viernes, 31 de agosto de 2018

Una gata sobre un tejado de zinc caliente (Cat on a Hot Tin Roof)

“Cuando algo se enquista en el recuerdo o en la imaginación, la ley del silencio no funciona, es como cerrar con llave la puerta de una casa que está ardiendo con la esperanza de olvidar que está ardiendo. Pero no hacer frente al fuego no sirve para apagarlo. El silencio sobre una cosa sólo sirve para magnificarla. Crece y se encona con el silencio, se convierte en algo maligno…”
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Tennessee Williams ganó su segundo premio Pulitzer con la obra teatral “Una gata sobre un tejado de zinc caliente” en 1955, el mismo año de su estreno en Nueva York bajo la dirección de Elia Kazan. La obra, que se desarrolla en tres actos tiene lugar al final de la tarde en una extensa plantación del delta del Mississippi en medio de una crisis familiar desatada en una fiesta de cumpleaños.
En una sola habitación seis personajes exponen sus temores y deseos más íntimos. Maggie, por ejemplo, se esfuerza por entender las razones para la afición a la bebida de Brick, su esposo, mientras que los demás miembros de la familia se empeñan en resolver o aprovecharse de un problema peor: la grave enfermedad del paterfamilias que desconoce su estado.
La indolencia de Brick con respecto a todo lo que pasa a su alrededor impulsa a Maggie a actuar decididamente para defender su posición, en la estructura familiar, que se ve amenazada. Su fuerte carácter se impone a Brick y a sus cuñados que pretenden dejarla de lado.
Pero no sólo se ventilan los problemas de Brick y Maggie, durante el tiempo que dura la representación saldrán a la luz los conflictos que los hostigan a todos en ese momento: miedos, deseos ocultos, codicia, rivalidades explícitas o estrategias soterradas son expuestos con crudeza en este drama que desnuda las tramas e intrigas que se desarrollan al interior de una familia que es como cualquier otra.

viernes, 24 de agosto de 2018

El viento en los sauces


“Nosotros, los que desde hace tiempo hemos perdido los sentidos físicos más sutiles, no tenemos el vocabulario adecuado para expresar la comunicación de un animal con el mundo que lo rodea.”
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En 1908 Kenneth Grahame publica un clásico de la literatura infantil: “El viento en los sauces” con ilustraciones de Paul Bransom; desde entonces las aventuras de Topo, Rata de agua, Tejón y Sapo han acompañado a lectores de todas las edades.
Todo comienza un día de primavera cuando Topo influenciado por el espíritu de la tierra que renace decide explorar el mundo exterior. Cuando sale a la superficie su amplitud lo sorprende. Con quien primero hace amistad es con Rata de Agua (navegante y poeta) quien lo invita a quedarse en su casa a la orilla del río. Desde allí, Topo continuará después conociendo lugares como el Bosque Salvaje o la mansión de Sapo y personajes como su frívolo e irresponsable dueño o el señor Tejón que representa la mesura.
En “El viento en los sauces”, donde todos llevan una vida alterada solamente por las vicisitudes propias de cualquier comunidad, conviven seres humanos y animales en orden de igualdad mezclando sus asuntos como sucede en las malhadadas aventuras de Sapo, que no conoce restricciones, o las aventuras de Rata y Topo relacionadas con las características de cada estación.
Tanto en la tradición popular como en la literatura universal se encuentran bastantes ejemplos de cuentos y fábulas con animales humanizados; desde Esopo hasta nuestros días muchos autores han dedicado su talento a escribir historias de animales cuyas vidas como las de los humanos están marcadas por el carácter de cada individuo.

viernes, 17 de agosto de 2018

El doble


Todos los presentimientos del señor Goliadkin se habían cumplido. Todo lo que temía y sospechaba se había trocado en realidad. Se le cortó el aliento y sintió un mareo. El desconocido estaba sentado en su propia cama, sin quitarse el gabán y el sombrero; y con una ligera sonrisa, frunciendo levemente el entrecejo, le dirigía un amistoso movimiento de cabeza. El señor Goliadkin quiso gritar, pero no pudo; protestar de alguna manera, pero le fallaron las fuerzas. Se le erizó el cabello y se desplomó exánime del horror que sentía. ¿Y cómo no? El señor Goliadkin había reconocido enteramente a su amigo nocturno. Su amigo nocturno no era otro que él mismo, el propio señor Goliadkin, otro señor Goliadkin, pero absolutamente idéntico a él... En una palabra, su doble...”
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En 1846, mucho antes de la publicación del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson o de la aparición de las teorías psicológicas de Sigmund Freud o Karl Jung, Fiódor Dostoyevski publica “El doble”, su segunda novela, donde narra las peripecias por las que pasa Yakov Petrovich Goliadkin, un funcionario del intrincado aparato estatal ruso.
Goliadkin, quien se tiene por hombre juicioso, ve como su lugar en la sociedad es cada vez más precario a causa de unos sucesos que han deteriorado su estabilidad emocional, hasta el punto de temer ser perseguido y acechado por un individuo extraño e incomprensible: Yakov Petrovich Goliadkin II. Este sujeto es para el protagonista un enemigo gratuito que busca perderlo usurpando su lugar y adulando a sus superiores. Goliadkin I se siente víctima de intrigas y maledicencias y le imputa todos sus infortunios a las bajas acciones de un hombre idéntico a él.
Vista en su época como una historia que recoge las intrincadas relaciones entre los empleados de un Estado, esta historia se centra en realidad en la psicología de un personaje que tiene grandes dificultades para conciliar sus deseos y necesidades con el mundo en el que se desenvuelve.
En “El doble” se describe y analiza lo que sucede en la mente de una persona cuyo derrumbe progresivo da origen a un fenómeno que se ha tratado con frecuencia en la literatura: el desdoblamiento de la personalidad.

viernes, 10 de agosto de 2018

Ramata

“En el transcurso de su larga narración, tuve tiempo de experimentar, de manera consecutiva y simultánea, las más diversas emociones. Lloré, me regocijé, sonreí, me estremecí, exclamé ndeyssane para expresar piedad, me excité, me enternecí, pensé en Dios y en su profeta Mamadou, que la paz esté con él, permanecí circunspecto, aplaudí a rabiar, me planteé interrogantes, temblé, sentí náuseas, reí a carcajadas, se me encogió el corazón, ovacioné, me alegré, me entristecí, me exasperé, pensé en el más allá, en el Infierno, en el Paraíso y en el Juicio Final, grité de indignación, dudé, me invadió el desasosiego, me llené de asombro, se me erizó el vello, me sentí humillado...”
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En “Ramata” Abasse Ndione revela, entretejidas en una historia de muerte y deseo, la idiosincrasia y las particularidades de Senegal, un país poco conocido en estas latitudes que intenta desembarazarse de las cadenas que lo atan al pasado.
La aparición del cadáver de una anciana da inicio a una historia que nada tiene que ver con el género policíaco o con la novela negra.
Gobi, personaje habitual de un bar, cuenta la historia de quien fuera en vida Ramata Kaba (la esposa de Matar Samb, un eminente personaje del Estado senegalés). El relato da comienzo con la descripción de un delito terrible cometido por Ramata, ocultado por la policía y disimulado por un experto en maniobras fraudulentas. Gracias al dinero de su esposo, se obtienen pruebas y declaraciones falsas para desviar cualquier investigación. Pero las cosas no permanecen ocultas para siempre, veinte años después la casualidad pone a Ramata frente a Ngor Ndong, el hijo póstumo de su víctima, alterando un mundo que ella creía inamovible y evidenciando que el deseo sobrepasa los prejuicios y avasalla las prohibiciones y costumbres que marcan la vida de cualquier persona.
Esta novela, publicada en el año 2000, que mantiene el suspenso durante todo el relato lleva al lector latinoamericano a reflexionar, entre otras cosas, sobre las características que salvando algunas diferencias, identifican a ese país con las naciones de este subcontinente: la manera en cómo creencias ancestrales manipulan la percepción de la realidad; la forma como subyuga a los seres humanos el círculo vicioso de la pobreza y la corrupción o cómo el maltrato a las mujeres es una realidad cotidiana que adopta modos de manifestarse muy explícitos o muy sutiles cuyos orígenes se pierden en el tiempo.

viernes, 3 de agosto de 2018

El sentido de un final

“Vivimos con suposiciones muy fáciles… (…) Por ejemplo, que la memoria es igual a sucesos más tiempo. Pero es algo mucho más extraño. ¿Quién dijo que la memoria es lo que creíamos que habíamos olvidado? Y debería ser obvio que el tiempo no actúa como un fijador, sino más bien como un disolvente.”
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En el año 2011 Julian Barnes publica El sentido de un final donde analiza los cambios que pueden ocurrir en la perspectiva y las certidumbres de una persona cuando un hecho inesperado irrumpe en una existencia que se creía a salvo ya de conmociones.
Tony Webster, un sexagenario jubilado, recibe con sorpresa el anuncio de que es heredero de una mujer a quien sólo vio una vez cuarenta años atrás. Se trata de la madre de Veronica Ford, una novia que marcó una etapa crucial en su vida. Ese hecho le despierta viejos recuerdos; vuelve a pensar en sus tres amigos de adolescencia y juventud y por supuesto en la mujer con la que salió hace cuatro décadas, pues deberá acercarse a ella para recuperar parte de ese legado consistente en el diario de uno de esos amigos. Una tarea que no parece fácil debido a los hechos que se sucedieron entre ellos.
Después de un frustrante intercambio de E-mails y de unas cuantas entrevistas Tony reconsiderará algunos aspectos de su vida pasada y cuestionará muchas de sus convicciones.
¿Acaso la imagen que se ha construido laboriosamente durante años y que le ha permitido vivir con una relativa estabilidad emocional corresponde a la realidad o es el producto de una serie de pequeños equívocos que se constituyen en una especie de memoria funcional que abarca toda su vida adulta?
En esta novela, más que relatar los hechos se examina cómo la historia que armamos con ellos refuerza esa imagen benévola, a veces, que utilizamos como coartada para justificarnos.

viernes, 27 de julio de 2018

El coloquio de los perros


“…no tiene la murmuración mejor velo para paliar y encubrir su maldad disoluta que darse a entender el murmurador que todo cuanto dice son sentencias de filósofos, y que el decir mal es reprehensión y el descubrir los defetos ajenos buen celo. Y no hay vida de ningún murmurante que, si la consideras y escudriñas, no la halles llena de vicios y de insolencias”.
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En 1613 sale a la luz Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes Saavedra, obra que incluye El coloquio de los perros; una transcripción de un supuesto diálogo escuchado por un hombre convaleciente de una larga enfermedad (el alférez Campuzano).
En la puerta de un hospital de Valladolid dos perros sorprendidos de poder hablar, reflexionar y analizar deciden aprovechar esta capacidad para contarse sus andanzas. Empieza Berganza (un mastín conocido también como Gavilán, Barcino, “Perro sabio”, Montiel) a relatar sus aventuras con los diferentes amos que tuvo, entretejiendo en su relación juicios tan atrevidos que Cipión, el otro perro, lo previene contra la murmuración. Sin embargo Berganza no se abstiene de expresar sus sabias opiniones sobre diferentes tópicos, especialmente sobre las personas con las que convivió y padeció.
Entre todas sus historias quizá la más entretenida es la de la bruja Cañizares que lo confunde con el hijo de su amiga La Montiel, otra hechicera, dándole razones para explicar el hecho de poder hablar y asegurándole que recobrará su verdadera naturaleza. Sin embargo el escéptico Cipión no se deja convencer y reconviene a Berganza para que no se exceda en su confianza como lo hace en sus juicios.
Dos son los puntos de mayor interés en esta obra: uno es por supuesto la historia que gira en torno a la relación que establece Cervantes entre realidad, ficción y veracidad. El otro aspecto es sin duda el lenguaje salpicado de dichos y refranes que todavía hacen parte del habla cotidiana de muchos hispanohablantes.
Esta cortísima novela, que puede situarse en el género de la picaresca, permite una mirada bastante certera a la sociedad de los comienzos del siglo XVII tan parecida a la actual donde la hipocresía y el engaño campean y las leyes se violan constantemente haciendo de los victimarios víctimas y de los ingenuos pasto de los avivatos.

lunes, 16 de julio de 2018

Los piratas en Cartagena

“…la luna, muy nueva todavía, arrojó una amortiguada y melancólica luz sobre la mar, que aullaba con ronquísima voz entre las rocas de la ribera, sobre los dormidos arenales y los tembladores juncos; plateó levemente las copas de los manglares, se deslizó con suavidad por las orillas de los muros de las fortalezas, iluminó tenuemente la cúspide de las olas, y en seguida fue a morir hundiéndose en el horizonte.”
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Entre 1544 y 1741 Cartagena de indias, una de las joyas de la Corona española en América, sufrió los mayores embates de filibusteros, piratas y ejércitos organizados con el único fin de capturarla o destruirla. En su vida colonial se mezclaron los ataques, los asedios, las traiciones y las negligencias con romances e historias de personajes que el tiempo se ha encargado de envolver en el mito.
Soledad Acosta de Samper publicó en 1886 “Los piratas en Cartagena” basándose en sus concienzudas investigaciones mezcladas hábilmente con la ficción. Una obra que revive la azarosa historia de una de las ciudades más emblemáticas de Colombia y de América no sólo por los lugares que aún se conservan -plazas, castillos, iglesias y casas particulares que contemplaron el paso de tantos personajes históricos: piratas admirados y respaldados por sus países de origen, religiosos, virreyes y militares de carrera- sino por la tradición que la consagra como Heroica por cuenta de las vicisitudes que afrontó.
Pero este libro no sólo es significativo por la ciudad en torno a la cual se entretejen las historias que se narran, lo es también por ser la obra de una prolífica autora nacida en Colombia que escribió cuentos, novelas, reportajes y estudios sociológicos además de fundar y dirigir periódicos y hacer traducciones de importancia.
Esta es una de esas lecturas obligadas por el tema, por la época en la que fue escrita y evidentemente por la importancia que para la literatura tiene su autora.

viernes, 6 de julio de 2018

Nuestro corazón

¿Amamos porque nos encontramos un día con un ser que en verdad nos parece creado para nosotros o amamos, sin más, porque hemos nacido con la facultad de amar?”
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En 1890, cuando fue publicada en Francia “Nuestro corazón” de Guy de Maupassant, una mujer moderna como Michèle de Burne era aquella cuya actitud hacia el amor distaba mucho de la que adoptaban aquellas que languidecían y padecían a causa de sus emociones.
Michèle es una joven viuda que ha pasado por una dura experiencia matrimonial y debido a ello ha decidido prescindir de la aprobación masculina (su independencia económica le facilita la independencia emocional). Dando la apariencia de ser fría y calculadora analiza el grado de satisfacción que le pueden dar los hombres que frecuentan su compañía.
Casi todos los asiduos a su salón, donde recibe a artistas y a las celebridades del momento, pasan por un periodo de enamoramiento que los convierte en fieles seguidores cuando éste se aplaca. Pero no sucede lo mismo con André Mariolle cuya sensibilidad y forma de expresarse lo diferencian tanto de los otros que llega a despertar en ella sensaciones y sentimientos de los que creía estar a salvo.
La capacidad de Guy de Maupassant para presentar unos personajes completamente creíbles es quizá uno de sus más grandes logros en esta novela. Aquí no hay caracteres irreales. La única falta de la que se le podría acusar es de estar demasiado ligado a su época, pero en realidad este es quizá uno de sus mayores aciertos: presentarnos unos personajes por medio de los cuales sabemos cómo asumían sus relaciones algunos hombres y mujeres a finales del siglo XIX.

domingo, 1 de julio de 2018

Casa de campo

“…debían engañarse a sí mismos hasta creerse voceros de una ética inmaculada para justificar la violencia, en vez de mirarla cara a cara y verla como era, la consecuencia del odio, del rencor, del miedo, de la rapiña, de la innata brutalidad. No, ellos no se atrevían a asumir su odio. Ni su codicia, ni su prepotencia, ni su cobardía. Para subsistir necesitaban conservar una imagen estilizada de sí mismos, estática, ideal…
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Desde el principio de Casa de campo, novela publicada en 1978, José Donoso anuncia su carácter ficticio interpelando al lector directamente para declarar su intención de contar una historia nacida de la imaginación.
Una familia numerosa que incluye a más de treinta hijos entre los cinco y los diecisiete años llega a su casa de campo, como todos los veranos, seguida por una descomunal corte de sirvientes. Allí pasarán tres meses. Aunque en esta ocasión una nueva actividad alterará la organización familiar; cambiará su realidad variando todos los rituales.
Los adultos de la familia Ventura se van de paseo y dejan a sus hijos a cargo de Juvenal, el mayor de ellos. Pero la salida se prolongará tanto que todas las estructuras de orden, poder y conocimiento se derrumban.
Asediados por temores ancestrales tanto los niños que permanecen en la casa a la espera del regreso de los adultos, como estos, cuyo tiempo no transcurre, son presa de las limitaciones que han marcado sus vidas desde siempre. Los mitos que rodean la casa, que es un universo en sí misma, y las pasiones que mueven a los que se fueron y a los que se quedaron, se combinan con la voluntad de quienes soterradamente socavan el statu quo que es tan rígido y antiguo como el ideario que da cohesión a la familia. La casa y la llanura inconmensurable que la rodea son tan protagonistas como los Ventura o sus sirvientes o las figuras que se mueven en los cuadros, en los murales, en los subterráneos.
Que los personajes de esta obra son el producto de la imaginación del autor se hace evidente, sobre todo, en el comportamiento de los niños cuyas ideas, deseos y actitudes en la mayoría de los casos son tan complejas como las de los adultos.
Son muchos los lugares y momentos que se entrecruzan en esta obra donde las metáforas parecen adquirir la consistencia de la realidad por medio de una trama que, compuesta de verdades y leyendas, está inmersa en un tiempo que transcurre a ritmos distintos y en un espacio que se deshace y reconstruye sin cesar.

lunes, 25 de junio de 2018

Última salida para Brooklyn

“Su cuerpo se estremeció leve, involuntariamente. Nada desgarraba, ni siquiera ligeramente, la oscuridad; tenía los ojos cerrados y su cabeza estaba encerrada en un mundo de tinieblas del que no veía ni sentía los límites. Harry mismo era inexistente. No había más que oscuridad.”
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Los aspectos más sombríos de la naturaleza humana constituyen la trama de Última salida para Brooklyn, una novela de Hubert Selby Jr. En ella, personajes acorralados por la insatisfacción y las carencias llenan su vida con drogas, sexo compulsivo, vandalismo o ataques indiscriminados a la gente común.
En esta obra sujetos tan patéticos y conmovedores como Georgette y su círculo de “amigas” o tan abiertamente agresivos y peligrosos como Tralala intentan dar significado a una existencia que no les ofrece salidas. En las estampas finales del libro la violencia cotidiana, que se escuda detrás de la ignorancia y la pobreza, es quizá más terrible que la que ejercen los gamberros como Vinnie o los sindicalistas corruptos como Harry que oculta su frustración tras una masculinidad exacerbada.
Utilizando un lenguaje duro y explícito el autor recrea un aspecto de la sociedad estadounidense que en 1964 no era tan conocido: la cara oscura del “baby boom”; Selby Jr. aprovecha todos los medios que ofrece el lenguaje para elaborar sabiamente una estructura narrativa que revive en cada página la violencia que afecta directamente a los personajes de la novela.
Su lectura desvirtúa esa imagen que los Estados Unidos quisieron vender al mundo mediante una profusión de sitcoms que llegaron a todos los rincones de la tierra: la de una sociedad bien avenida (especialmente de clase media) que resolvía con facilidad los conflictos entre las personas y donde las acciones dignas de castigo no tenían consecuencias profundas.
Una novela que fue llevada a los tribunales en Inglaterra, acusada de obscenidad, y que tuvo entre los testigos de la defensa nada más y nada menos que a Anthony Burgess merece ser tenida en cuenta, no sólo como una de esas obras que cuestionan la imagen de una sociedad específica sino también como un documento que contribuye al análisis, desde diversos puntos de vista, de la capacidad que tiene la humanidad para hacerse daño a sí misma.

viernes, 15 de junio de 2018

Dora Bruder


“Se les habían puesto estrellas amarillas a niños de nombre polaco, ruso, rumano, pero tan parisinos que se confundían con las fachadas de las casas, las aceras, los infinitos matices del gris que existen en París. Al igual que Dora Bruder, hablaban todos ellos con acento de París, empleando palabras de aquel argot cuya ternura entristecida había percibido Jean Genet.”
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Hace 77 años otra de las tantas chicas judías que vivían en Francia es atrapada por la maquinaria letal que armaron los alemanes en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Las calles y edificios del París de 1941, 1965 ó 1996 (algunos tan viejos que fueron testigos de los acontecimientos en torno a la Revolución Francesa) son el escenario de Dora Bruder, la obra de Patrick Modiano que intenta reconstruir la vida, o al menos una parte, de una joven de diecisiete años, cuya desaparición se denunció en 1941.
Parece extraña una denuncia como esa en el París de entonces, si se tiene en cuenta que esa era la constante en una ciudad ocupada que sufría la imposición de leyes cuyo incumplimiento causaba la detención inmediata y donde las autoridades francesas, dominadas por el aparato policial y burocrático alemán, eran sólo un instrumento.
Modiano sigue el rastro de Dora, recorriendo calles, visitando edificios o desenterrando documentos que le permitan revivir en parte la vida de la hija de unos inmigrantes judíos. Con un lenguaje parecido al de los informes oficiales o al de las ordenanzas pinta un cuadro dramático de la realidad de una juventud que quizá no tenía muchas esperanzas antes de la guerra pero que al menos tenía libertad.
Poetas y escritores, como Genet, aparecen también en las reminiscencias personales de Modiano inspiradas por la vida en una ciudad que en 1996 todavía presentaba las huellas que le dejaron la guerra o las convulsiones sociales, aunque muchas de esas cicatrices estuvieran disimuladas por las nuevas construcciones que desdibujan la memoria de la gente.

viernes, 8 de junio de 2018

Por encima del mundo

“—Nosotros no somos turistas —dijo la señora Slade—. Vamos a donde queremos cuando queremos. Es la única forma de viajar. Viajar en grupo es degradante. Lo que importa es ser libre. No tener que hacer planes por adelantado.”
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En la última novela que escribió Paul Bowles, Por encima del mundo (1966), el doctor Taylor Slade y su esposa Day, una pareja de viajeros estadounidenses, llegan a un indeterminado país latinoamericano donde tienen la oportunidad de experimentar muy de cerca el color y la atmósfera locales.
El día posterior a su llegada a la capital (una ciudad de la que nunca se llega a conocer el nombre), Day conoce por casualidad al joven Grove Soto, hijo de un acaudalado hombre suramericano, quien la lleva a conocer su apartamento y la invita para que lo vuelva a visitar con su esposo. En esa visita que se prolongará debido a circunstancias imprevistas la pareja se ve involucrada de manera tangencial con otros personajes como Luchita, una joven de 17 años adicta a la marihuana, o Thorny el canadiense, secuaz de Grove.
A partir de ahí los acontecimientos se desenvuelven como en una pesadilla: una súbita enfermedad que a pesar de estar separados los ataca a los dos de manera simultánea les causa una pérdida de memoria que se mezcla con recuerdos y experiencias en pueblos y parajes extraños, desestabilizando su concepto de la realidad. Los Slade acaban de caer en una telaraña tejida con precisión milimétrica.
Personajes clásicos de la literatura como los trotamundos que recorren países que consideran exóticos en busca de sensaciones nuevas o como el viajero entrometido que se conoce en algún momento del viaje, se mueven en un paisaje tropical magistralmente recreado.
En ésta obra, como en El cielo protector, Bowles resalta ese perfil inasible que caracteriza los lugares en los que se desarrollan sus historias.

viernes, 1 de junio de 2018

Kitchen


"Cada vez que nos abrazábamos, conocía palabras que no eran palabras."
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En esta obra de Banana Yoshimoto (seudónimo de la escritora japonesa Mahoko Yoshimoto) publicada en 1988 y compuesta por dos relatos cortos cuyos temas son el amor y su relación con la muerte, cuatro personajes se enfrentan a la soledad por caminos diferentes.
En Kitchen, Mikage, una chica que sólo se siente bien en la cocina y con los elementos relacionados con el arte culinario, pierde a su abuela y debido a ese hecho conoce a Yûichi, un muchacho huérfano de madre, que vive con Eriko su padre-madre. Después de pasar una temporada en la casa de ellos y de un tiempo en que la comunicación se pierde, Mikage y Yûichi vuelven a encontrarse; las circunstancias han cambiado y es posible que en esta nueva situación establezcan una relación amorosa.
Por otro lado, y basada en una leyenda china que da origen a una de las festividades japonesas (Tana-bata: Fiesta de la adoración de las estrellas), tenemos la historia de Moonlight Shadow: un accidente automovilístico causa la muerte de Hitoshi el novio de Satsuki y Yumiko la novia de Shu el hermano de Hitoshi. A pesar de que cada uno continúa con su vida, lo repentino de esas muertes les impide hallar la tranquilidad. Es un acontecimiento que sucede cada cien años según Urara (una mujer que aparece misteriosamente) el que le permitirá a Satsuki, y al parecer a Shu, cerrar esa etapa de sus vidas.
Las metáforas, sencillas y novedosas, con las que están escritas estas dos historias aparentemente simples, refuerzan ese aspecto poético que ha caracterizado siempre a la literatura japonesa.

viernes, 25 de mayo de 2018

El gran Gatsby

Eran personas descuidadas, (...) dañaban las cosas y a las personas y, entonces se refugiaban en su dinero o en su gran indiferencia, o en lo que fuera que los mantenía juntos, y dejaban que la otra gente limpiara los regueros que habían dejado...
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En el verano de 1922 Jay Gatsby, un recién llegado a la ciudad de New York, deslumbra a la alta sociedad dando grandes fiestas en su casa de la playa. Aparentemente sólo quiere divertirse, como la variopinta multitud que lo visita, pero detrás de su aire despreocupado hay una intención muy definida.
¿Quién es Jay Gatsby? ¿Acaso es otro joven adinerado o uno de los que alcanzó el sueño americano sin importar los medios a los que tuvo que recurrir para lograrlo? Para la sociedad neoyorkina no pasa de ser la atracción del momento y su casa el lugar donde se puede conseguir diversión y licor con facilidad. Las historias que corren sobre su procedencia lo hacen más atractivo aunque para la mayoría no deja de ser un advenedizo.
Nick Carraway, el narrador, se involucra en sus planes cuando éste le confiesa la razón para llevar ese tren de vida: reanudar su relación con Daisy, la chica que dejó cinco años atrás para enlistarse en el ejército y pelear en la Gran Guerra.
Pero las cosas no son tan simples. Para conseguir el dinero que le permite vivir de esa manera Gatsby ha tenido que involucrarse con personajes poco recomendables y este hecho puede influir en la decisión de Daisy al momento de escoger entre él y su esposo Tom Buchanan.
En su novela El gran Gatsby, publicada en 1925, F. Scott Fitzgerald analiza la característica doble moral de la sociedad estadounidense. Esta historia, que se desarrolla casi en la misma época en que fue escrita retrata a las personas que vivieron con despreocupación los locos años veinte en medio de la Prohibición (con total indiferencia por las personas que pudieran quedar atrapadas en su trama de intereses personales) quizá como reacción al horror de la Primera Guerra Mundial.

viernes, 18 de mayo de 2018

Lord Jim

Classics Illustrated (Estados Unidos, 1968)
“Cuando tratamos de enfrentar las necesidades íntimas de otros, percibimos cuán incomprensibles, vacilantes y nebulosos son los seres que comparten con nosotros la visión de las estrellas y el valor del sol. Es como si la soledad fuese la condición dura y absoluta de la existencia; la envoltura de carne y sangre en que se clavan nuestros ojos se licua ante nuestra mano extendida, y sólo queda el espíritu caprichoso, inconsolable y fugaz que ninguna mirada puede perseguir, ninguna mano aferrar.”
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En la novela “Lord Jim” de Joseph Conrad, publicada en 1899, el capitán Marlow relata la historia del marinero Jim basándose en los hechos que conoció de primera mano y en los testimonios que le llegaron por distintas fuentes. Se trata de un hombre a quien un rígido código moral le impide olvidar un suceso en el que no actuó de acuerdo a sus convicciones.
El Patna, un barco que naufraga en el océano Índico, es abandonado por la tripulación de la que Jim hace parte, aunque sólo él sufrirá por los señalamientos que se les harán debido a esa conducta deshonrosa.
Después de su “fracaso”, Jim se dedicará a pasar de un trabajo a otro sin detenerse mucho tiempo en ningún lugar. Como si se castigara por haber fallado en un momento en donde su autodominio fue puesto a prueba.
Más tarde, cuando parece haber encontrado un lugar en el mundo, en la selva, alejado de la civilización a la que pertenece, ésta lo alcanza para retarlo una vez más en cabeza de un seudo pirata que odia lo que él representa. La respuesta que da Jim a ese reto no satisfará a las personas con quienes ha conformado una sociedad paralela a aquella de la que se ha separado.
Muchos de los que han conocido a Jim coinciden en llamarlo ingenuo por su incapacidad de ver el mundo tal como es. Stein, su último jefe, lo tacha de romántico. Quizá sea esta la mejor definición para un hombre que está dispuesto a pagar con su vida por los errores cometidos.

viernes, 11 de mayo de 2018

Bola de sebo

Fotograma de la película soviética Pyshka (Bola de sebo) de 1934
La mujer, una de esas llamadas galantes, era célebre por su precoz gordura, que le había valido el sobrenombre de Bola de Sebo. Baja, redonda por todas partes, gorda a reventar, con dedos hinchados, estrangulados en las falanges, semejantes a rosarios de pequeñas salchichas, de piel brillante y tensa, un pecho enorme que resaltaba bajo el vestido, era todavía apetitosa y buscada, pues su frescura era agradable a la vista. Su rostro era una manzana roja, un pimpollo de peonía pronto a brotar; y en todo eso se abrían, arriba, dos ojos negros. magníficos, sombreados por grandes pestañas espesas que ponían una sombra dentro de ellos. Abajo, una boca encantadora, angosta, húmeda para el beso, adornada por dientes brillantes y menudos.
Poseía, además, según se decía, cualidades inapreciables.”
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En el desolador escenario de la derrota francesa en la guerra franco prusiana de 1870 se desarrolla un drama que tiene como protagonista a Elisabeth Rousset más conocida como Bola de sebo, una mujer de la vida galante en la ciudad de Ruan.
Este relato publicado en 1880 por Guy de Maupassant, nueve años después de finalizada la guerra, cuenta un hecho donde intervienen directamente diez personajes que en determinado momento se ven a merced de un militar prusiano.
En un coche que huye de la ciudad invadida, viajan unas personas que representan en mayor o menor medida la sociedad de una ciudad secundaria: la nobleza, la pequeña burguesía, la iglesia, los marginales. Cada uno de ellos tendrá un papel en el drama que se escenificará en una posada adonde llegará el coche después de un largo viaje. En ese lugar empezará el asedio por parte de un oficial prusiano y de siete de los viajeros sobre la voluntad y el patriotismo de Bola de Sebo.
Su profesión la hace odiosa, pero su generosidad la acerca durante un breve tiempo a ellos. Las circunstancias la convierten paradójicamente en salvadora para luego ser devuelta al lugar donde la mala conciencia de sus acompañantes la ha ubicado siempre.
La pluma de Maupassant, un escritor que supo analizar con habilidad el comportamiento humano, retrata nítidamente la forma en que los principios morales se aplican o no según convenga. Una situación que puede repetirse en cualquier sociedad contemporánea donde los prejuicios siguen tan vigentes y virulentos como en el lejano siglo XIX. La diferencia está en que los rechazos han cambiado de forma y de color adquiriendo el eufemístico aspecto de lo que se ha dado en llamar políticamente incorrecto.

viernes, 4 de mayo de 2018

La voz humana

“...Hablo, hablo; creo que nos estamos hablando como de costumbre y después de repente se me presenta la verdad ...... (Lágrimas) ...... ¿Para qué hacerse ilusiones? ...... Sí ...... sí ...... ¡No! En ese tiempo se veía uno. Podía perderse la cabeza, olvidar las promesas, arriesgar lo imposible, convencer a los que uno adoraba besándoles, aferrándose a ellos. Una mirada podía cambiarlo todo. Pero con este aparato, lo que se acabó, se acabó ......”
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En 1930, hace casi noventa años el polifacético artista Jean Cocteau escribió esta pequeña obra maestra que fue estrenada en París por la actriz Berthe Bovy en la Comédie Française. Desde entonces actrices de gran calibre como Ingrid Bergman o Anna Magnani han dado aliento a este monólogo para comunicar todas las emociones que cualquier ser humano que se halla visto en una situación semejante conoce muy bien: una persona que a pesar de ser consciente de la ruptura de su relación declara abiertamente un amor incondicional.
Toda la angustia de una mujer que sabe que su relación ha terminado se refleja en una conversación telefónica que ilustra con claridad sus sentimientos y los de la persona a quien no intenta convencer, pero de quien está completamente enamorada. Con la voz desgarrada por la emoción cuenta las trampas y pequeñas mentiras que se dice a sí misma y a su interlocutor para lograr remontar la sima depresiva en la que se halla.
No es casual que la conversación sea interrumpida por las fallas del teléfono o las interferencias; así es la comunicación entre la gente.
Leer este texto no le tomará más de media hora a un lector promedio, sin embargo puesto en escena dura mucho más porque es en el escenario donde las palabras adquieren toda su dimensión por cuenta de los silencios, de las expresiones del rostro y los movimientos del cuerpo que acompañan a ese fenómeno compuesto de aire y espíritu que es una voz humana.
En esta época de grandes avances tecnológicos sigue produciendo el mismo desasosiego, como en la década de los años treinta, una comunicación precaria e incierta que al fin y al cabo, y en muchas ocasiones, no depende de los medios que se utilizan para establecerla, sino de la voluntad.

viernes, 27 de abril de 2018

Santuario

La estrecha escalera giraba sobre sí misma en una sucesión de tramos mezquinos. La luz, que en cada piso se filtraba por delante a través de una puerta con una pesada cortina y por detrás a través de una ventana con la persiana bajada, creaba en todos ellos una sensación de fatiga. Era una luz exhausta, fúnebre, completamente agotada, con la prolongada fatiga de un agua estancada a la que no llegan ni la luz del sol ni los ruidos llenos de vida que la acompañan. Había también un olor insidioso de comida atrasada, con resabios de whiskey, e incluso Temple, a pesar de su ignorancia, se sintió sumergida en fantasmal promiscuidad con la ropa interior, con los discretos susurros de los cuerpos ajados, tan inexpugnables como frecuentemente sitiados, que ocultaban las puertas silenciosas que iba dejando a sus espaldas.
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En 1931 William Faulkner escribió Santuario una novela que, en los últimos años de la Prohibición en Estados Unidos, relata una compleja historia que incluye entre otras cosas una violación y unos asesinatos.
Todo comienza con la llegada de la estudiante de secundaria Temple Drake y Gowan Stevens, su acompañante, al lugar donde Lee Goodwin, un ex soldado, destila licor clandestinamente.
El acoso y la violencia, de los que la adolescente será objeto, no los podrán evitar ni Ruby Lamar, la compañera del destilador, ni Tommy el único hombre que intenta ayudarla.
Popeye, el gánster que distribuye el licor que allí se produce, es el más agresivo, a pesar de su tamaño, y será quien la secuestre confinándola en el prostíbulo de miss Reba en Menphis; pero allí las cosas se acaban de complicar por cuenta del peculiar comportamiento de Popeye y la actitud errática de Temple.
Simultáneamente a la llegada de Popeye y la muchacha a Menphis, Lee Goodwin es detenido y acusado de asesinato y en el pueblo adonde es llevado, Horace Beenbow, el abogado que se ofreció a defenderlo, tiene que enfrentarse con la oposición y el rechazo encabezado por las mujeres por su ayuda al acusado y a la esposa de éste a quien tildan de prostituta.
El licor, la sexualidad reprimida, la opresión de las mujeres o la influencia nefasta que pueden tener éstas cuando ponen en juego el poder de sus prejuicios son algunos de los elementos que utiliza Faulkner para armar esta novela.
Pero más importante que la violencia inmersa en la obra y de las patologías sociales que se describen es la manera como se cuentan los hechos. Faulkner no es un escritor generoso, entrega, poco a poco, los medios para que se reconstruya la historia mediante una profusión de metáforas, giros idiomáticos y un sabio manejo del tiempo que impulsan al lector a convertirse en un participante activo del relato.
Leer a Faulkner no es sencillo, pero cuando se lee una de sus obras se tiene la seguridad de estar frente al trabajo de uno de los grandes autores del siglo XX.

viernes, 20 de abril de 2018

Estupor y temblores

"A menudo, las actitudes más incomprensibles de una vida tienen su origen en un deslumbramiento de juventud: de pequeña, la belleza de mi universo japonés me había impactado tanto que todavía me alimentaba con aquella reserva afectiva. Ahora tenía ante mí la evidencia del despreciable horror de un sistema que negaba todo lo que tanto había amado y, no obstante, seguía siendo fiel a sus valores, en los que ya no creía."
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En Estupor y temblores la novela de Amélie Nothomb la brecha cultural entre occidente y el extremo oriente se evidencia desde el principio cuando Amélie, una mujer belga, entra a trabajar en Yumimoto, una enorme compañía japonesa radicada en Tokio, donde su formación le impide interpretar adecuadamente la conducta de sus compañeros. Aunque tenga a su favor el conocimiento del idioma y la fascinación por ese país es incapaz de entender qué se espera de ella, como mujer y como occidental. A consecuencia de sus múltiples “errores” se verá degradada cada vez más a trabajos que no se corresponden con su capacidad y conocimientos. Claramente se ve que no hablan el mismo lenguaje: el de la sutileza de las actitudes y de las acciones.
Frente a Amélie se encuentra Fubuki, su jefe inmediato, una mujer que encarnará para Amélie las dos caras del Japón: la belleza y la fealdad de su estructura social, donde según todos los indicios no hay un lugar definido para una mujer europea.
En esta obra de 1991 se nos presenta una imagen que contribuye a consolidar la idea que se tiene de un país cuya escala de valores se ha desarrollado paralelamente a la civilización occidental.
La profunda estratificación de esta sociedad se refleja en los niveles que conforman la empresa Yumimoto donde el conducto regular se eleva a la categoría de dogma y cualquiera que intente subvertirlo será visto como peligroso o lo que es peor como anormal y donde el rechazo a la iniciativa individual alcanza una dimensión casi patológica.
Con esta novela se comprueba una vez más el gran peso que tiene la cultura sobre nuestro comportamiento. El análisis que hace la autora nos da un ejemplo de la magnitud de las diferencias que nos separan de otras maneras de pensar y de vivir, que pueden llegar a ser irreconciliables.

viernes, 13 de abril de 2018

American Psycho

Yo tenía todas las características de los seres humanos —carne, sangre, piel, pelo— pero mi despersonalización era tan intensa, se había hecho tan profunda, que la capacidad habitual para sentir compasión había quedado erradicada, víctima de un lento y decidido borrado. Me limitaba a imitar la realidad, tenía un tosco parecido con un ser humano y sólo me funcionaba un oscuro rincón del cerebro. Estaba pasando algo horrible y sin embargo no conseguía imaginar por qué —no lo podía determinar con claridad—. Lo único que me tranquilizaba era el sonido del hielo al echarlo en un vaso de J&B.”
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La década de los años ochenta se caracterizó por un florecimiento de la música pop y por la presencia mediática de un grupo humano característico en la escena financiera del mundo: el yuppie, cuyo perfil es fácilmente definible y al que Bret Easton Ellis retrata con crudeza en American Psycho, novela publicada en 1991.
Patrick Bateman, un joven adinerado de 26 años (admirador incondicional de Donald Trump), quien además trabaja en Wall Street, cuenta sus andanzas por los lugares más exclusivos y excluyentes de la ciudad de New York. Su mundo gira en torno a clubes y restaurantes de moda; sus intereses se centran en los costosos atuendos y los objetos que usan él y la gente que lo rodea. Todas sus descripciones están mediadas por las marcas que incluyen la música y el arte que consumen.
Bateman odia a casi todo el mundo y a pesar de su dinero y de tener un empleo bastante bien remunerado padece de una inseguridad patológica que lo acosa; reflejada en el cuidado excesivo de su apariencia, en su dependencia de las drogas y en su actividad secreta.
Que se puede hacer crítica social sin apelar al cliché de la lucha de clases lo demuestra Ellis con una narración novedosa que describe sin sutilezas la violencia que, imaginaria o real, lleva consigo el protagonista, ejemplo de todo un conglomerado que puede haber cambiado de nombre y hasta de métodos pero que sigue como siempre haciendo del dinero y el status su único objetivo.

viernes, 6 de abril de 2018

La "tournée" de Dios

“Todo el mundo se aborrece y murmura y calumnia, y cada individuo se atrinchera en sí mismo para poder descargar su odio sobre los demás. El bueno, es tonto; el malo, un monstruo; el que oculta la verdad, un hipócrita; el que la hace ostensible, un cínico. Frecuentar el trato de mujeres sin honor, es para la sociedad libertinaje; pero ir siempre del brazo de una sola mujer honrada significa ser un desgraciado sin atractivos. Si a un hombre se le ve en compañía de su hija nadie dejará de pensar que es su querida; pero si se hace acompañar de su querida siempre afirmará alguien que ella es su madre. Un hombre que vive solo es un egoísta, pero al que sostiene una familia dilatada se le tacha de pobre diablo. Si no tienes hijos te llamarán impotente; pero ten hijos, y asegurarán que son de un amigo, salvo cuando hablen de ese amigo, en cuyo caso dirán que son tuyos para reventar al otro. Al que triunfa se le considera como un bandido o un farsante y al que fracasa, como un miserable o un incapaz. El que ultraja es un canalla, pero el que se deja ultrajar es un cobarde. Si estás de acuerdo con los demás dirán que eres un tonto; si les compadeces te llamarán fatuo y engreído; si les discutes te odiarán, pero si te burlas de ellos con sarcasmos y risas afirmarán que eres un amargado. Rico, te despreciarán por burgués; pobre, te despreciarán por inútil. Si tratas bien a las mujeres eres un ingenuo; si las tratas mal eres un chulo. Si te separas de la mujer con quien vives jurarán que ella se ha ido con otro; si no te separas dirán que “el otro” entra en tu casa. Para la Humanidad, en fin, el hombre, cuando va con una mujer es un cornudo; cuando va con otro hombre es un pederasta y cuando va solo es un onanista.
“Todo es odio, rivalidad, furia, bilis y ácido clorhídrico.”
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Dios ha decidido volver a la tierra y se aparecerá en España. Después de hablar con el papa y de que la noticia haya dado la vuelta al mundo; después de las incredulidades y polémicas sobre la veracidad de tal noticia, Dios da inicio al acontecimiento más importante en la historia de la humanidad.
Pero las cosas no resultan como se esperaba: las multitudes desbordan toda previsión; las autoridades y personajes más relevantes no reciben un trato particularmente especial por parte de Dios, lo que tampoco sucede con la mayoría de la gente que lo aclama por donde pasa. Sin contar con que la actitud del aclamado empieza a ser como mínimo censurable con respecto a su sensibilidad para con los problemas de la humanidad.
Sus declaraciones sobre los dogmas y las cuestiones humanas también causan revuelo y al parecer Dios se quedará solo y quizá tendrá que admitir que su mayor error fue la creación del ser humano.
Que el humor es algo bastante serio lo demuestra Enrique Jardiel Poncela con La "tournée" de Dios, publicada en 1932, donde además de las situaciones absurdas en las que ubica a sus otros personajes: un periodista, un escritor, una actriz, un doctor mitómano, expone sus tesis sobre la política, la vida y la religión entre otras; pero este libro que es quizá el más serio de su obra no es un libro cuestionador ni proselitista según afirma el autor… como Dios, es neutral.

viernes, 23 de marzo de 2018

El año de la muerte de Ricardo Reis

“…la soledad no es vivir solo, la soledad es no ser capaz de hacer compañía a alguien o a algo que está en nosotros, la soledad no es un árbol en medio de una llanura donde sólo está él, es la distancia entre la savia profunda y la corteza, entre la hoja y la raíz.”
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En El año de la muerte de Ricardo Reis, novela publicada en 1984, José Saramago reviste a su personaje principal, uno de los heterónimos del poeta portugués Fernando Pessoa, de una existencia tangible. Nos presenta una parte de su historia y hace algunas referencias a otros seres que comparten su misma naturaleza, esos otros en los que habitó el poeta, o lo habitaron, para asumir su soledad, o para eludirla.
Fernando Pessoa acaba de morir y este acontecimiento le sirve de justificación a Ricardo Reis, un médico-poeta, para regresar de Brasil y establecerse de nuevo en su patria.
Con las noticias relevantes e intrascendentes que publican los periódicos en 1935-1936 Saramago reconstruye el entorno donde ubica a su personaje, que aparece como amigo de Fernando Pessoa con quien establece contacto y le sirve de interlocutor a pesar de ya estar muerto.
Siguiendo sus solitarios recorridos por Lisboa, en un momento de bastante inestabilidad política en Europa, conocemos tipos característicos, maneras de pensar, supersticiones y costumbres que sirven de telón de fondo a las intrigas amorosas de Ricardo Reis y a sus intentos de acomodarse a un país que mira desde la distancia del recién llegado. Una tarea que se le vuelve cada vez más difícil a medida que se evidencia su incapacidad de identificar su mentalidad clasicista con el mundo prosaico que se le presenta cada día.
Mezcla de historia, poesía y creación literaria esta obra es una lectura obligada para aquellos que admiren la complejidad de la obra de Fernando Pessoa.

viernes, 16 de marzo de 2018

El corazón es un cazador solitario

“En el pueblo había dos mudos, y siempre estaban juntos. Cada mañana, temprano, salían de la casa en que vivían y caminaban tomados del brazo por la calle en dirección al trabajo. Ambos amigos eran muy diferentes. El que encabezaba la marcha era un griego obeso y soñador. Durante el verano lucía camiseta de polo amarilla o verde, colgando suelta por atrás, y por delante metida de cualquier manera en los pantalones. Cuando el tiempo era más fresco se echaba encima un deformado jersey gris. Tenía un rostro redondo y grasiento, con párpados semicerrados, y sus labios esbozaban una sonrisa leve y estúpida. El otro mudo era de elevada estatura. En sus ojos había una expresión vivaz e inteligente. Vestía siempre de manera pulcra y muy sobria.”
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Así comienza la novela El corazón es un cazador solitario, publicada por Carson McCullers en 1940, donde son varios los personajes que se toman el escenario para protagonizar su historia en diferentes momentos.
Soñadores de todas las condiciones desfilan por esta obra que profundiza con lucidez en las emociones de sus personajes: desde una niña de catorce años hasta un viejo médico marxista que se identifica, aunque no completamente, con un activista que recorre los pueblos del Sur llevando a los trabajadores lo que él considera es la buena nueva. Desde un mudo que alberga un amor desmedido hasta una serie de personas en cuyas vidas los hechos cotidianos adquieren dimensiones catastróficas.
Todo esto sucede en un pueblo donde el tiempo pasa a un ritmo diferente. Donde las acciones de la gente están determinadas por acontecimientos que en otro lugar se manifestarían de distinta forma.
Con su maestría para contar historias Carson McCullers nos seduce con palabras que son capaces de describir una sinfonía de Beethoven escuchada por una niña o lo que pasa por la mente de un hombre que no puede hablar pero que es capaz de comunicarse con todos los que se le acercan menos con la única persona que le importa. McCullers no se apiada de nadie y mucho menos del lector que asiste al desmoronamiento de muchos sueños incipientes y a finales sorpresivos que se perfilan ya desde el comienzo de la novela.
En esta obra, que conmueve desde el título hasta la última frase, se plantean temas bastante delicados para la mentalidad de la época que consideraba las reivindicaciones sociales de todo tipo como asuntos en los que se comprometía la seguridad del Estado. Ejemplo de ello es la relación entre Singer y su amigo Antonapoulos que nadie en el lugar parece encontrar extraña o el trato inhumano e injusto que se le da a una población sin derechos casi dos décadas antes del movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos. O la posesión de armas de fuego por la gente del común.
Sin apelar a la sensiblería, sin tomar partido, la autora pone sobre la mesa asuntos que mueven la conciencia del lector poniéndolo frente a frente con sus creencias, prejuicios y convicciones.

viernes, 9 de marzo de 2018

El maestro de almas

“La vida no lo había preparado para rebelarse, sino para la obstinación, para la paciencia, para el esfuerzo, constantemente defraudado y vuelto a renovar, para la aparente resignación, que aumenta y concentra las fuerzas del alma.”
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En 1939 se publica en París la novela El maestro de almas de Irène Némirovsky (una escritora de origen judío nacida en Ucrania). Una obra que gira en torno a un tema tan actual hoy como en esa época: la xenofobia.
Dario Asfar llega a Francia con la esperanza de ejercer como médico. Marcado por una infancia de privaciones siente que el dinero es su necesidad primordial y su maldición pues nunca será suficiente para satisfacer las ansias que lo marcaron desde su nacimiento en un lugar desconocido de Crimea.
Tratará de integrarse en la sociedad que había idealizado. Pero esa sociedad no está abierta a los extranjeros a quienes delata su aspecto: el color de la piel, o la mirada ávida de quien padece los desgarrones que produce la miseria en el cuerpo y en el espíritu.
La necesidad lo lleva a convertirse en Maestro de almas; utiliza un tratamiento de su invención que él llama la “sublimación del yo”, inspirado en el psicoanálisis, para medrar por fin entre la gente que él admira pero que lo desprecia, que lo ve como un farsante al que se acude como último recurso.
Irène Némirovsky se arriesga en esta novela, como en otras de sus obras, a ser tildada de antisemita, al retratar unos personajes que se parecen al estereotipo del judío, tan utilizado en la literatura europea, pero que en realidad exponen crudamente el otro lado: el de la xenofobia que en cada época y en diferentes países adopta, según las circunstancias, nuevos enemigos.

viernes, 2 de marzo de 2018

La biblia de neón

“…todo el mundo se parecía tanto, en la manera de hablar y actuar, en sus gustos y sus odios. Si alguien detestaba algo, y era una persona como tenía que ser, todo el mundo debía detestar lo mismo. Si no lo hacías así, la gente te odiaba. En la escuela nos decían que debíamos pensar por nuestra cuenta, pero eso era imposible en el pueblo. Tenías que pensar como tu padre había pensado durante toda su vida, y eso era lo que todo el mundo pensaba”.
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En La biblia de neón, escrita por John Kennedy Toole a los 16 años y publicada póstumamente en 1989 (20 años después de su muerte), David, el personaje principal, recuerda los años que pasó en un pueblo pequeño y opresivo del sur de los Estados Unidos.
Mientras se aleja en tren de ese lugar, rememora su vida marcada sobre todo por la tía Mae, una mujer que llega del mundo exterior y altera para siempre, con su aspecto, sus vestidos y su exagerada coquetería, la vida aparentemente sencilla de la familia. Recuerda las circunstancias por las que pasaron: la pérdida de la casa; el abandono de la iglesia por falta de dinero con qué pagar la membresía; la guerra; sus años de colegio; la muerte de su padre; la aparente locura de su madre.
Nada es sencillo en ese lugar que además está marcado por los forcejeos entre las autoridades y el predicador o entre éste y las personas que contrarían sus rígidas normas de conducta.
Y cuando la situación para David y su familia se vuelve intolerable, la tía Mae anuncia que se irá y que él y su madre deberán seguirla más tarde. Un plan que falla cuando dos terribles sucesos obligan a David a dejar la población precipitadamente y a perder el contacto, quizá para siempre, con su tía.
Esta novela que desnuda la realidad, aparentemente tranquila de un pueblo, evidencia, entre otras cosas, como la ciega opinión pública es manipulada y conducida (en este caso por un predicador) para rechazar todo lo distinto, lo foráneo o lo extraño.