sábado, 24 de noviembre de 2018

Lluvia


La persistencia y el fragor del agua en el tejado de hierro llegaban a crear en cualquiera un deseo de gritar, de huir, de taparse ojos y oídos para no contemplar más aquella cortina gris, monótona, asfixiante.”
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En Pago-Pago, una isla del océano Pacífico, y a consecuencia de una epidemia, unos viajeros deberán esperar durante al menos dos semanas bajo unas lluvias torrenciales para continuar su ruta. En el alojamiento que encuentran se desarrollará el drama en torno al cual gira esta historia.
Frente a la perspectiva de quince días atascados en la isla los viajeros intentan continuar con sus costumbres lo que ocasiona un duro enfrentamiento entre el misionero Alfred Davison y Sadie Thompson, una mujer alegre y extrovertida.
El misionero, quien está convencido de realizar una ineludible labor de redención, presiona a la señorita Thompson, a quien considera un alma perdida, para que altere drásticamente su comportamiento y además regrese a los Estados Unidos. Ella apela su decisión pero nada conmueve a Davison que está decidido a “salvarla”. Su esposa y un matrimonio que se aloja en el mismo lugar asisten al cambio paulatino de la mujer y a los efectos debilitadores que los esfuerzos del misionero ejercen sobre su propio ánimo.
El forcejeo de voluntades parece inclinar la balanza hacia la férrea posición del misionero Davison; sin embargo hasta el último momento el lector no podrá comprender los matices de un desenlace que aunque inesperado no lo sorprende.
William Somerset Maugham en Lluvia, publicada en 1921, no necesita más que de unas cuantas páginas para desarrollar un tema tan viejo como la humanidad.

viernes, 16 de noviembre de 2018

La conjura de los necios

“Yo, personalmente, protestaría con todas mis fuerzas si sospechase que alguien intentaba auparme a la clase media. Lucharía contra el individuo descarriado que intentase auparme, desde luego. La lucha tomaría la forma de manifestaciones de protesta con los carteles y pancartas tradicionales, que, en este caso, dirían: «Muera la clase media», «Abajo la clase media». No me importaría tampoco lanzar uno o dos cócteles molotov. Además, evitaría meticulosamente sentarme junto a miembros de la clase media en restaurantes y en transportes públicos, manteniendo incólumes la honradez y la grandeza intrínsecas de mi ser.”
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Con la publicación póstuma de La conjura de los necios en 1980 aparece uno de los personajes literarios más polémicos del siglo XX: Ignatius J. Reilly, un hombre que cuestiona con dureza la realidad que lo rodea y que está comprometido en una cruzada personal (contra casi todo), respaldada en un pensamiento político y filosófico inspirado en autores latinos y medievales que plasma sin un método específico en los rimeros de cuadernos Gran Jefe desperdigados por su habitación o en la furibunda correspondencia que mantiene con Myrna Minkoff, una anarquista de ideas opuestas a las suyas.
A consecuencia de un pequeño accidente automovilístico Ignatius deberá abandonar el mundo seguro donde vive con su madre y entrar a formar parte de un mercado laboral que critica. Pero este giró de la fortuna, como lo llama él aplicando las teorías de Boecio su autor de cabecera, es visto por el protagonista como la oportunidad de poner en práctica sus ideas: organizar un partido político, promover reivindicaciones sociales en una fábrica y hasta planear el “rescate” de una mujer de las garras de la pornografía; proyectos que chocan de una u otra manera con los intereses de los involucrados que siempre están en desacuerdo con los suyos o que en todo caso no logran comprender el alcance de sus propuestas.
La ciudad de New Orleans de los años 50 y en especial el barrio francés conforman el universo donde se desarrollan las aparentemente absurdas andanzas de Ignatius y donde cada uno de los demás personajes juega un papel fundamental en el gran panorama social que pinta John Kennedy Toole en esta novela, a la que no sin razón se le otorgó el premio Pulitzer en 1981.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Tierras de cristal

“…lo que hay de bello en la vida es siempre un secreto (…) las cosas que se saben son las cosas normales, o las cosas desagradables, pero después están los secretos, y es allí donde va a esconderse la felicidad…”
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En “Tierras de cristal” la novela de Alessandro Baricco publicada en 1991 todos los caminos conducen a Quinnipak, una ciudad inexistente, donde todos sus habitantes son excepcionales.
En el industrial Dann Rail que “soñaba con trenes y sabía dónde estaba el infinito”; productor de cristal de lujo y viajero incansable, se resume el espíritu de una época trastornada por los cambios que trajeron consigo los ferrocarriles, cuestionando la concepción que se tenía del tiempo y el espacio. Su esposa Jun espera a que después de cada partida del señor Rail llegue una caja, siempre distinta, cuyo contenido le anuncie su regreso, pero también espera el momento de su propia partida para completar una misión que posterga continuamente.
Además de ellos que son el eje de la vida social en la ciudad están entre otros: Pekisch el músico-inventor que cada semana ensaya la música que interpreta el humanófono, instrumento complejo que quizá sólo la gente de este lugar sea capaz de entender y disfrutar; la viuda Abbeg que compone su vida con arreglo a un pasado matrimonial inexistente; O Pehnt, el chico que apunta diariamente en su cuadernillo ideas y conocimientos necesarios para la vida. Sin olvidar por supuesto al arquitecto Hector Horeau cuya aparentemente absurda idea de un palacio de cristal se materializará gracias a otras manos.
Esta novela toma el pulso a un momento de la humanidad donde los adelantos de la revolución industrial determinaron cambios drásticos en todos los órdenes de la vida. Es una obra cuyos personajes, a pesar de su complejidad, no son la columna vertebral de la novela; ésta la componen las reflexiones y descripciones del autor que, con una prosa compleja y barroca por momentos, arman una trama donde se entremezclan indistintamente las peculiares historias de sus protagonistas.

viernes, 2 de noviembre de 2018

La huella de un beso

“Cuando se está enamorado, no se le cuentan al otro historias graciosas, sino historias que les ofrezcan a ambos la oportunidad de vivir el enamoramiento sin tener que estar callados.”
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Daniel Glattauer publicó en el año 2000 la novela “La huella de un beso” donde cuenta la historia de Max y Katrin. Max es un hombre de 34 años que arrastra un terrible trauma desde la infancia, mientras que Katrin es una mujer de casi treinta cuya vida amorosa es prácticamente inexistente.
La novela que se desarrolla en diciembre, inicia con los planes de Max de hacer un viaje de vacaciones a un lugar cálido. Para poder hacerlo tendrá que encontrarle un hogar temporal a Kurt su perro, un braco alemán de pelo duro, cuyo único interés en la vida es dormir debajo de un sillón. Max pone un aviso en el periódico y será Katrin la persona aparentemente más idónea para cuidar de Kurt durante ese tiempo.
La relación entre Katrin y Max que en un comienzo es estrictamente comercial poco a poco se vuelve más íntima. El problema está en el trauma que arrastra Max y que no se atreve a mencionar pues las veces que lo ha hecho las consecuencias han sido catastróficas. Katrin que no sabe nada y que a su vez arrastra con otro trauma, la presión obsesiva de sus padres para que se case, malinterpreta el comportamiento errático de Max.
Kurt por otro lado tomará  parte activa (paradójicamente) en los derroteros que tome la relación entre estos dos adultos que se dejarán llevar por la atracción mutua, aunque ya estén acostumbrados a los fracasos sentimentales.
Esta novela de corte humorístico se interna por los desencuentros que se dan en las relaciones que establecen las personas y pone el énfasis en esas circunstancias que marcan la vida de los demás y que si se conocieran permitirían entenderlos más fácilmente.

domingo, 28 de octubre de 2018

Drácula

"...puede, sin limitaciones, aparecer y desaparecer a voluntad cuando y donde lo desee y en cualquiera de las formas que le son propias; puede, dentro de sus límites, dirigir a los elementos: la tormenta, la niebla, los truenos; puede dar órdenes a los animales dañinos, a las ratas, los búhos y los murciélagos... A las polillas, a los zorros y a los lobos; puede crecer y disminuir de tamaño; y puede a veces hacerse invisible.”
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El conde Drácula, un ser aterrador originario de Transilvania, una de las regiones más agrestes de Europa en el siglo XIX, intenta conquistar un nuevo terreno para extender su dominio.
El cine, la televisión, y la misma literatura se han encargado de reescribir y de ampliar la historia que publicó Bram Stoker en 1897 sin poder superarla. Muchos episodios se han contado de Drácula, de sus seguidores o de sus víctimas y aun así la imagen del conde permanece fiel a los rasgos con los que la dotó el autor: su sed inagotable, su capacidad corruptora, su poder limitado a las sombras y en oposición a él unos hombres y mujeres decididos a aniquilarlo. Una lucha silenciosa adelantada por un grupo que, como los caballeros de la Edad Media busca un objetivo que parece inalcanzable: extirpar el mal, pero sobre todo mantener un círculo de protección en torno a dos mujeres cuya pureza el conde ha pervertido momentáneamente. Guiados por el científico Abraham Van Helsing y sus fuertes convicciones religiosas, se enfrentarán a él con armas que las creencias centenarias han puesto a su disposición.
Leer la obra de Bram Stoker es encontrarse con una historia tan bien contada que ni siquiera las múltiples adaptaciones han logrado despojarla del suspenso que la acompañó en su aparición y que sigue produciendo en cada lector el mismo desasosiego. La novela que se cuenta con base en los diarios de los personajes y su correspondencia silencia la voz del autor permitiendo la simultaneidad en el tiempo de la narración imprescindible para que el ritmo de la historia nunca disminuya.
Además de haber escrito una obra maestra de suspenso y terror, Stoker incorporó al imaginario colectivo el concepto de vampiro que si bien está presente en muchas culturas, es en su obra donde se materializa como paradigma del miedo que seduce y fascina.

viernes, 19 de octubre de 2018

Una dama en apuros

En términos psicológicos, podría decirse que el señor Glodstone tenía un problema crónico de identidad que resolvía mediante la sustitución literaria.”
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Una enrevesada y disparatada historia es el centro de Una dama en apuros la novela de Tom Sharpe publicada en 1982, cuyos protagonistas principales, un profesor y un estudiante de un mediocre colegio inglés, se embarcan en lo que consideran será una aventura similar a aquellas en las que se involucran los héroes de sus libros preferidos.
Regis Glodstone, un profesor con una estrecha idea del mundo entresacada de las novelas de espías y aventureros que lee se lanza a rescatar a una condesa (la madre de uno de sus alumnos) que le ha escrito pidiendo ayuda. Lo que no sabe es que las cartas son falsas producto de la imaginación desquiciada de un enemigo suyo. De camino hacia el rescate se lleva consigo a Peregrine Clyde-Browne uno de sus estudiantes cuya capacidad de deducción es prácticamente nula: todo lo entiende al pie de la letra.
La historia que avanza dando giros inesperados, se complica a cada paso por la incompetencia de Glodstone; por las medidas que toma el verdadero redactor de las cartas que se ha arrepentido de haberlas escrito, pero sobre todo por los extremos a los que llegan las acciones de Peregrine, con consecuencias tan catastróficas que alcanzan a poner en peligro las relaciones y alianzas internacionales de Inglaterra.
Tom Sharpe combina con maestría en Una dama en apuros el funcionamiento de la diplomacia mundial y del sistema educativo inglés para contar una hilarante historia sin recurrir al humorismo hueco de los lugares comunes.

viernes, 12 de octubre de 2018

Ragtime


“El siglo XX acababa de arrancar, y Estados Unidos era una nación de excavadoras a vapor, locomotoras, aviones, motores de combustión, teléfonos y edificios de veinticinco plantas.”

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Una familia de clase media que se ve envuelta en la lucha que por el respeto emprende el músico Coalhouse Walker Jr. es el eje de la narración en “Ragtime” la novela de E. L. Doctorow publicada en 1975.
Anarquismo, feminismo y la realidad como espectáculo forman parte del panorama de fondo donde se desarrolla la historia principal: las acciones reivindicativas de Coalhouse quien es humillado a causa de su color.
Una familia donde casi todos sus integrantes están libres de prejuicios es afectada directamente por las drásticas medidas que adopta un hombre a quien apenas conocen, para exigir que sus derechos sean respetados en una época que, a pesar de las leyes, considera a muchos ciudadanos personas de segunda categoría.
La familia se desintegra lentamente mientras los periódicos se encargan de magnificar, o tal vez de expresar en su justa medida, los actos de Coalhouse Walker Jr. convirtiéndolos en otro fenómeno del momento, en otro asunto que no difiere de los asesinatos pasionales, las espectaculares desapariciones de Houdini, el escapista, o los eventos deportivos.
Esta novela con nombre de movimiento musical recrea el drama de un hombre enmarcado en una sociedad que da cobijo al variopinto conglomerado humano que a comienzos del siglo XX era un hervidero étnico donde gente de todas las condiciones se mezclaba con los integrantes de ese fenómeno inmigratorio europeo a los Estados Unidos que tuvo su puerta de entrada en Ellis Island, un islote frente a la ciudad de Nueva York, y que transformaría definitivamente todo el país.

viernes, 5 de octubre de 2018

La vorágine

“…el alma es como el tronco del árbol, que no guarda memoria de las floraciones pasadas sino de las heridas que le abrieron en la corteza.”
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En La vorágine de José Eustasio Rivera publicada en 1924, el lector se encuentra con una de las frases más contundentes al inicio de una novela: “…jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”.
Un supuesto manuscrito que le llega al cónsul de Colombia en Manaos donde se relatan las desgracias que les ocurrieron a Arturo Cova, Alicia, Clemente Silva y a otras víctimas de la fiebre del caucho es la base de esta obra.
Arturo Cova y Alicia huyen de las presiones sociales que los acosan en Bogotá, adentrándose en los llanos colombianos y la selva amazónica, un territorio donde hombres y mujeres se rigen por normas muy distintas a las conocidas. Allí la ambición y la crueldad son el denominador común y el espíritu de Arturo, alimentado por la poesía, es incapaz de sobreponerse al horror con que se encuentra. Inexorablemente se verá envuelto en la misma dinámica de violencia que encadena a los demás aunque él y quienes lo acompañan se hayan trazado otros objetivos, tan terribles y fatales como la codicia.
La desmesura caracteriza las regiones descritas por Arturo Cova en la relación de hechos que hace. Las enfermedades, las alucinaciones, las ciénagas, los ríos, las plagas que lo devoran todo a su paso son a su vez metáforas de las pasiones que se agitan en un mundo de esclavos y esclavistas.
En esta novela la tensión nunca disminuye. Cada momento expresa sin agotarla la barbarie que domina a víctimas y a victimarios, enredados todos en la misma telaraña de intrigas y traiciones que tiene como escenario principal un lugar tan sombrío como sus actos.

viernes, 28 de septiembre de 2018

La piel de zapa

El hombre se consume a causa de dos actos instintivamente realizados, que agotan las fuentes de su existencia. Dos verbos expresan todas las formas que toman estas dos causas de muerte: «Querer y Poder». Entre estos dos términos y la acción humana, existe otra fórmula de la cual se apoderan los sabios y a la qué yo debo la suerte de mi longevidad. «Querer» nos abrasa y «Poder» nos destruye; pero «Saber» constituye a nuestro débil organismo en un perpetuo estado de calma. Así, el deseo, o el querer, ha fenecido en mí, muerto por el pensamiento; el movimiento, o el poder, se ha resuelto por el funcionamiento natural de mis órganos. En dos palabras: he situado mi vida, no en el corazón, que se quebranta, ni en los sentidos, que se embotan, sino en el cerebro, que no se desgasta y que sobrevive a todo.”
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En 1831 aparece La piel de zapa una de las piezas más importantes de la literatura fantástica en la que uno de los temas recurrentes ha sido la satisfacción del deseo mediante un objeto prodigioso o gracias a sortilegios y conjuros de todas las clases. En esta obra el protagonista verá cumplidas sus apetencias aunque cada una de ellas, por nimia que sea, acortará su vida.
Rafael Valentín, un joven escritor a quien la penuria y la incapacidad de realizar sus metas llevan al extremo de quererse suicidar se encuentra, el mismo día en que toma esa fatal decisión, con un anciano anticuario que cuestiona su manera de ver el mundo y lo reta para que acepte un pedazo de piel que cumplirá todos sus deseos pero con una condición inaceptable para cualquiera que esté en sus cabales; sin embargo Rafael acepta el desafío.
Los personajes que rodean a Valentín antes y después de adquirir la piel, representan como él las pasiones, actitudes y convicciones con respecto a la realidad y al mundo de las ideas en esas primeras décadas del siglo XIX. Descripciones minuciosas de paisajes, situaciones y caracteres componen en esta novela un panorama detallado, como toda la obra de Honoré de Balzac enmarcada en su Comedia Humana, que permite captar el espíritu de la época donde se empezó a consagrar a la ciencia como elemento esencial para explicar el universo.
Con La piel de zapa Balzac cimentará su reputación de escritor de imprescindible lectura que durante casi doscientos años ha acompañado su nombre.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Grotesco


“Una mujer que no se conoce a sí misma no tiene otra elección más que vivir con las valoraciones de las demás personas. Pero nadie puede adaptarse perfectamente a la opinión de los demás, y ahí es donde está la fuente de su destrucción.”
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La novela Grotesco de Natsuo Kirino, publicada en 2003, gira en torno a dos asesinatos, enfocándose en descubrir las razones y circunstancias de los personajes involucrados más que en el crimen en sí mismo.
Cuatro mujeres que asisten a una prestigiosa escuela de Tokio asumen de manera distinta un sistema de enseñanza altamente competitivo, donde las características de las personas se utilizan para clasificarlas en la carrera por el éxito.
Yuriko, una de las mujeres asesinadas, no tiene que esforzar en esa carrera pues muchas puertas se le abren gracias a su belleza que “impresionaba a cuantos la veían”. La otra víctima, Kazue, una mujer de inteligencia media, debe luchar denodadamente para conseguir el objetivo para el que ha sido entrenada. Aparentemente exitosas, la una por su aspecto y la otra por sus logros, eligen sin embargo el sexo para ejercer control sobre su mundo hasta llegar al extremo de prostituirse en la calle.
De otro lado la narradora principal que es hermana de Yuriko y que ha vivido a la sombra de su belleza y Mitzuro una mujer cuyo carácter reúne aspectos de las otras tres resolverán sus vidas de un modo más convencional, aunque no logren zafarse por completo de la violencia y discriminación a las que son sometidas con la anuencia tácita de todos.
Contada desde diferentes puntos de vista, incluido el del asesino, esta novela rechaza uno de los tantos tópicos que hay en occidente con respecto a la sociedad japonesa: la sumisión femenina como una faceta inocua de la idiosincrasia del país.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Austerlitz

“…nunca he tenido reloj, ni un péndulo, ni un despertador, ni un reloj de bolsillo, ni, mucho menos, un reloj de pulsera. Un reloj me ha parecido siempre algo ridículo, algo esencialmente falaz, quizá porque, por un impulso interior que nunca he comprendido, me he opuesto siempre al poder del tiempo…”
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Que la literatura puede ser tan compleja como la vida lo demuestra el escritor alemán W. G. Sebald en su novela Austerlitz, publicada en 2001. Un relato que empieza en la principal estación ferroviaria de Amberes se extiende durante décadas exponiendo los saberes, datos y memorias de un investigador de la arquitectura y la civilización que está consagrado a una labor arqueológica enfocada en el origen de su propia existencia.
El narrador, casi invisible para el lector, presta su voz a Austerlitz, el protagonista, quien a su vez cede la palabra continuamente a múltiples personajes que con sus historias trascendentales o sencillas, pero sin duda peculiares, contribuyen a armar el complejo andamiaje de la vida de un hombre al que en la adolescencia se le revela de manera abrupta su verdadero nombre.
Descubre, en principio, que fue uno de esos niños judíos enviados a Inglaterra desde Europa del este, en los años inmediatamente anteriores a la Segunda guerra mundial, con el fin de ponerlos a salvo de las invasiones nazis. En trenes expresos atravesaron el continente para llegar al país donde fueron acogidos por familias de diversas condiciones. Muchos no volvieron a ver a sus padres. Austerlitz fue uno de ellos.
Sus indagaciones lo llevan a visitar parajes y ciudades, a internarse por construcciones laberínticas de arquitectura desmedida que están vinculados directa o indirectamente con su propia vida: museos, bibliotecas, edificios gubernamentales, fortalezas dedicadas a conmemorar el Holocausto o guerras ya olvidadas. Fotografías, libros, documentos, recuerdos fragmentados forman parte del material usado en esa tarea reconstructiva que llega a amenazar por momentos su estabilidad mental. En este extenso inventario se compendia todas las informaciones recogidas antes y después del momento en que Austerlitz comienza la búsqueda de su familia y de una identidad que siempre sintió imprecisa aun desde los años en que creyó ser otro.
Una novela que dibuja un impresionante fresco de erudición basado en un complicado diseño de conocimientos, eso es Austerlitz.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Frankenstein o el moderno Prometeo

“¡Cómo me horroricé al verme reflejado en el estanque transparente! En un principio salté hacia atrás aterrado, incapaz de creer que era mi propia imagen la que aquel espejo me devolvía. Cuando logré convencerme de que realmente era el monstruo que soy, me embargó la más profunda amargura y mortificación. ¡Ay!, desconocía entonces las fatales consecuencias de esta deformación.”
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Hace doscientos años Mary Shelley publicó Frankenstein o el moderno Prometeo donde se cuenta, en el común estilo epistolar de la época, la historia de un joven científico que derriba en el siglo XVIII uno de los mayores obstáculos con que se ha tropezado la ciencia.
En las cartas que escribe Robert Walton, un explorador inglés, le describe a su hermana los hechos relacionados con su viaje al polo norte y los acontecimientos que marcan sus jornadas. Entre ellos el más sorprendente: en la soledad de las masas de nieve y hielo él y su tripulación encuentran un hombre casi moribundo. Después del rescate y de una leve mejoría Walton escucha una confesión que se convertirá en un relato sobrecogedor basado en las vicisitudes de ese hombre, su familia y por supuesto de una criatura extraordinaria cuya voz escucharemos cuando justifique sus actos.
Victor Frankenstein que durante su estancia en la universidad se entrega de lleno a su pasión por la química logra insuflar vida en su laboratorio a un ser que él mismo ha armado, pero al conseguirlo se horroriza del resultado sin prever las consecuencias funestas que tendrá su rechazo y él de sus congéneres.
En los albores de la ciencia moderna Mary Shelley cuestiona la moralidad de las acciones de Frankenstein aludiendo vagamente al método utilizado para la creación del ser que rechazado por su aspecto se convertirá en su némesis.
Son muchos los puntos de vista desde los cuales se puede analizar esta novela: moral, científico, literario, estético o naturalista sin llegar a agotar su contenido. Lamentablemente el cine ha explotado principalmente los aspectos pavorosos de la obra; aunque hay que reconocer que sin lugar a dudas ha contribuido a fijar uno de los paradigmas del terror en nuestra imaginación.

viernes, 31 de agosto de 2018

Una gata sobre un tejado de zinc caliente (Cat on a Hot Tin Roof)

“Cuando algo se enquista en el recuerdo o en la imaginación, la ley del silencio no funciona, es como cerrar con llave la puerta de una casa que está ardiendo con la esperanza de olvidar que está ardiendo. Pero no hacer frente al fuego no sirve para apagarlo. El silencio sobre una cosa sólo sirve para magnificarla. Crece y se encona con el silencio, se convierte en algo maligno…”
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Tennessee Williams ganó su segundo premio Pulitzer con la obra teatral “Una gata sobre un tejado de zinc caliente” en 1955, el mismo año de su estreno en Nueva York bajo la dirección de Elia Kazan. La obra, que se desarrolla en tres actos tiene lugar al final de la tarde en una extensa plantación del delta del Mississippi en medio de una crisis familiar desatada en una fiesta de cumpleaños.
En una sola habitación seis personajes exponen sus temores y deseos más íntimos. Maggie, por ejemplo, se esfuerza por entender las razones para la afición a la bebida de Brick, su esposo, mientras que los demás miembros de la familia se empeñan en resolver o aprovecharse de un problema peor: la grave enfermedad del paterfamilias que desconoce su estado.
La indolencia de Brick con respecto a todo lo que pasa a su alrededor impulsa a Maggie a actuar decididamente para defender su posición, en la estructura familiar, que se ve amenazada. Su fuerte carácter se impone a Brick y a sus cuñados que pretenden dejarla de lado.
Pero no sólo se ventilan los problemas de Brick y Maggie, durante el tiempo que dura la representación saldrán a la luz los conflictos que los hostigan a todos en ese momento: miedos, deseos ocultos, codicia, rivalidades explícitas o estrategias soterradas son expuestos con crudeza en este drama que desnuda las tramas e intrigas que se desarrollan al interior de una familia que es como cualquier otra.

viernes, 24 de agosto de 2018

El viento en los sauces


“Nosotros, los que desde hace tiempo hemos perdido los sentidos físicos más sutiles, no tenemos el vocabulario adecuado para expresar la comunicación de un animal con el mundo que lo rodea.”
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En 1908 Kenneth Grahame publica un clásico de la literatura infantil: “El viento en los sauces” con ilustraciones de Paul Bransom; desde entonces las aventuras de Topo, Rata de agua, Tejón y Sapo han acompañado a lectores de todas las edades.
Todo comienza un día de primavera cuando Topo influenciado por el espíritu de la tierra que renace decide explorar el mundo exterior. Cuando sale a la superficie su amplitud lo sorprende. Con quien primero hace amistad es con Rata de Agua (navegante y poeta) quien lo invita a quedarse en su casa a la orilla del río. Desde allí, Topo continuará después conociendo lugares como el Bosque Salvaje o la mansión de Sapo y personajes como su frívolo e irresponsable dueño o el señor Tejón que representa la mesura.
En “El viento en los sauces”, donde todos llevan una vida alterada solamente por las vicisitudes propias de cualquier comunidad, conviven seres humanos y animales en orden de igualdad mezclando sus asuntos como sucede en las malhadadas aventuras de Sapo, que no conoce restricciones, o las aventuras de Rata y Topo relacionadas con las características de cada estación.
Tanto en la tradición popular como en la literatura universal se encuentran bastantes ejemplos de cuentos y fábulas con animales humanizados; desde Esopo hasta nuestros días muchos autores han dedicado su talento a escribir historias de animales cuyas vidas como las de los humanos están marcadas por el carácter de cada individuo.

viernes, 17 de agosto de 2018

El doble


Todos los presentimientos del señor Goliadkin se habían cumplido. Todo lo que temía y sospechaba se había trocado en realidad. Se le cortó el aliento y sintió un mareo. El desconocido estaba sentado en su propia cama, sin quitarse el gabán y el sombrero; y con una ligera sonrisa, frunciendo levemente el entrecejo, le dirigía un amistoso movimiento de cabeza. El señor Goliadkin quiso gritar, pero no pudo; protestar de alguna manera, pero le fallaron las fuerzas. Se le erizó el cabello y se desplomó exánime del horror que sentía. ¿Y cómo no? El señor Goliadkin había reconocido enteramente a su amigo nocturno. Su amigo nocturno no era otro que él mismo, el propio señor Goliadkin, otro señor Goliadkin, pero absolutamente idéntico a él... En una palabra, su doble...”
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En 1846, mucho antes de la publicación del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson o de la aparición de las teorías psicológicas de Sigmund Freud o Karl Jung, Fiódor Dostoyevski publica “El doble”, su segunda novela, donde narra las peripecias por las que pasa Yakov Petrovich Goliadkin, un funcionario del intrincado aparato estatal ruso.
Goliadkin, quien se tiene por hombre juicioso, ve como su lugar en la sociedad es cada vez más precario a causa de unos sucesos que han deteriorado su estabilidad emocional, hasta el punto de temer ser perseguido y acechado por un individuo extraño e incomprensible: Yakov Petrovich Goliadkin II. Este sujeto es para el protagonista un enemigo gratuito que busca perderlo usurpando su lugar y adulando a sus superiores. Goliadkin I se siente víctima de intrigas y maledicencias y le imputa todos sus infortunios a las bajas acciones de un hombre idéntico a él.
Vista en su época como una historia que recoge las intrincadas relaciones entre los empleados de un Estado, esta historia se centra en realidad en la psicología de un personaje que tiene grandes dificultades para conciliar sus deseos y necesidades con el mundo en el que se desenvuelve.
En “El doble” se describe y analiza lo que sucede en la mente de una persona cuyo derrumbe progresivo da origen a un fenómeno que se ha tratado con frecuencia en la literatura: el desdoblamiento de la personalidad.

viernes, 10 de agosto de 2018

Ramata

“En el transcurso de su larga narración, tuve tiempo de experimentar, de manera consecutiva y simultánea, las más diversas emociones. Lloré, me regocijé, sonreí, me estremecí, exclamé ndeyssane para expresar piedad, me excité, me enternecí, pensé en Dios y en su profeta Mamadou, que la paz esté con él, permanecí circunspecto, aplaudí a rabiar, me planteé interrogantes, temblé, sentí náuseas, reí a carcajadas, se me encogió el corazón, ovacioné, me alegré, me entristecí, me exasperé, pensé en el más allá, en el Infierno, en el Paraíso y en el Juicio Final, grité de indignación, dudé, me invadió el desasosiego, me llené de asombro, se me erizó el vello, me sentí humillado...”
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En “Ramata” Abasse Ndione revela, entretejidas en una historia de muerte y deseo, la idiosincrasia y las particularidades de Senegal, un país poco conocido en estas latitudes que intenta desembarazarse de las cadenas que lo atan al pasado.
La aparición del cadáver de una anciana da inicio a una historia que nada tiene que ver con el género policíaco o con la novela negra.
Gobi, personaje habitual de un bar, cuenta la historia de quien fuera en vida Ramata Kaba (la esposa de Matar Samb, un eminente personaje del Estado senegalés). El relato da comienzo con la descripción de un delito terrible cometido por Ramata, ocultado por la policía y disimulado por un experto en maniobras fraudulentas. Gracias al dinero de su esposo, se obtienen pruebas y declaraciones falsas para desviar cualquier investigación. Pero las cosas no permanecen ocultas para siempre, veinte años después la casualidad pone a Ramata frente a Ngor Ndong, el hijo póstumo de su víctima, alterando un mundo que ella creía inamovible y evidenciando que el deseo sobrepasa los prejuicios y avasalla las prohibiciones y costumbres que marcan la vida de cualquier persona.
Esta novela, publicada en el año 2000, que mantiene el suspenso durante todo el relato lleva al lector latinoamericano a reflexionar, entre otras cosas, sobre las características que salvando algunas diferencias, identifican a ese país con las naciones de este subcontinente: la manera en cómo creencias ancestrales manipulan la percepción de la realidad; la forma como subyuga a los seres humanos el círculo vicioso de la pobreza y la corrupción o cómo el maltrato a las mujeres es una realidad cotidiana que adopta modos de manifestarse muy explícitos o muy sutiles cuyos orígenes se pierden en el tiempo.

viernes, 3 de agosto de 2018

El sentido de un final

“Vivimos con suposiciones muy fáciles… (…) Por ejemplo, que la memoria es igual a sucesos más tiempo. Pero es algo mucho más extraño. ¿Quién dijo que la memoria es lo que creíamos que habíamos olvidado? Y debería ser obvio que el tiempo no actúa como un fijador, sino más bien como un disolvente.”
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En el año 2011 Julian Barnes publica El sentido de un final donde analiza los cambios que pueden ocurrir en la perspectiva y las certidumbres de una persona cuando un hecho inesperado irrumpe en una existencia que se creía a salvo ya de conmociones.
Tony Webster, un sexagenario jubilado, recibe con sorpresa el anuncio de que es heredero de una mujer a quien sólo vio una vez cuarenta años atrás. Se trata de la madre de Veronica Ford, una novia que marcó una etapa crucial en su vida. Ese hecho le despierta viejos recuerdos; vuelve a pensar en sus tres amigos de adolescencia y juventud y por supuesto en la mujer con la que salió hace cuatro décadas, pues deberá acercarse a ella para recuperar parte de ese legado consistente en el diario de uno de esos amigos. Una tarea que no parece fácil debido a los hechos que se sucedieron entre ellos.
Después de un frustrante intercambio de E-mails y de unas cuantas entrevistas Tony reconsiderará algunos aspectos de su vida pasada y cuestionará muchas de sus convicciones.
¿Acaso la imagen que se ha construido laboriosamente durante años y que le ha permitido vivir con una relativa estabilidad emocional corresponde a la realidad o es el producto de una serie de pequeños equívocos que se constituyen en una especie de memoria funcional que abarca toda su vida adulta?
En esta novela, más que relatar los hechos se examina cómo la historia que armamos con ellos refuerza esa imagen benévola, a veces, que utilizamos como coartada para justificarnos.

viernes, 27 de julio de 2018

El coloquio de los perros


“…no tiene la murmuración mejor velo para paliar y encubrir su maldad disoluta que darse a entender el murmurador que todo cuanto dice son sentencias de filósofos, y que el decir mal es reprehensión y el descubrir los defetos ajenos buen celo. Y no hay vida de ningún murmurante que, si la consideras y escudriñas, no la halles llena de vicios y de insolencias”.
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En 1613 sale a la luz Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes Saavedra, obra que incluye El coloquio de los perros; una transcripción de un supuesto diálogo escuchado por un hombre convaleciente de una larga enfermedad (el alférez Campuzano).
En la puerta de un hospital de Valladolid dos perros sorprendidos de poder hablar, reflexionar y analizar deciden aprovechar esta capacidad para contarse sus andanzas. Empieza Berganza (un mastín conocido también como Gavilán, Barcino, “Perro sabio”, Montiel) a relatar sus aventuras con los diferentes amos que tuvo, entretejiendo en su relación juicios tan atrevidos que Cipión, el otro perro, lo previene contra la murmuración. Sin embargo Berganza no se abstiene de expresar sus sabias opiniones sobre diferentes tópicos, especialmente sobre las personas con las que convivió y padeció.
Entre todas sus historias quizá la más entretenida es la de la bruja Cañizares que lo confunde con el hijo de su amiga La Montiel, otra hechicera, dándole razones para explicar el hecho de poder hablar y asegurándole que recobrará su verdadera naturaleza. Sin embargo el escéptico Cipión no se deja convencer y reconviene a Berganza para que no se exceda en su confianza como lo hace en sus juicios.
Dos son los puntos de mayor interés en esta obra: uno es por supuesto la historia que gira en torno a la relación que establece Cervantes entre realidad, ficción y veracidad. El otro aspecto es sin duda el lenguaje salpicado de dichos y refranes que todavía hacen parte del habla cotidiana de muchos hispanohablantes.
Esta cortísima novela, que puede situarse en el género de la picaresca, permite una mirada bastante certera a la sociedad de los comienzos del siglo XVII tan parecida a la actual donde la hipocresía y el engaño campean y las leyes se violan constantemente haciendo de los victimarios víctimas y de los ingenuos pasto de los avivatos.

lunes, 16 de julio de 2018

Los piratas en Cartagena

“…la luna, muy nueva todavía, arrojó una amortiguada y melancólica luz sobre la mar, que aullaba con ronquísima voz entre las rocas de la ribera, sobre los dormidos arenales y los tembladores juncos; plateó levemente las copas de los manglares, se deslizó con suavidad por las orillas de los muros de las fortalezas, iluminó tenuemente la cúspide de las olas, y en seguida fue a morir hundiéndose en el horizonte.”
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Entre 1544 y 1741 Cartagena de indias, una de las joyas de la Corona española en América, sufrió los mayores embates de filibusteros, piratas y ejércitos organizados con el único fin de capturarla o destruirla. En su vida colonial se mezclaron los ataques, los asedios, las traiciones y las negligencias con romances e historias de personajes que el tiempo se ha encargado de envolver en el mito.
Soledad Acosta de Samper publicó en 1886 “Los piratas en Cartagena” basándose en sus concienzudas investigaciones mezcladas hábilmente con la ficción. Una obra que revive la azarosa historia de una de las ciudades más emblemáticas de Colombia y de América no sólo por los lugares que aún se conservan -plazas, castillos, iglesias y casas particulares que contemplaron el paso de tantos personajes históricos: piratas admirados y respaldados por sus países de origen, religiosos, virreyes y militares de carrera- sino por la tradición que la consagra como Heroica por cuenta de las vicisitudes que afrontó.
Pero este libro no sólo es significativo por la ciudad en torno a la cual se entretejen las historias que se narran, lo es también por ser la obra de una prolífica autora nacida en Colombia que escribió cuentos, novelas, reportajes y estudios sociológicos además de fundar y dirigir periódicos y hacer traducciones de importancia.
Esta es una de esas lecturas obligadas por el tema, por la época en la que fue escrita y evidentemente por la importancia que para la literatura tiene su autora.

viernes, 6 de julio de 2018

Nuestro corazón

¿Amamos porque nos encontramos un día con un ser que en verdad nos parece creado para nosotros o amamos, sin más, porque hemos nacido con la facultad de amar?”
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En 1890, cuando fue publicada en Francia “Nuestro corazón” de Guy de Maupassant, una mujer moderna como Michèle de Burne era aquella cuya actitud hacia el amor distaba mucho de la que adoptaban aquellas que languidecían y padecían a causa de sus emociones.
Michèle es una joven viuda que ha pasado por una dura experiencia matrimonial y debido a ello ha decidido prescindir de la aprobación masculina (su independencia económica le facilita la independencia emocional). Dando la apariencia de ser fría y calculadora analiza el grado de satisfacción que le pueden dar los hombres que frecuentan su compañía.
Casi todos los asiduos a su salón, donde recibe a artistas y a las celebridades del momento, pasan por un periodo de enamoramiento que los convierte en fieles seguidores cuando éste se aplaca. Pero no sucede lo mismo con André Mariolle cuya sensibilidad y forma de expresarse lo diferencian tanto de los otros que llega a despertar en ella sensaciones y sentimientos de los que creía estar a salvo.
La capacidad de Guy de Maupassant para presentar unos personajes completamente creíbles es quizá uno de sus más grandes logros en esta novela. Aquí no hay caracteres irreales. La única falta de la que se le podría acusar es de estar demasiado ligado a su época, pero en realidad este es quizá uno de sus mayores aciertos: presentarnos unos personajes por medio de los cuales sabemos cómo asumían sus relaciones algunos hombres y mujeres a finales del siglo XIX.

domingo, 1 de julio de 2018

Casa de campo

“…debían engañarse a sí mismos hasta creerse voceros de una ética inmaculada para justificar la violencia, en vez de mirarla cara a cara y verla como era, la consecuencia del odio, del rencor, del miedo, de la rapiña, de la innata brutalidad. No, ellos no se atrevían a asumir su odio. Ni su codicia, ni su prepotencia, ni su cobardía. Para subsistir necesitaban conservar una imagen estilizada de sí mismos, estática, ideal…
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Desde el principio de Casa de campo, novela publicada en 1978, José Donoso anuncia su carácter ficticio interpelando al lector directamente para declarar su intención de contar una historia nacida de la imaginación.
Una familia numerosa que incluye a más de treinta hijos entre los cinco y los diecisiete años llega a su casa de campo, como todos los veranos, seguida por una descomunal corte de sirvientes. Allí pasarán tres meses. Aunque en esta ocasión una nueva actividad alterará la organización familiar; cambiará su realidad variando todos los rituales.
Los adultos de la familia Ventura se van de paseo y dejan a sus hijos a cargo de Juvenal, el mayor de ellos. Pero la salida se prolongará tanto que todas las estructuras de orden, poder y conocimiento se derrumban.
Asediados por temores ancestrales tanto los niños que permanecen en la casa a la espera del regreso de los adultos, como estos, cuyo tiempo no transcurre, son presa de las limitaciones que han marcado sus vidas desde siempre. Los mitos que rodean la casa, que es un universo en sí misma, y las pasiones que mueven a los que se fueron y a los que se quedaron, se combinan con la voluntad de quienes soterradamente socavan el statu quo que es tan rígido y antiguo como el ideario que da cohesión a la familia. La casa y la llanura inconmensurable que la rodea son tan protagonistas como los Ventura o sus sirvientes o las figuras que se mueven en los cuadros, en los murales, en los subterráneos.
Que los personajes de esta obra son el producto de la imaginación del autor se hace evidente, sobre todo, en el comportamiento de los niños cuyas ideas, deseos y actitudes en la mayoría de los casos son tan complejas como las de los adultos.
Son muchos los lugares y momentos que se entrecruzan en esta obra donde las metáforas parecen adquirir la consistencia de la realidad por medio de una trama que, compuesta de verdades y leyendas, está inmersa en un tiempo que transcurre a ritmos distintos y en un espacio que se deshace y reconstruye sin cesar.

lunes, 25 de junio de 2018

Última salida para Brooklyn

“Su cuerpo se estremeció leve, involuntariamente. Nada desgarraba, ni siquiera ligeramente, la oscuridad; tenía los ojos cerrados y su cabeza estaba encerrada en un mundo de tinieblas del que no veía ni sentía los límites. Harry mismo era inexistente. No había más que oscuridad.”
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Los aspectos más sombríos de la naturaleza humana constituyen la trama de Última salida para Brooklyn, una novela de Hubert Selby Jr. En ella, personajes acorralados por la insatisfacción y las carencias llenan su vida con drogas, sexo compulsivo, vandalismo o ataques indiscriminados a la gente común.
En esta obra sujetos tan patéticos y conmovedores como Georgette y su círculo de “amigas” o tan abiertamente agresivos y peligrosos como Tralala intentan dar significado a una existencia que no les ofrece salidas. En las estampas finales del libro la violencia cotidiana, que se escuda detrás de la ignorancia y la pobreza, es quizá más terrible que la que ejercen los gamberros como Vinnie o los sindicalistas corruptos como Harry que oculta su frustración tras una masculinidad exacerbada.
Utilizando un lenguaje duro y explícito el autor recrea un aspecto de la sociedad estadounidense que en 1964 no era tan conocido: la cara oscura del “baby boom”; Selby Jr. aprovecha todos los medios que ofrece el lenguaje para elaborar sabiamente una estructura narrativa que revive en cada página la violencia que afecta directamente a los personajes de la novela.
Su lectura desvirtúa esa imagen que los Estados Unidos quisieron vender al mundo mediante una profusión de sitcoms que llegaron a todos los rincones de la tierra: la de una sociedad bien avenida (especialmente de clase media) que resolvía con facilidad los conflictos entre las personas y donde las acciones dignas de castigo no tenían consecuencias profundas.
Una novela que fue llevada a los tribunales en Inglaterra, acusada de obscenidad, y que tuvo entre los testigos de la defensa nada más y nada menos que a Anthony Burgess merece ser tenida en cuenta, no sólo como una de esas obras que cuestionan la imagen de una sociedad específica sino también como un documento que contribuye al análisis, desde diversos puntos de vista, de la capacidad que tiene la humanidad para hacerse daño a sí misma.

viernes, 15 de junio de 2018

Dora Bruder


“Se les habían puesto estrellas amarillas a niños de nombre polaco, ruso, rumano, pero tan parisinos que se confundían con las fachadas de las casas, las aceras, los infinitos matices del gris que existen en París. Al igual que Dora Bruder, hablaban todos ellos con acento de París, empleando palabras de aquel argot cuya ternura entristecida había percibido Jean Genet.”
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Hace 77 años otra de las tantas chicas judías que vivían en Francia es atrapada por la maquinaria letal que armaron los alemanes en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Las calles y edificios del París de 1941, 1965 ó 1996 (algunos tan viejos que fueron testigos de los acontecimientos en torno a la Revolución Francesa) son el escenario de Dora Bruder, la obra de Patrick Modiano que intenta reconstruir la vida, o al menos una parte, de una joven de diecisiete años, cuya desaparición se denunció en 1941.
Parece extraña una denuncia como esa en el París de entonces, si se tiene en cuenta que esa era la constante en una ciudad ocupada que sufría la imposición de leyes cuyo incumplimiento causaba la detención inmediata y donde las autoridades francesas, dominadas por el aparato policial y burocrático alemán, eran sólo un instrumento.
Modiano sigue el rastro de Dora, recorriendo calles, visitando edificios o desenterrando documentos que le permitan revivir en parte la vida de la hija de unos inmigrantes judíos. Con un lenguaje parecido al de los informes oficiales o al de las ordenanzas pinta un cuadro dramático de la realidad de una juventud que quizá no tenía muchas esperanzas antes de la guerra pero que al menos tenía libertad.
Poetas y escritores, como Genet, aparecen también en las reminiscencias personales de Modiano inspiradas por la vida en una ciudad que en 1996 todavía presentaba las huellas que le dejaron la guerra o las convulsiones sociales, aunque muchas de esas cicatrices estuvieran disimuladas por las nuevas construcciones que desdibujan la memoria de la gente.

viernes, 8 de junio de 2018

Por encima del mundo

“—Nosotros no somos turistas —dijo la señora Slade—. Vamos a donde queremos cuando queremos. Es la única forma de viajar. Viajar en grupo es degradante. Lo que importa es ser libre. No tener que hacer planes por adelantado.”
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En la última novela que escribió Paul Bowles, Por encima del mundo (1966), el doctor Taylor Slade y su esposa Day, una pareja de viajeros estadounidenses, llegan a un indeterminado país latinoamericano donde tienen la oportunidad de experimentar muy de cerca el color y la atmósfera locales.
El día posterior a su llegada a la capital (una ciudad de la que nunca se llega a conocer el nombre), Day conoce por casualidad al joven Grove Soto, hijo de un acaudalado hombre suramericano, quien la lleva a conocer su apartamento y la invita para que lo vuelva a visitar con su esposo. En esa visita que se prolongará debido a circunstancias imprevistas la pareja se ve involucrada de manera tangencial con otros personajes como Luchita, una joven de 17 años adicta a la marihuana, o Thorny el canadiense, secuaz de Grove.
A partir de ahí los acontecimientos se desenvuelven como en una pesadilla: una súbita enfermedad que a pesar de estar separados los ataca a los dos de manera simultánea les causa una pérdida de memoria que se mezcla con recuerdos y experiencias en pueblos y parajes extraños, desestabilizando su concepto de la realidad. Los Slade acaban de caer en una telaraña tejida con precisión milimétrica.
Personajes clásicos de la literatura como los trotamundos que recorren países que consideran exóticos en busca de sensaciones nuevas o como el viajero entrometido que se conoce en algún momento del viaje, se mueven en un paisaje tropical magistralmente recreado.
En ésta obra, como en El cielo protector, Bowles resalta ese perfil inasible que caracteriza los lugares en los que se desarrollan sus historias.

viernes, 1 de junio de 2018

Kitchen


"Cada vez que nos abrazábamos, conocía palabras que no eran palabras."
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En esta obra de Banana Yoshimoto (seudónimo de la escritora japonesa Mahoko Yoshimoto) publicada en 1988 y compuesta por dos relatos cortos cuyos temas son el amor y su relación con la muerte, cuatro personajes se enfrentan a la soledad por caminos diferentes.
En Kitchen, Mikage, una chica que sólo se siente bien en la cocina y con los elementos relacionados con el arte culinario, pierde a su abuela y debido a ese hecho conoce a Yûichi, un muchacho huérfano de madre, que vive con Eriko su padre-madre. Después de pasar una temporada en la casa de ellos y de un tiempo en que la comunicación se pierde, Mikage y Yûichi vuelven a encontrarse; las circunstancias han cambiado y es posible que en esta nueva situación establezcan una relación amorosa.
Por otro lado, y basada en una leyenda china que da origen a una de las festividades japonesas (Tana-bata: Fiesta de la adoración de las estrellas), tenemos la historia de Moonlight Shadow: un accidente automovilístico causa la muerte de Hitoshi el novio de Satsuki y Yumiko la novia de Shu el hermano de Hitoshi. A pesar de que cada uno continúa con su vida, lo repentino de esas muertes les impide hallar la tranquilidad. Es un acontecimiento que sucede cada cien años según Urara (una mujer que aparece misteriosamente) el que le permitirá a Satsuki, y al parecer a Shu, cerrar esa etapa de sus vidas.
Las metáforas, sencillas y novedosas, con las que están escritas estas dos historias aparentemente simples, refuerzan ese aspecto poético que ha caracterizado siempre a la literatura japonesa.