“Cuando se está enamorado, no se le cuentan al otro historias graciosas, sino historias que les ofrezcan a ambos la oportunidad de vivir el enamoramiento sin tener que estar callados.”
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Daniel Glattauer publicó en el año 2000 la novela “La
huella de un beso” donde cuenta la historia de Max y Katrin. Max es un hombre
de 34 años que arrastra un terrible trauma desde la infancia, mientras que
Katrin es una mujer de casi treinta cuya vida amorosa es prácticamente inexistente.
La novela que se desarrolla en diciembre, inicia con
los planes de Max de hacer un viaje de vacaciones a un lugar cálido. Para poder
hacerlo tendrá que encontrarle un hogar temporal a Kurt su perro, un braco
alemán de pelo duro, cuyo único interés en la vida es dormir debajo de un
sillón. Max pone un aviso en el periódico y será Katrin la persona
aparentemente más idónea para cuidar de Kurt durante ese tiempo.
La relación entre Katrin y Max que en un comienzo es
estrictamente comercial poco a poco se vuelve más íntima. El problema está en el
trauma que arrastra Max y que no se atreve a mencionar pues
las veces que lo ha hecho las consecuencias han sido catastróficas. Katrin que no
sabe nada y que a su vez arrastra con otro trauma, la presión obsesiva de sus
padres para que se case, malinterpreta el comportamiento errático de Max.
Kurt por otro lado tomará parte activa (paradójicamente) en los
derroteros que tome la relación entre estos dos adultos que se dejarán llevar
por la atracción mutua, aunque ya estén acostumbrados a los fracasos
sentimentales.
Esta novela de corte humorístico se interna por los desencuentros que se dan en las relaciones que establecen las personas y pone el énfasis en esas circunstancias que marcan la vida de los demás y que si se conocieran permitirían entenderlos más fácilmente.