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En
la novela policiaca Los que aman, odian, publicada por los autores argentinos
Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares en 1946, la literatura es uno de los elementos
a tener en cuenta en la investigación de un crimen pues entre las pistas
principales aparecen referencias a libros y a fragmentos de obras literarias, aunque es posible que sean tan equívocas como
las relacionadas con las motivaciones del asesino.
El
escritor Humberto Huberman, médico homeópata, busca una total tranquilidad para
escribir un guion cinematográfico basado en una obra clásica (El satiricón de
Petronio) y encuentra el que cree es el lugar ideal para hacerlo: un hotel a la
orilla del mar. Pero el sosiego que necesita se ve alterado desde el momento en
que debe anunciar la causa de la muerte inesperada de uno de los huéspedes.
Como consecuencia de esta afirmación se sigue la ineludible pesquisa policial dificultada
por una tormenta de arena que mantiene aislado el balneario y a sus ocupantes,
entre los que se encuentra el culpable. Las intensas pasiones de los personajes
interfieren en la indagación de la policía y determinan los argumentos y las
explicaciones que plantean el comisario Aubry, el doctor Huberman y Manning
otro de los huéspedes.
Utilizando todas las estrategias del género los autores exponen con habilidad las emociones de los sospechosos para guiar al lector y conducirlo hasta un final que como siempre, es sorpresivo.