, húmeda para el beso, adornada por dientes brillantes y menudos.
Poseía, además, según se decía, cualidades inapreciables.”
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En el desolador escenario de la derrota francesa en la guerra franco prusiana de 1870 se desarrolla un drama que tiene como protagonista a Elisabeth Rousset más conocida como Bola de sebo, una mujer de la vida galante en la ciudad de Ruan.
Este relato publicado en 1880 por Guy de Maupassant, nueve años después de finalizada la guerra, cuenta un hecho donde intervienen directamente diez personajes que en determinado momento se ven a merced de un militar prusiano.
En un coche que huye de la ciudad invadida, viajan unas personas que representan en mayor o menor medida la sociedad de una ciudad secundaria: la nobleza, la pequeña burguesía, la iglesia, los marginales. Cada uno de ellos tendrá un papel en el drama que se escenificará en una posada adonde llegará el coche después de un largo viaje. En ese lugar empezará el asedio por parte de un oficial prusiano y de siete de los viajeros sobre la voluntad y el patriotismo de Bola de Sebo.
Su profesión la hace odiosa, pero su generosidad la acerca durante un breve tiempo a ellos. Las circunstancias la convierten paradójicamente en salvadora para luego ser devuelta al lugar donde la mala conciencia de sus acompañantes la ha ubicado siempre.
La pluma de Maupassant, un escritor que supo analizar con habilidad el comportamiento humano, retrata nítidamente la forma en que los principios morales se aplican o no según convenga. Una situación que puede repetirse en cualquier sociedad contemporánea donde los prejuicios siguen tan vigentes y virulentos como en el lejano siglo XIX. La diferencia está en que los rechazos han cambiado de forma y de color adquiriendo el eufemístico aspecto de lo que se ha dado en llamar políticamente incorrecto.

viernes, 4 de mayo de 2018

La voz humana

“...Hablo, hablo; creo que nos estamos hablando como de costumbre y después de repente se me presenta la verdad ...... (Lágrimas) ...... ¿Para qué hacerse ilusiones? ...... Sí ...... sí ...... ¡No! En ese tiempo se veía uno. Podía perderse la cabeza, olvidar las promesas, arriesgar lo imposible, convencer a los que uno adoraba besándoles, aferrándose a ellos. Una mirada podía cambiarlo todo. Pero con este aparato, lo que se acabó, se acabó ......”
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En 1930, hace casi noventa años el polifacético artista Jean Cocteau escribió esta pequeña obra maestra que fue estrenada en París por la actriz Berthe Bovy en la Comédie Française. Desde entonces actrices de gran calibre como Ingrid Bergman o Anna Magnani han dado aliento a este monólogo para comunicar todas las emociones que cualquier ser humano que se halla visto en una situación semejante conoce muy bien: una persona que a pesar de ser consciente de la ruptura de su relación declara abiertamente un amor incondicional.
Toda la angustia de una mujer que sabe que su relación ha terminado se refleja en una conversación telefónica que ilustra con claridad sus sentimientos y los de la persona a quien no intenta convencer, pero de quien está completamente enamorada. Con la voz desgarrada por la emoción cuenta las trampas y pequeñas mentiras que se dice a sí misma y a su interlocutor para lograr remontar la sima depresiva en la que se halla.
No es casual que la conversación sea interrumpida por las fallas del teléfono o las interferencias; así es la comunicación entre la gente.
Leer este texto no le tomará más de media hora a un lector promedio, sin embargo puesto en escena dura mucho más porque es en el escenario donde las palabras adquieren toda su dimensión por cuenta de los silencios, de las expresiones del rostro y los movimientos del cuerpo que acompañan a ese fenómeno compuesto de aire y espíritu que es una voz humana.
En esta época de grandes avances tecnológicos sigue produciendo el mismo desasosiego, como en la década de los años treinta, una comunicación precaria e incierta que al fin y al cabo, y en muchas ocasiones, no depende de los medios que se utilizan para establecerla, sino de la voluntad.

viernes, 27 de abril de 2018

Santuario

La estrecha escalera giraba sobre sí misma en una sucesión de tramos mezquinos. La luz, que en cada piso se filtraba por delante a través de una puerta con una pesada cortina y por detrás a través de una ventana con la persiana bajada, creaba en todos ellos una sensación de fatiga. Era una luz exhausta, fúnebre, completamente agotada, con la prolongada fatiga de un agua estancada a la que no llegan ni la luz del sol ni los ruidos llenos de vida que la acompañan. Había también un olor insidioso de comida atrasada, con resabios de whiskey, e incluso Temple, a pesar de su ignorancia, se sintió sumergida en fantasmal promiscuidad con la ropa interior, con los discretos susurros de los cuerpos ajados, tan inexpugnables como frecuentemente sitiados, que ocultaban las puertas silenciosas que iba dejando a sus espaldas.
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En 1931 William Faulkner escribió Santuario una novela que, en los últimos años de la Prohibición en Estados Unidos, relata una compleja historia que incluye entre otras cosas una violación y unos asesinatos.
Todo comienza con la llegada de la estudiante de secundaria Temple Drake y Gowan Stevens, su acompañante, al lugar donde Lee Goodwin, un ex soldado, destila licor clandestinamente.
El acoso y la violencia, de los que la adolescente será objeto, no los podrán evitar ni Ruby Lamar, la compañera del destilador, ni Tommy el único hombre que intenta ayudarla.
Popeye, el gánster que distribuye el licor que allí se produce, es el más agresivo, a pesar de su tamaño, y será quien la secuestre confinándola en el prostíbulo de miss Reba en Menphis; pero allí las cosas se acaban de complicar por cuenta del peculiar comportamiento de Popeye y la actitud errática de Temple.
Simultáneamente a la llegada de Popeye y la muchacha a Menphis, Lee Goodwin es detenido y acusado de asesinato y en el pueblo adonde es llevado, Horace Beenbow, el abogado que se ofreció a defenderlo, tiene que enfrentarse con la oposición y el rechazo encabezado por las mujeres por su ayuda al acusado y a la esposa de éste a quien tildan de prostituta.
El licor, la sexualidad reprimida, la opresión de las mujeres o la influencia nefasta que pueden tener éstas cuando ponen en juego el poder de sus prejuicios son algunos de los elementos que utiliza Faulkner para armar esta novela.
Pero más importante que la violencia inmersa en la obra y de las patologías sociales que se describen es la manera como se cuentan los hechos. Faulkner no es un escritor generoso, entrega, poco a poco, los medios para que se reconstruya la historia mediante una profusión de metáforas, giros idiomáticos y un sabio manejo del tiempo que impulsan al lector a convertirse en un participante activo del relato.
Leer a Faulkner no es sencillo, pero cuando se lee una de sus obras se tiene la seguridad de estar frente al trabajo de uno de los grandes autores del siglo XX.

viernes, 20 de abril de 2018

Estupor y temblores

"A menudo, las actitudes más incomprensibles de una vida tienen su origen en un deslumbramiento de juventud: de pequeña, la belleza de mi universo japonés me había impactado tanto que todavía me alimentaba con aquella reserva afectiva. Ahora tenía ante mí la evidencia del despreciable horror de un sistema que negaba todo lo que tanto había amado y, no obstante, seguía siendo fiel a sus valores, en los que ya no creía."
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En Estupor y temblores la novela de Amélie Nothomb la brecha cultural entre occidente y el extremo oriente se evidencia desde el principio cuando Amélie, una mujer belga, entra a trabajar en Yumimoto, una enorme compañía japonesa radicada en Tokio, donde su formación le impide interpretar adecuadamente la conducta de sus compañeros. Aunque tenga a su favor el conocimiento del idioma y la fascinación por ese país es incapaz de entender qué se espera de ella, como mujer y como occidental. A consecuencia de sus múltiples “errores” se verá degradada cada vez más a trabajos que no se corresponden con su capacidad y conocimientos. Claramente se ve que no hablan el mismo lenguaje: el de la sutileza de las actitudes y de las acciones.
Frente a Amélie se encuentra Fubuki, su jefe inmediato, una mujer que encarnará para Amélie las dos caras del Japón: la belleza y la fealdad de su estructura social, donde según todos los indicios no hay un lugar definido para una mujer europea.
En esta obra de 1991 se nos presenta una imagen que contribuye a consolidar la idea que se tiene de un país cuya escala de valores se ha desarrollado paralelamente a la civilización occidental.
La profunda estratificación de esta sociedad se refleja en los niveles que conforman la empresa Yumimoto donde el conducto regular se eleva a la categoría de dogma y cualquiera que intente subvertirlo será visto como peligroso o lo que es peor como anormal y donde el rechazo a la iniciativa individual alcanza una dimensión casi patológica.
Con esta novela se comprueba una vez más el gran peso que tiene la cultura sobre nuestro comportamiento. El análisis que hace la autora nos da un ejemplo de la magnitud de las diferencias que nos separan de otras maneras de pensar y de vivir, que pueden llegar a ser irreconciliables.

viernes, 13 de abril de 2018

American Psycho

Yo tenía todas las características de los seres humanos —carne, sangre, piel, pelo— pero mi despersonalización era tan intensa, se había hecho tan profunda, que la capacidad habitual para sentir compasión había quedado erradicada, víctima de un lento y decidido borrado. Me limitaba a imitar la realidad, tenía un tosco parecido con un ser humano y sólo me funcionaba un oscuro rincón del cerebro. Estaba pasando algo horrible y sin embargo no conseguía imaginar por qué —no lo podía determinar con claridad—. Lo único que me tranquilizaba era el sonido del hielo al echarlo en un vaso de J&B.”
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La década de los años ochenta se caracterizó por un florecimiento de la música pop y por la presencia mediática de un grupo humano característico en la escena financiera del mundo: el yuppie, cuyo perfil es fácilmente definible y al que Bret Easton Ellis retrata con crudeza en American Psycho, novela publicada en 1991.
Patrick Bateman, un joven adinerado de 26 años (admirador incondicional de Donald Trump), quien además trabaja en Wall Street, cuenta sus andanzas por los lugares más exclusivos y excluyentes de la ciudad de New York. Su mundo gira en torno a clubes y restaurantes de moda; sus intereses se centran en los costosos atuendos y los objetos que usan él y la gente que lo rodea. Todas sus descripciones están mediadas por las marcas que incluyen la música y el arte que consumen.
Bateman odia a casi todo el mundo y a pesar de su dinero y de tener un empleo bastante bien remunerado padece de una inseguridad patológica que lo acosa; reflejada en el cuidado excesivo de su apariencia, en su dependencia de las drogas y en su actividad secreta.
Que se puede hacer crítica social sin apelar al cliché de la lucha de clases lo demuestra Ellis con una narración novedosa que describe sin sutilezas la violencia que, imaginaria o real, lleva consigo el protagonista, ejemplo de todo un conglomerado que puede haber cambiado de nombre y hasta de métodos pero que sigue como siempre haciendo del dinero y el status su único objetivo.

viernes, 6 de abril de 2018

La "tournée" de Dios

“Todo el mundo se aborrece y murmura y calumnia, y cada individuo se atrinchera en sí mismo para poder descargar su odio sobre los demás. El bueno, es tonto; el malo, un monstruo; el que oculta la verdad, un hipócrita; el que la hace ostensible, un cínico. Frecuentar el trato de mujeres sin honor, es para la sociedad libertinaje; pero ir siempre del brazo de una sola mujer honrada significa ser un desgraciado sin atractivos. Si a un hombre se le ve en compañía de su hija nadie dejará de pensar que es su querida; pero si se hace acompañar de su querida siempre afirmará alguien que ella es su madre. Un hombre que vive solo es un egoísta, pero al que sostiene una familia dilatada se le tacha de pobre diablo. Si no tienes hijos te llamarán impotente; pero ten hijos, y asegurarán que son de un amigo, salvo cuando hablen de ese amigo, en cuyo caso dirán que son tuyos para reventar al otro. Al que triunfa se le considera como un bandido o un farsante y al que fracasa, como un miserable o un incapaz. El que ultraja es un canalla, pero el que se deja ultrajar es un cobarde. Si estás de acuerdo con los demás dirán que eres un tonto; si les compadeces te llamarán fatuo y engreído; si les discutes te odiarán, pero si te burlas de ellos con sarcasmos y risas afirmarán que eres un amargado. Rico, te despreciarán por burgués; pobre, te despreciarán por inútil. Si tratas bien a las mujeres eres un ingenuo; si las tratas mal eres un chulo. Si te separas de la mujer con quien vives jurarán que ella se ha ido con otro; si no te separas dirán que “el otro” entra en tu casa. Para la Humanidad, en fin, el hombre, cuando va con una mujer es un cornudo; cuando va con otro hombre es un pederasta y cuando va solo es un onanista.
“Todo es odio, rivalidad, furia, bilis y ácido clorhídrico.”
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Dios ha decidido volver a la tierra y se aparecerá en España. Después de hablar con el papa y de que la noticia haya dado la vuelta al mundo; después de las incredulidades y polémicas sobre la veracidad de tal noticia, Dios da inicio al acontecimiento más importante en la historia de la humanidad.
Pero las cosas no resultan como se esperaba: las multitudes desbordan toda previsión; las autoridades y personajes más relevantes no reciben un trato particularmente especial por parte de Dios, lo que tampoco sucede con la mayoría de la gente que lo aclama por donde pasa. Sin contar con que la actitud del aclamado empieza a ser como mínimo censurable con respecto a su sensibilidad para con los problemas de la humanidad.
Sus declaraciones sobre los dogmas y las cuestiones humanas también causan revuelo y al parecer Dios se quedará solo y quizá tendrá que admitir que su mayor error fue la creación del ser humano.
Que el humor es algo bastante serio lo demuestra Enrique Jardiel Poncela con La "tournée" de Dios, publicada en 1932, donde además de las situaciones absurdas en las que ubica a sus otros personajes: un periodista, un escritor, una actriz, un doctor mitómano, expone sus tesis sobre la política, la vida y la religión entre otras; pero este libro que es quizá el más serio de su obra no es un libro cuestionador ni proselitista según afirma el autor… como Dios, es neutral.

viernes, 23 de marzo de 2018

El año de la muerte de Ricardo Reis

“…la soledad no es vivir solo, la soledad es no ser capaz de hacer compañía a alguien o a algo que está en nosotros, la soledad no es un árbol en medio de una llanura donde sólo está él, es la distancia entre la savia profunda y la corteza, entre la hoja y la raíz.”
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En El año de la muerte de Ricardo Reis, novela publicada en 1984, José Saramago reviste a su personaje principal, uno de los heterónimos del poeta portugués Fernando Pessoa, de una existencia tangible. Nos presenta una parte de su historia y hace algunas referencias a otros seres que comparten su misma naturaleza, esos otros en los que habitó el poeta, o lo habitaron, para asumir su soledad, o para eludirla.
Fernando Pessoa acaba de morir y este acontecimiento le sirve de justificación a Ricardo Reis, un médico-poeta, para regresar de Brasil y establecerse de nuevo en su patria.
Con las noticias relevantes e intrascendentes que publican los periódicos en 1935-1936 Saramago reconstruye el entorno donde ubica a su personaje, que aparece como amigo de Fernando Pessoa con quien establece contacto y le sirve de interlocutor a pesar de ya estar muerto.
Siguiendo sus solitarios recorridos por Lisboa, en un momento de bastante inestabilidad política en Europa, conocemos tipos característicos, maneras de pensar, supersticiones y costumbres que sirven de telón de fondo a las intrigas amorosas de Ricardo Reis y a sus intentos de acomodarse a un país que mira desde la distancia del recién llegado. Una tarea que se le vuelve cada vez más difícil a medida que se evidencia su incapacidad de identificar su mentalidad clasicista con el mundo prosaico que se le presenta cada día.
Mezcla de historia, poesía y creación literaria esta obra es una lectura obligada para aquellos que admiren la complejidad de la obra de Fernando Pessoa.

viernes, 16 de marzo de 2018

El corazón es un cazador solitario

“En el pueblo había dos mudos, y siempre estaban juntos. Cada mañana, temprano, salían de la casa en que vivían y caminaban tomados del brazo por la calle en dirección al trabajo. Ambos amigos eran muy diferentes. El que encabezaba la marcha era un griego obeso y soñador. Durante el verano lucía camiseta de polo amarilla o verde, colgando suelta por atrás, y por delante metida de cualquier manera en los pantalones. Cuando el tiempo era más fresco se echaba encima un deformado jersey gris. Tenía un rostro redondo y grasiento, con párpados semicerrados, y sus labios esbozaban una sonrisa leve y estúpida. El otro mudo era de elevada estatura. En sus ojos había una expresión vivaz e inteligente. Vestía siempre de manera pulcra y muy sobria.”
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Así comienza la novela El corazón es un cazador solitario, publicada por Carson McCullers en 1940, donde son varios los personajes que se toman el escenario para protagonizar su historia en diferentes momentos.
Soñadores de todas las condiciones desfilan por esta obra que profundiza con lucidez en las emociones de sus personajes: desde una niña de catorce años hasta un viejo médico marxista que se identifica, aunque no completamente, con un activista que recorre los pueblos del Sur llevando a los trabajadores lo que él considera es la buena nueva. Desde un mudo que alberga un amor desmedido hasta una serie de personas en cuyas vidas los hechos cotidianos adquieren dimensiones catastróficas.
Todo esto sucede en un pueblo donde el tiempo pasa a un ritmo diferente. Donde las acciones de la gente están determinadas por acontecimientos que en otro lugar se manifestarían de distinta forma.
Con su maestría para contar historias Carson McCullers nos seduce con palabras que son capaces de describir una sinfonía de Beethoven escuchada por una niña o lo que pasa por la mente de un hombre que no puede hablar pero que es capaz de comunicarse con todos los que se le acercan menos con la única persona que le importa. McCullers no se apiada de nadie y mucho menos del lector que asiste al desmoronamiento de muchos sueños incipientes y a finales sorpresivos que se perfilan ya desde el comienzo de la novela.
En esta obra, que conmueve desde el título hasta la última frase, se plantean temas bastante delicados para la mentalidad de la época que consideraba las reivindicaciones sociales de todo tipo como asuntos en los que se comprometía la seguridad del Estado. Ejemplo de ello es la relación entre Singer y su amigo Antonapoulos que nadie en el lugar parece encontrar extraña o el trato inhumano e injusto que se le da a una población sin derechos casi dos décadas antes del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos. O la posesión de armas de fuego por la gente del común.
Sin apelar a la sensiblería, sin tomar partido, la autora pone sobre la mesa asuntos que mueven la conciencia del lector poniéndolo frente a frente con sus creencias, prejuicios y convicciones.

viernes, 9 de marzo de 2018

El maestro de almas

“La vida no lo había preparado para rebelarse, sino para la obstinación, para la paciencia, para el esfuerzo, constantemente defraudado y vuelto a renovar, para la aparente resignación, que aumenta y concentra las fuerzas del alma.”
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En 1939 se publica en París la novela El maestro de almas de Irène Némirovsky (una escritora de origen judío nacida en Ucrania). Una obra que gira en torno a un tema tan actual hoy como en esa época: la xenofobia.
Dario Asfar llega a Francia con la esperanza de ejercer como médico. Marcado por una infancia de privaciones siente que el dinero es su necesidad primordial y su maldición pues nunca será suficiente para satisfacer las ansias que lo marcaron desde su nacimiento en un lugar desconocido de Crimea.
Tratará de integrarse en la sociedad que había idealizado. Pero esa sociedad no está abierta a los extranjeros a quienes delata su aspecto: el color de la piel, o la mirada ávida de quien padece los desgarrones que produce la miseria en el cuerpo y en el espíritu.
La necesidad lo lleva a convertirse en Maestro de almas; utiliza un tratamiento de su invención que él llama la “sublimación del yo”, inspirado en el psicoanálisis, para medrar por fin entre la gente que él admira pero que lo desprecia, que lo ve como un farsante al que se acude como último recurso.
Irène Némirovsky se arriesga en esta novela, como en otras de sus obras, a ser tildada de antisemita, al retratar unos personajes que se parecen al estereotipo del judío, tan utilizado en la literatura europea, pero que en realidad exponen crudamente el otro lado: el de la xenofobia que en cada época y en diferentes países adopta, según las circunstancias, nuevos enemigos.

viernes, 2 de marzo de 2018

La biblia de neón

“…todo el mundo se parecía tanto, en la manera de hablar y actuar, en sus gustos y sus odios. Si alguien detestaba algo, y era una persona como tenía que ser, todo el mundo debía detestar lo mismo. Si no lo hacías así, la gente te odiaba. En la escuela nos decían que debíamos pensar por nuestra cuenta, pero eso era imposible en el pueblo. Tenías que pensar como tu padre había pensado durante toda su vida, y eso era lo que todo el mundo pensaba”.
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En La biblia de neón, escrita por John Kennedy Toole a los 16 años y publicada póstumamente en 1989 (20 años después de su muerte), David, el personaje principal, recuerda los años que pasó en un pueblo pequeño y opresivo del sur de los Estados Unidos.
Mientras se aleja en tren de ese lugar, rememora su vida marcada sobre todo por la tía Mae, una mujer que llega del mundo exterior y altera para siempre, con su aspecto, sus vestidos y su exagerada coquetería, la vida aparentemente sencilla de la familia. Recuerda las circunstancias por las que pasaron: la pérdida de la casa; el abandono de la iglesia por falta de dinero con qué pagar la membresía; la guerra; sus años de colegio; la muerte de su padre; la aparente locura de su madre.
Nada es sencillo en ese lugar que además está marcado por los forcejeos entre las autoridades y el predicador o entre éste y las personas que contrarían sus rígidas normas de conducta.
Y cuando la situación para David y su familia se vuelve intolerable, la tía Mae anuncia que se irá y que él y su madre deberán seguirla más tarde. Un plan que falla cuando dos terribles sucesos obligan a David a dejar la población precipitadamente y a perder el contacto, quizá para siempre, con su tía.
Esta novela que desnuda la realidad, aparentemente tranquila de un pueblo, evidencia, entre otras cosas, como la ciega opinión pública es manipulada y conducida (en este caso por un predicador) para rechazar todo lo distinto, lo foráneo o lo extraño.

viernes, 23 de febrero de 2018

El lugar sin límites

La novela de José Donoso El lugar sin límites, que hurga en el oscuro mundo del deseo, la protagoniza Manuel González Astica, más conocido como la Manuela.
El eje de la historia está ubicado en el prostíbulo de la Estación el Olivo; un pueblo moribundo. Manejado por la Japonesa es el centro de reunión de los hombres de la localidad. Allí fue donde se celebró una noche el triunfo en las elecciones de don Alejo, un terrateniente, con mujeres traídas de otro pueblo, con cantantes y además con la Manuela, que traía consigo sus ínfulas de bailaora y su bata colorada, de manola. Pero las cosas se le complican a éste cuando don Alejo y la Japonesa deciden, en plena fiesta, acorralarlo. Como resultado de semejante acción nace la Japonesita quien se encargará de regentar el lugar a la muerte de su madre y de intentar controlar a la Manuela, su padre, que en sus arrebatos de gran artista sufre incontables tormentos a manos de los hombres que en secreto desean algo que quizá ninguna mujer podrá darles y que, tal vez, él sí.
Sin embargo puede más el rechazo a la persona en la que se ha convertido Manuel González. Un rechazo que personifica Pancho Vega quien oculta, tras la violencia, que su deseo también se fija en un hombre, aunque éste funja de mujer; aunque esté acabado por los maltratos y el desasosiego que sus propios apetitos e ilusiones le han deparado; confinándolo en un infierno, ese lugar que, según Christopher Marlowe, no tiene límites.
Esta obra, publicada en 1966, plantea el eterno conflicto entre el deseo y los estereotipos, tan vigente ayer como hoy, a pesar de los supuestos cambios hacia la aceptación de todo tipo de diferencias.

viernes, 16 de febrero de 2018

Otras voces, otros ámbitos

Truman Capote, 1948 (Fotografía de Cecil Beaton)
“El cerebro puede aceptar consejos, pero el corazón, no. Y el amor, como no tiene geografía, no reconoce límites. Ponle un peso y húndelo en lo más hondo; no importa: subirá y buscará la superficie. ¿Y por qué no? Cualquier amor que haya dentro de la naturaleza de una persona es natural y hermoso. Sólo los hipócritas hacen responsable a un hombre de lo que ama, sólo los analfabetos emocionales y los dueños de la envidia virtuosa, que, en su agitada preocupación, confunden tan frecuentemente la flecha que señala el cielo con la que conduce al infierno”.
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Otras voces, otros ámbitos, la novela de Truman Capote publicada en 1948, comienza a la mitad de un viaje: Joel, un niño, que ha perdido a su madre, va en camino de conocer a su padre y para hacerlo tiene que dejar atrás la casa de la prima Ellen y las rutinas normales de un muchacho de trece años. Lo que no abandona es la imaginación que le permitirá adaptarse a la atmósfera del profundo sur de los Estados Unidos, donde las cosas y las personas adquieren una dimensión desmesurada por cuenta de un ambiente donde la magia parece teñir objetos y sucesos.
Al llegar a su destino conoce un variopinto grupo de personajes que hacen del Desembarcadero de Skully y el bosque que lo rodea un lugar bastante peculiar: Randolph, un pintor mediocre que escribe cartas dirigidas a todas las partes del globo en busca de Pepe, su amor perdido; la elusiva imagen del señor Samsong el padre de Joel; Missouri Fever, más conocida como Zoo, la mujer que sueña con conocer la nieve cuando su abuelo Jesus Fever, un anciano centenario, muera; Idabel, la preadolescente que reniega de ser mujer en contienda perpetua con su melliza Florabel de una feminidad exacerbada. Todos ellos acompañados desde la sombra por Little Sunshine, el ermitaño que vive en el abandonado Hotel Nube rodeado de fantasmas.
A todos ellos Capote los ubica en el paisaje bucólico de Noon City, y sus alrededores y con la maestría para manejar las metáforas y las evocaciones que lo caracteriza, dibuja un lugar mítico como esos que en la literatura adquieren más veracidad que muchos sitios reales. Un lugar que será para Joel el sitio desde donde emprenderá otro camino sin rumbo conocido pero que es el que corresponderá a sus sueños.

viernes, 9 de febrero de 2018

La mujer justa

“…para el delirio no hay explicación. Tarde o temprano irrumpe en todas las vidas… y quizá sea muy pobre la existencia que no se ha visto arrastrada al menos una vez por la tormenta del delirio, la vida que no ha sufrido las sacudidas de un terremoto hasta en sus cimientos o la fuerza de un tornado, que arranca las tejas con un rugido y que revuelve en un momento todo lo que la razón y el carácter han mantenido en orden hasta entonces.”
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La mujer justa de Sándor Márai, publicada entre 1941 y 1949, es mucho más que una novela donde se narran unas relaciones amorosas. En ella se exponen, además, las reflexiones del autor sobre la literatura, la sociedad, la cultura, la amistad y por supuesto el amor.
Tres voces tomarán la palabra para contar su vida:
Marika, una mujer divorciada, cuenta en detalle las circunstancias de su matrimonio y las razones para su separación, analizando al hombre con el que se casó así como el mundo burgués en el que se desenvolvió su matrimonio.
Péter, el esposo, relata los hechos desde su punto de vista, e intenta explicar sus sentimientos por su esposa y por Judit a quien conoció antes de casarse y quien es la razón para haberse divorciado.
Y Judit, una criada que remonta una rígida escala social hasta convertirse en la esposa de Péter. Pero con sus palabras se redefine la historia. El panorama cambia, pues al contrario de Marika y Péter sus acciones estarán marcadas por unas motivaciones que desvirtúan las convicciones de estos.
Sándor Márai en sus novelas despliega una agudeza excepcional para desvelar las interioridades de sus personajes. En esta obra expone con gran lucidez la tesis de que es posible amar a una persona sin llegar a conocerla plenamente al plantear una pregunta cuya respuesta se irá concretando mientras avanza la historia: ¿Existe la persona justa para cada uno o la vida se encargará de demostrar que afirmarlo sería abusar de la certidumbre?
Márai demuestra fríamente, y con bastantes argumentos, que un ser humano puede desdibujarse para los demás logrando en ocasiones engañar de tal manera, que se toma por un ser real lo que no es más que una apariencia bien construida.

domingo, 4 de febrero de 2018

El último amor del príncipe Gengi

"No me quejo de una suerte que comparto con las flores, con los insectos y con los astros. En un universo en donde todo pasa como un sueño, sentiría remordimientos de durar para siempre."
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En El último amor del príncipe Genghi Marguerite Yourcenar se inspira en el estilo de Murasaki Shikibu, la gran escritora japonesa del siglo X, para imaginar una historia que pudo muy bien hacer parte de “Genji Monogatari”, una de las novelas más antiguas y una de las obras monumentales de la literatura universal.
Con la misma agudeza con la que se describen los amores, las costumbres y pasiones de una corte en la novela original, Yourcenar nos presenta la época final de un príncipe que conjugó en su vida las habilidades necesarias para sortear las intrigas políticas y amorosas a las que estuvo expuesto.
Al declinar su vida, Genghi busca el aislamiento y se entrega a la contemplación con la que intenta conseguir la tranquilidad de espíritu que le fue tan esquiva en la vida que ha dejado. Sin embargo alguien insiste en invadir ese retiro, se trata de La Dama-del-pueblo-de-las-flores-que-caen, una mujer que recurrirá a diversas estratagemas para acercársele.
A pesar del dolor por las cosas perdidas, Genghi en sus últimos días quizá encuentre la paz que busca pero la dama que lo acompaña, ¿logrará el reconocimiento a su dedicación?
Es esta una delicada pintura de la actitud frente al paso del tiempo por parte de un hombre que vivió intensas experiencias con la plena conciencia de que eran únicas, pero también la de una mujer que se arriesga a cosechar una nueva decepción.

viernes, 26 de enero de 2018

La bella Annabel Lee

Kenzaburo Oé, premio nobel 1994, recurre a la crónica en gran parte de La bella Annabel Lee para contar una historia ligada, aparentemente, al conocido poema de Edgar Allan Poe cuyas traducciones al japonés parecen prestarse a diversas interpretaciones. Pero las referencias literarias no se reducen sólo a este poema, se extienden a Michael Kohlhaas el relato histórico del escritor romántico Heinrich von Kleist que narra una rebelión en uno de los estados alemanes de la época de Lutero.
Una parte de la novela se desarrolla en el pasado cuando tres personajes relacionados con el cine y la literatura se unen para hacer una película: Asakura una actriz que ha triunfado en el exterior del Japón, cuya vida personal está marcada por un episodio de su niñez cuando interpretó a Annabel Lee para una película en 8 mm filmada por su tutor, un norteamericano de las fuerzas de ocupación en el Japón de posguerra. Komori, un exitoso productor cinematográfico que intenta identificar la obra de Kleist con las protestas campesinas del siglo XIX en el periodo Meiji. Y el mismo Kenzaburo Oé, que cuenta los hechos y participa en los proyectos de filmación como guionista.
La otra parte , que sucede en el presente se centra en la realización de una película que tiene muy poco que ver con la que se intentó filmar treinta años atrás; en ella la voluntad de Sakura se impone dando como resultado un film que le da prioridad a un evento sucedido en el pueblo de Kenzaburo donde una mujer adquiere gran relevancia.
Las lúcidas y sutiles reflexiones del narrador, un hombre viejo que vive con su esposa y su hijo quien tiene una discapacidad no especificada, acompañan las dos historias simultáneamente: de un lado la descripción de los forcejeos de una mujer por desvelar un oscuro pasaje de su infancia y del otro el paralelo entre dos sucesos históricos de países diferentes.

viernes, 19 de enero de 2018

La embriaguez de la metamorfosis

Christine Hoflehner, una joven de 26 años, quien trabaja como ayudante de correos en una pequeña aldea de Austria, recibe de pronto una invitación para reunirse en un hotel suizo con una tía que nunca ha visto. Se le presenta así la oportunidad de escapar, por un tiempo, a los días oscuros y rutinarios que marcan su vida detrás de una taquilla.
En esos días Christine verá otro aspecto de sí misma debido a los cambios en su apariencia, pero sobre todo al trato que recibe de la alta sociedad que allí se reúne; descubriendo aspectos que no conocía de su personalidad. Pero, a causa de una serie de intrigas, tendrá que abandonar un mundo que creyó idílico, y regresar a su aldea, donde la esperan noticias desoladoras.
Para escapar a la opresión que siente al tener que retomar las rutinas que ya se le hacen insoportables, ahora que ha visto otra cara del mundo, decide hacer viajes periódicos a Viena donde conocerá a Ferdinand con quien se sentirá identificada; Ferdinand, un veterano de guerra, representa para ella el espejo donde ve reflejada su falta de esperanzas y la posibilidad de hacerle una jugarreta al destino de pobreza y amargura que le esperan.
Con la agudeza que lo caracteriza Stefan Zweig en La embriaguez de la metamorfosis (1931-1942), publicada en 1980, no sólo retrata unos caracteres marcados por las desigualdades sociales que dominaron a los países que perdieron la Primera guerra mundial sino que también presenta un incisivo análisis de un Estado que no merece ninguna lealtad.

viernes, 12 de enero de 2018

La balada del café triste

Tres historias de amor son el motivo para que Carson McCullers en La balada del café triste, publicada en 1951, explore las características de unos personajes cuyo destino está marcado por instancias que se escapan a su control y el laberinto por el que transitan unos amores que no dejaron de sorprender a aquellos que los presenciaron.
En un pueblo melancólico hay un edificio a punto de derrumbarse donde es posible ver, de vez en cuando, por una de sus ventanas, un personaje que parece un fantasma. Se trata de Miss Amelia Evans una mujer solitaria que a pesar de su temperamento, fuerte e indomable, se vio envuelta en un torbellino emocional que ninguno de los que la conocieron pudo predecir.
Durante mucho tiempo llevó una vida marcada por la rutina (como propietaria, productora de whisky, sanadora y litigante) hasta que decidió casarse con Marvin Macy el hombre más malo de los contornos; un matrimonio que duró diez días. Pero aunque la paz regresó a la vida de Miss Amelia ésta se vio alterada por la llegada de Lymon Willis un hombre que dijo ser su primo, dando paso a otro periodo de estabilidad como dueña de un café donde se expendía su excelente whisky. Hasta que el pasado alcanza a Miss Amelia y por ende al primo quien jugará un papel determinante en el desenlace de esta historia.
Párrafos tan elocuentes como los que se refieren al whisky que vende Miss Amelia o la definición que hace la autora de lo que significa ser amante o ser amado hacen de esta pequeña novela un texto difícil de eludir a la hora de indagar en los misterios del corazón humano.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Cascanueces

En cada Navidad y en muchos lugares del mundo, se presenta Cascanueces el ballet que debe su fama a la película Fantasía de Walt Disney estrenada en 1940, donde se incluyen algunas de las danzas que lo componen. Desde entonces se ha convertido en uno de los ballets más conocidos y quizá en el más representado por compañías de la talla del ballet de San Francisco o en teatros tan célebres como el Bolshoi de Moscú.
Compuesto por Piotr Ilich Tchaikovski y coreografiado por Marius Petipa y Lev Ivanov, basados en una versión de Alejandro Dumas, fue estrenado en el teatro Mariinski de San Petersburgo en 1892.
La historia que narra tiene su origen en Cascanueces y el rey de los ratones (1816) un cuento de hadas escrito por E. T. A. Hoffmann (escritor y compositor perteneciente al movimiento romántico alemán) que se desarrolla en un día de Navidad en la casa de unos niños rusos.
Ese día llega como siempre Drosselmeyer, el padrino de Marie (Clara en la versión musical), trayendo regalos para todos. Entre ellos un cascanueces que conquista el afecto de la niña y quien se convertirá en protagonista de cruentas batallas y la llevará a recorrer un país de maravillas poblado por muñecos y seres tan deslumbrantes como los que aparecen en cualquier región de ensueño.
Este cuento publicado en 1816 que hace parte de la impresionante obra de este autor, que además de músico y escritor fue un excelente dibujante, es otra de esas piezas literarias de imprescindible lectura que sigue fascinando a los lectores en todas las épocas.